Los casos de tosferina se han multiplicado por diez en el continente. La Unión Europea ha tenido que dar la voz de alarma

2024 está siendo el año de la tosferina. Aún está dentro de lo controlable, pero si no hacemos algo dejará de estarlo

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A mediados de 2023, una lactante en el primer mes de vida murió de tosferina. Es algo rarísimo en España. De hecho, es algo rarísimo en la Unión Europea. Pero, desde luego, no era una anécdota. En los últimos 16 meses, los países de la Unión Europea han notificado casi 60.000 casos de tosferina. Eso son diez veces más que los notificados en 2022 y 2021.

Una epidemia silenciosa. Hoy, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) acaba de dar la voz de alarma ante una epidemia que ha recibido mucha menos atención de la que se merecía.

¿Qué es la tosferina? Por tosferina nos referimos a "una infección bacteriana aguda causada por Bordetella pertussis o por Bordetella parapertussis, patógenos exclusivamente humanos que pueden afectar a individuos de todas las edades". Se trata de una enfermedad altamente contagiosa especialmente peligrosa en bebes y niños de corta edad.

Durante buena parte de 2020, 2021 y 2022, las medidas de distanciamiento social de la pandemia mantuvieron a la B. pertussis en mínimos históricos. En 2023, la enfermedad volvió, pero de forma más bien modesta. En 2024, hemos visto una explosión sin demasiados precedentes.

No tanto por los números absolutos (incluso en países con una alta cobertura, la tosferina tiene brotes muy irregulares y en este siglo hemos visto brotes peores), sino porque se está produciendo fuera de los meses en los que es más habitual sufrir brotes de la enfermedad.

Cómo frenar la epidemia. Como explicaba Stella Kyriakides, comisaria de Salud de la UE, "es una enfermedad grave, especialmente en los bebés", pero "tenemos vacunas seguras y efectivas que pueden prevenirlo". No para prevenir las infecciones, eso sí. La vacuna contra la tosferina no es esterilizante: no impide la circulación del virus, pero sí evita una enorme cantidad de casos graves y fallecimientos.

Lo que señalan estas cifras, como apunta el ECDC, es que hay que "reforzar los programas de vacunación y a lograr y mantener una alta cobertura de vacunación" (de un inyectable que, por lo demás, pierde eficacia con el tiempo). Este es el motivo por el que los pediatras llevan años pidiendo -- sin demasiado éxito -- que se añadan nuevas dosis al calendario vacunal

¿Deberíamos preocuparnos? Hace unos meses, decíamos que no. No parecía que hubiera ninguna "gran novedad en el frente" y la situación no ha cambiado en términos generales. Como decíamos, la variabilidad de los brotes de tos ferina ha sido muy alta. De hecho, desde hace casi 40  años, los investigadores han detectado un crecimiento de la enfermedad. En España sin ir más lejos, desde 2010, los casos por cada 100.000 habitantes se multiplicaron por seis.

A todo eso, hay que sumar el efecto pospandémico. Sin embargo, el aviso del ECDC no debería caer en saco roto porque no debemos olvidar que la tos ferina es un enorme problema de salud pública. Como hemos dicho muchas veces, las grandes epidemias no suelen ser provocadas por enfermedades completamente nuevas; sino por viejas conocidas que aprender a superar los muros que las contienen.

Imagen | Carlos Reusser

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