Un multimillonario de 45 años se ha empeñado en volver a tener 18. Este es su plan para lograrlo

Bryan Johnson (Dustin Giallanza)
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Bryan Johnson tiene 45 años, muchos millones y un sueño: tener 18. Y no, no es un sueño difuso, ni un deseo genérico. Johnson está convencido de que puede hacerlo y (con la ayuda de un equipo de treinta médicos especializados en medicina regenerativa) tiene como objetivo "demostrar mediante bioestadística una reducción del envejecimiento del 25% en los 78 órganos [de su cuerpo] para 2030". Así lo está intentando.

¿Quién es Bryan Johnson? Sí, será mejor que empecemos por esto. Con 30 años, Johnson creó Braintree, una compañía de gestión pagos. Fue un éxito rotundo y la vendió por unos 800 millones de dólares a Ebay en 2013.

Problemas en el paraíso startupil. Un "éxito rotundo" a nivel profesional, porque según cuenta él mismo, a nivel personal la cosa fue un desastre. Tras dejar Braintree, atravesó un periodo de profunda depresión que lo llevó al borde del suicidio. Fue entonces cuando descubrió la biotecnología.

Y con sus 800 millones bajo el brazo, Johnson se metió de cabeza en el mundillo biotecnológico (primero con una empresa de capital riesgo y, luego, con una de cascos para analizar la actividad cerebral) hasta convencerse de que en esos nuevos desarrollos estaban las respuestas a sus problemas: la ciencia podía rejuvenecerlo.

El "proyecto blueprint". Johnson contactó con Oliver Zolman, médico de medicina regenerativa de tan solo 29 años, y se pusieron manos a la obra. El objetivo no es peccata minuta: "tener el cerebro, el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones, los tendones, los dientes, la piel, el pelo, la vejiga, el pene y el recto de un joven de 18 años". Signifique lo que signifique eso.

Llevan un año trabajando en el proyecto y, gracias a que tenemos mucha información online, sabemos algunas de las claves del tratamiento: cosas como una dieta vegana de (exactamente) 1.977 calorías al día; una hora de ejercicio de alta intensidad al día, tres veces en semana; o irse a dormir todos los días a la misma hora (después de dos horas con unas gafas que bloquean la luz azul, eso sí).

¿Tiene esto algún sentido? Poco, la verdad. No porque no haya intervenciones sencillas que puedan mejorar la esperanza de vida (o reducir el estrés oxidativo) sino porque este tipo de experimentos, alejados de los ensayos clínicos al uso (y de los que tanto hemos hablado durante la pandemia), tienen muy difícil ser algo más que "la última locura" de un señor con mucho dinero y tiempo libre.

No obstante, es importante aclarar que no se trata de una idea sin ninguna conexión con la realidad. Si examinamos los datos, procedimientos y métricas del proyecto, vamos que se usa bastante investigación reciente. Eso no quiere decir que su propuesta sea sólida (pasar de la investigación básica a las recomendaciones clínicas es algo terriblemente difícil), pero sí parece interesante  como vía para que llegue nueva financiación a toda esta incipiente rama de la medicina regenerativa.

Hay toda una ciencia trabajando en esto. Porque, como recordaba Antonio Ortiz,  sí hay "líneas de investigación" serias que "promueven el envejecimiento saludable y en su versión más despegada de la realidad, el rejuvenecimiento". Algunos de los principales expertos del mundo en esta materia son, de hecho, españoles con Juan Carlos Izpisúa y María Blasco a la cabeza.

Aún estamos lejos del futuro en el que quiere vivir Bryan Johnson. Pero ese futuro está cada vez más cerca.

Imagen | Dustin Giallanza (vía Blueprint Project)

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