Localización del usuario en el móvil: Tres exigencias para fabricantes y operadoras

Localización del usuario en el móvil: Tres exigencias para fabricantes y operadoras
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¿Qué podemos esperar de los fabricantes de teléfonos y de las operadoras en lo que a la privacidad de la localización del usuario se refiere? Es el debate de fondo desatado por el culebrón del fichero con los movimientos del usuario en el iPhone, que ha servido, entre otras cosas, para que se empiece a escrutar lo que hace cada sistema operativo, con Windows Phone y Android también en el punto de mira. Si algo ha quedado claro de esta movida es que todos quieren que sus servicios de localización sean rápidos y eficientes y que para ello utilizan A-GPS, el cual precisa el dato de a qué celda telefónica se está conectado el usuario.

El problema y la polémica surgen de un cúmulo de falta de información, malentendidos sobre las intenciones y torpeza a la hora de ejecutar los mecanismos para optimizar los servicios de localización, sobre todo por parte de Apple. En todo lo relacionado con la privacidad la gran mayoría de usuarios está dispuesto a hacer concesiones si a cambio recibe un servicio que valor con una buena experiencia. Dos ejemplos de ello son el uso de los cajeros automáticos y de tarjeta (el banco sabe donde estamos y qué compramos) o el éxito de los servicios con redes sociales con Facebook y Tuenti a la cabeza (donde se comparte la identidad y hasta opiniones políticas, opciones religiosas y estado sentimental). ¿Qué exigencias para fabricantes y operadoras con la localización del usuario deberíamos plantear para que estas prácticas fuesen aceptables? En mi opinión son tres:


Opt in, Opt out

Si algo clave hay con la localización y la privacidad es que el usuario tenga el control y eso implica que pueda decidir cuando se guarda información de sus movimientos y cuando quiere que se deje de hacer. Ese es el primer pecado de las prácticas de Apple, que por mucho que el usuario quisisera deshabilitar los servicios de localización, se seguía construyendo el fichero con los movimientos.

Algunas voces estos días – aquí no puedo reprimirme, pero es que hay quien defiende a Apple cuando lo que hace es indefendible – trazaban comparaciones del tipo “se quejan de la privacidad gente que luego usa Foursquare”. ¡Claro! es que esa es la diferencia, cuando en un servicio se la información que comparto, cuando lo hago y con quién, manteniendo el control en todo momento, puedo decidir si acepto o no; muy distinto es el caso en que no se me permite elegir y, además, no sé que existe el fichero ni qué se guarda exactamente.

iPhone tracker


Guardar y compartir lo mínimo necesario para habilitar el servicio

Me encanta encender el teléfono y que me pueda localizar en menos de un minuto para consultar un mapa o adjuntar a una foto el lugar donde la hice, entiendo y asumo que para ello se comparte con el servicio la localización y la antena a la que estoy conectado. Donde encuentro que hay un problema es cuando para habilitar una funcionalidad se guardan muchos más datos de los necesarios. Aquí es donde encontramos de nuevo diferencias entre las prácticas de Apple (que guardaba un histórico completo) y otros sistemas que sólo almacenan las últimas localizaciones a modo de caché.

La compañía del iPhone ya ha asegurado que esto era “un bug” y que en próximas actualizaciones rectificarán para sólo almacenar los últimos movimientos.

Información, información y más información

Parte del escándalo proviene de la sorpresa. Nadie se queja porque su teléfono tenga un histórico de las llamadas, de hecho es algo que esperamos y valoramos, porque sabemos que está ahí. Es completamente diferente al caso de encontrarte con que el histórico es de los lugares en los que ha estado (por mucho que sean sólo las antenas de telefonía a las que se ha conectado) sin ser conscientes de que eso existe y como manejarlo. Y no, no vale eso de que “firmas las condiciones de 30 páginas y con eso das permiso para todo”, los usuarios tienen derecho a entender muy bien, de forma clara, qué tiene su teléfono, para qué y cómo pueden manejarlo.

Tanto las empresas fabricantes como las telecos han fallado en explicar esto bien y a tiempo, han dejado aparecer una corriente de opinión que ha exagerado los problemas de privacidad asociados al uso de un smartphone y eso repercutirá negativamente en el sector. Y deben darse prisa en solucionarlo porque, cuando los sectores no se autoregulan con prácticas que sean socialmente aceptadas siempre llega la institución de turno a regularlos y ese escenario puede ser mucho peor tanto para los fabricantes y telecos como para los propios usuarios.

Último punto, en Genbeta tienen un buen resumen de lo ocurrido y un análisis muy interesante: ¿Qué ocurre realmente con el rastreo de localización de Apple, Google y Microsoft en sus móviles?

Avatar de Antonio Ortiz

Antonio Ortiz es cofundador de WeblogsSL, la empresa que hace Xataka y en la que ejerce el cargo de director de Estrategia Online. Escribe habitualmente en su blog Error500 sobre internet y tecnología.

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