La premisa es dramática: puedes vivir días sin agua ni comida, pero solo unos minutos sin respirar. Ante este panorama, ¿cómo puede ser que no le prestes la atención adecuada a un gesto tan necesario? Existen mil y una fuentes que abordan esta cuestión: blogs de fitness, libros de autoayuda, directrices de artes marciales, recomendaciones de instructores... Ante un contexto tan abrumador, nadie se cuestionaría la importancia de controlar la respiración. ¿O sí? ¿Apoyan la evidencias tamaña relevancia o es una moda más? Hoy repasamos lo que sabemos de uno de los "mantras" más repetidos en el universo de lo saludable: aprender a respirar.
¿Cuáles son los supuestos beneficios de respirar por la nariz?
En el auge por lo saludable, acciones tan comunes, y necesarias, como respirar no han pasado desapercibidas a ese compendio de trucos y consejos para "vivir mejor". De hecho, empezando por lo que sabemos, la respiración ha sido objeto de estudio científico desde el siglo XVIII, o puede que antes, tal y como recogen desde el Laboratorio de Fisiología Respiratoria Experimental, Teórica y Aplicada de la Facultad de Medicina de Grenoble. Existen ciertos patrones que, lejos de ser aleatorios, pueden relacionarse con la salud de una persona. ¿Quiere decir eso que podemos cambiar nuestra respiración para mejorar nuestra salud?
Aunque en el anterior estudio no se habla de los orificios por donde entra y sale el aire, repetido en todos los discursos se encuentra la necesidad de respirar por la nariz, y no por la boca. Hasta donde sabemos, en el mundo de la medicina se afirma que respirar por la nariz permite calentar el aire antes de llegar a los pulmones, facilita que se humedezca y ayuda a filtrar las partículas. También ayuda a oler, por supuesto, y, bien realizado, afirman, ayuda a la respiración con el diafragma y a la correcta colocación de la lengua.
Además, los profesionales del fitness defienden que respirar por la nariz ayuda al rendimiento deportivo, y hasta algunos investigadores, entre los más famosos Konstantin Buteyko. Este doctor ucraniano pensaba que numerosas enfermedades están causadas por una hiperventilación crónica.
Para resolverlo, propuso el uso de técnicas de reeducación respiratoria. Actualmente, el método Buteyko sigue empleándose en ciertos círculos, especialmente contra el asma, donde existen algunos estudios que afirman un resultado positivo. Por tanto, controlar adecuadamente la respiración, y no solo lo de respirar por la nariz, sino también su ritmo y flujo, según expresan sus defensores, puede ayudar a mejorar el descanso por la noche, reducir las consecuencias del asma, y hasta mejorar el rendimiento deportivo. Pero no nos quedamos ahí. Existe otra serie de afirmaciones que proclaman a los cuatro vientos las bondades de respirar por la nariz.
El caso del NO al respirar por la nariz
Para muchos defensores del control de la respiración por la nariz, el monóxido nitroso, o NO, es un claro ejemplo de los beneficios que tienen sus técnicas. Y es que, sabemos desde hace tiempo que este gas se produce en la cavidad nasal. También sabemos desde hace años que una pequeña proporción se absorbe. Lo más interesante es que esta molécula ha demostrado tener efectos beneficiosos, sí.
Por ejemplo, el NO tiene efecto vasodilatador con capacidad de relajar las capas musculares del endotelio, actúa como neurotransmisor en el cerebro y es producido por numerosas células con diversísimas funciones fisiológicas. De esta forma, los beneficios han sido relacionados por profesionales de la medicina, a lo largo de los años, con diversas terapias y pseudoterapias que aprovechan estos conocimientos y atribuyen, a veces, propiedades cuasi mágicas al NO (hasta se ha postulado como protector contra la COVID-19).
Sin embargo, como ocurría con todo lo que ya hemos mencionado, estamos ante un caso de correlación sin evidencia: no existe ningún consenso científico que demuestre que el NO producido por la nariz tenga una relación beneficiosa significativa con nuestro cuerpo. En todo caso, es muy poquito y el resto del cuerpo lo produce cuando lo necesita. Es más, existen diversos metaanalisis que han demostrado que inhalar NO externo no produce ningún tipo de beneficio significativo.
Respirar por la boca te deforma la mandíbula... si eres un mono o un niño
Existen diversos estudios que han comprobado que respirar por la boca durante la etapa de desarrollo puede llevar a una deformación de los tejidos. Esto se ha comprobado en monos Rhesus y se ha hipotetizado en niños. Los mecanismos son complejos y difíciles de comprender. Algunos están relacionados con el propio esfuerzo respiratorio, con el flujo de aire o con el factor oxidativo. En cualquier caso, existe la posibilidad de una deformación facial asociada a respirar por la boca durante los primeros meses de vida.
¿Ocurre con los adultos? No. De hecho, los tejidos ya están desarrollados y no se deformarán por respirar por la boca. En general, los pocos estudios que hablan de las consecuencias de respirar por la boca, tanto si son positivos como negativos, son con una muestra pequeña, anecdóticos o no concluyentes. Lo mismo ocurre con respirar por la nariz, en casos normales, donde no hay razón para temer una deformación de la mandíbula.
Por fin algo bueno: respirar por la nariz estimula tu cerebro
Sí que hay una razón positiva para respirar por la nariz en vez de por la boca, ayuda a nuestro cerebro. En concreto, a la memoria. Curiosamente, existen evidencias de que respirar por la nariz, y su asociación a los olores, ofrece beneficios a nivel neurofisiológico y neurológico. En concreto, ayuda a estimular adecuadamente las neuronas del hipocampo y el córtex prefrontal, tal y como demostraron estos investigadores del Departamento de Anatomía y Neurobiología del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Tennessee.
En este otro estudio de la Universidad de Corea, se lanza la hipótesis de un posible mecanismo al respecto, relacionado con la saturación de oxígeno como interruptor para diversas funciones cognitivas. Además del oxígeno, los olores son potentes disparadores de la actividad cerebral. Es uno de los sentidos más desarrollados en primates y está directamente relacionado con los procesos de aprendizaje, por lo que su relación con la plasticidad neuronal parece lógica y concuerda con los estudios que lo avalan.
Entre la falta de evidencia y la correlación
Como hemos visto en los casos anteriores, en realidad, y a pesar de que muchas personas, inclusive periodistas de ciencia, investigadores de diversas áreas o profesionales del fitness se reafirman con contundencia sobre los beneficios, lo cierto es que existen pocos o ningún resultado que cierre un consenso al respecto de lo bueno que es respirar por la nariz. Los que existen, por otro lado, no están relacionados de forma directa con estas afirmaciones.
Por ejemplo, si bien hay algunos estudios que ofrecen resultados positivos a la hora de tratar el asma con el método Buteyko del que hablábamos al comienzo, por ejemplo, estos no pasan los estudios más rigurosos o metaanálisis, lo que pone en tela de juicio las afirmaciones de este doctor y su validez. ¿Por qué se ha anotado una mejora en el asma de los pacientes tratados con este método, entonces? Puede ser por muchas cosas: por factores psicológicos, sesgos de confirmación o por mecanismos fisiológicos que no conocemos.
En otras palabras, en esto de la respiración podría haber una correlación, pero no existe causalidad. Otros estudios, como este llevado a cabo por investigadores del BCN MedTech, sirven para afirmar que no respiramos bien. Sin embargo, no hay ninguna razón para pensar que esto puede tener una consecuencia negativa. Es un estudio muscular y de volumetría, postural, pero no de las consecuencias en salud que esto puede tener. Aun así, hay quien asume y utiliza estos estudios para reafirmar su hipótesis sin una evidencia sólida.
En fitness, la cuestión es aún más difícil. En primer lugar, muchas de las afirmaciones se basan en premisas injustificadas mezcladas con valores e hipótesis parcialmente válidos. Por ejemplo, sabemos que hay un efecto en el rendimiento deportivo basado en el patrón respiratorio, la concentración y tolerancia al CO2, etc. Sin embargo, esto ocurre en situación de estrés deportivo. ¿Tiene sentido considerar los mismos valores en una situación normal? Por el momento no hay datos que así lo avalen. Por tanto, para una persona normal, en una situación normal, no existen evidencias científicas que afirmen contundentemente que respirar por la nariz y controlar la respiración tenga los beneficios que se les atribuye.
En conclusión: respirar por la nariz es bueno, pero no la panacea
Algunas cosas están claras: respirar por la nariz y trabajar el control de la respiración puede ayudarnos a mejorar el ritmo de la respiración durante el ejercicio, filtrar las partículas y humedecer el aire que entra y estimular algunos mecanismos neurológicos. ¿Y el resto de los beneficios? Pues podrían estar ahí o no. Dejando de lado todos aquellos que no han superado la puesta a prueba de la ciencia, claro.
En definitiva, aprender a respirar podría tener algunas cosas buenas, pero, ni de lejos, las que se atribuyen casi mágicamente a esta técnica. Para poder hacerlo, primero, debería existir suficiente experimentación, que no la hay por lo complicada que resulta. En segundo, las evidencias deben ser más que anecdóticas y no pueden limitarse a razonamientos y correlaciones, sino que deben sustentarse con hechos.
Por otro lado, aprender a respirar por la nariz y a un ritmo no tiene, en principio, ningún perjuicio y sí algunos beneficios. En tal caso, solo queda preguntarnos "¿por qué no probarlo?". Al fin y al cabo, lo único que podríamos sacar de esta práctica es algo bueno, y, en el peor de los casos, nos quedaremos como estábamos.
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