Los 194 kilómetros que cambiaron la historia del automóvil tienen nombre y apellido: Bertha Benz

Los 194 kilómetros que cambiaron la historia del automóvil tienen nombre y apellido: Bertha Benz
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"Viajar en coche eléctrico es una odisea". "No estamos preparados para viajar en coche eléctrico". "Son todo problemas". Con cualquiera de estas afirmaciones se podría haber quedado Bertha Benz en su día. Pero, por suerte, un día de 1888 decidió coger a sus muchachos, subirlos a algo que ya se podía llamar coche y demostrar que sí, que el automóvil era un opción genial para cubrir largas distancias.

Concretamente, Bertha Benz cubrió los 194 kilómetros que separan Mannheim y Pforzheim, localidades germanas entre Frankfurt y Stuttgart. Precisamente en esta última ciudad se rinde homenaje a Bertha. La mujer que demostró a su marido, Carl Benz, que su invento era de gran utilidad tiene su propio espacio en el museo que Mercedes-Benz ha levantado en Stuttgart.

"Vamos a Pforzheim a ver a la abuela"

A finales del Siglo XIX, Carl Benz era un ingeniero que trabajaba en encontrar nuevas formas de movilidad, algo que mejorara los carros tirados por animales. En 1885 consiguió dar vida a su primer automóvil, aunque no consiguió la patente hasta 1986 para su carro, entonces con tres ruedas y tracción en el eje trasero.

El matrimonio Benz hacía tiempo que venía las bondades del aparato pero nadie parecía estar realmente interesado en aquel artefacto. Dos años después, con su marido desanimado, Bertha Benz se propuso demostrar a todos los escépticos que aquel invento era útil y que podía revolucionar el mundo.

Conocedora de todos los beneficios que podía reportarle un viaje de larga distancia, Bertha aprovechó que no estaba su marido en casa para coger a sus dos hijos y empezar a cubrir la distancia que separaba Mannheim de Pforzheim. Cuando Carl llegó a casa se encontró la siguiente nota de su mujer: "Vamos a Pforzheim a ver a la abuela".

Por delante de Bertha, un reto mayúsculo: 194 kilómetros que ya son historia. De hecho, el camino de ida y vuelta que cubrió Bertha con sus dos hijos ahora se conoce como el Bertha Benz Memorial Route, un camino turístico que homenajea los 104 kilómetros de ida y 90 de vuelta que consiguió realizar y que se convirtieron automáticamente en el primer viaje de largo recorrido a bordo de un vehículo.

Por el camino, Bertha tuvo que tirar de numerosos recursos que más tarde le sirvieron para perfeccionar el vehículo a su marido. Además de numerosas paradas en boticas para conseguir ligroína, un compuesto derivado del petróleo con el que alimentaba el motor de combustión, la primera conductora de la historia tuvo que cubrir un cable con tela de una liga, desatascar una válvula con un alfiler del sombrero y arreglar el sistema de ignición con una pinza del pelo.

Todo ello le valió a Carl Benz para perfeccionar su automóvil, con el aviso de Bertha de que necesitaba desarrollar un sistema de eficaz de frenos. La solución llegó en forma de suela para zapatos, que pegada a la madera hacía de pastillas de freno.

Pero el gran logro de Bertha fue demostrar lo útil que podía ser aquel invento. En su recorrido de ida, la conductora tuvo que emplear doce horas e, incluso, empujar ella misma el artefacto por falta de combustible. Para la vuelta planificó mejor su ruta, con el objetivo de pasar por numerosas farmacias donde poder reponer la ligroína o espacios que le sirvieran de asistencia.

El viaje fue tan excepcional que la prensa no tardó en hacerse eco de la historia y, sobre todo, permitió levantar una expectación que animó a su marido a seguir desarrollando su vehículo. Hoy, Bertha Benz es la única mujer en el Salón de la Fama del Automóvil en Estados Unidos, un museo que se puede visitar en Detroit y que está justo al lado del Museo Henry Ford.

Para conocer mejor la historia de Bertha Benz, hay dos películas disponibles. La más actual es Bertha Benz: el viaje que lo cambió todo. Además, en 2011 se estrenó Carl & Bertha, en la que se narra el viaje y la historia de la pareja.

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