Trata de visualizar la cara de tus padres, la casa de tu infancia, tus últimas vacaciones en la playa. Intenta recordar e imaginar la última película que viste. ¿No resulta muy complicado, no? Pues existen personas que no pueden hacerlo, que son incapaces de visualizar la cara de su mejor amigo, ni siquiera su propia casa. No pueden recordar imágenes de objetos o personas familiares con su "ojo mental". De hecho, no tienen uno.
Esta incapacidad de recordar imágenes se llama afantasía y marca una diferencia brutal en la forma en que la gente ve el mundo. Se trata de un fenómeno que lleva investigándose apenas unos años y que cada vez cobra más fuerza en el mundo de la medicina.
¿Qué es? El nombre fue acuñado en 2015 por el profesor Adam Zeman, neurólogo cognitivo y conductual de la Universidad de Exeter. Este médico conoció esta anormalidad por primera vez cuando lo remitieron a un paciente que había "perdido" sus imágenes visuales después de una operación cardíaca. Su mundo visual se perdió después de aquello, siendo incapaz de visualizar nada en su cabeza, ni recordar imágenes.
Durante los 16 años transcurridos desde ese primer paciente, el Dr. Zeman y sus compañeros han escuchado de más de 12.000 personas que dicen que no tienen tal cámara mental tampoco. De hecho, los científicos estiman que decenas de millones de personas comparten la afección, a la que han llamado afantasía. ¿Es una enfermedad? "Hasta donde yo puedo ver, esto no es un trastorno. Es una variación intrigante de la experiencia humana", decía el Dr. Zeman, en este reportaje de The New York Times.
Una vida sin imágenes. Curiosamente, el equipo empezó a recibir correos electrónicos de lectores que tenían la misma experiencia pero que diferían de aquel primer paciente en un factor importante: nunca habían tenido ese “ojo” de la mente. Ni siquiera recordaban haber tenido uno en toda su vida, lo que sugiere que habían nacido sin él. Sin embargo, tampoco tenían muchos problemas para recordar las cosas que habían visto. Cuando se les preguntaba si las agujas de los árboles de pino o de pasto son de un tono más oscuro o claro de verde solían responder correctamente.
Y sin embargo, a las personas con afantasía no les va tan bien como a los demás a la hora de recordar detalles de sus propias vidas. Algo que puede explicar que “revivir” nuestras propias experiencias, conocidas como memoria episódica, y no recordar hechos sobre el mundo dependa más del "ojo de la mente".
Una comunidad más grande. Existen tantas personas con esta característica mental que existe un sitio web llamado Aphantasia Network que se ha convertido en un centro para personas con la afección y para los investigadores que las estudian. Los visitantes del sitio pueden realizar una encuesta psicológica online y unirse a foros de discusión sobre temas que van desde los sueños hasta las relaciones. Hasta ahora, más de 150.000 personas han realizado las encuestas y más de 20.000 tenían puntuaciones que sugerían afantasía.
“Este es realmente un fenómeno humano global. He oído de gente desde Madagascar hasta Corea del Sur y California", decía su creador, Thomas Ebeyer. Su encuesta ha revelado cómo la afantasía puede extenderse más allá de la visión a otros sentidos. "Si te pidiera que imaginaras tu canción favorita, la mayoría de la gente puede escuchar la música en su mente, mientras que yo no puedo", explicaba.
Algo hereditario. Según un estudio, las personas con afantasía son más propensas a tener un pariente cercano (padre, hermano o hijo) que también tiene dificultades para visualizar imágenes. Pero una de las razones por las que la afantasía puede haber pasado tanto tiempo sin nombre y sin estudiar es porque no es necesariamente un problema.
Si bien hace que dibujar objetos con la imaginación sea imposible y las estrategias de visualización no se pueden utilizar para memorizar, existen otras formas de representar la información mentalmente. Algunas personas usan palabras o símbolos, otras informan que tienen un buen "oído mental" o "nariz mental" en lugar de un "ojo mental", o dicen que tienen imágenes cinestésicas (basadas en el movimiento).
De ciencias y matemáticas. Además, la manera en la que empleamos nuestra mente puede ejercer una influencia grande en el curso de la vida de las personas. El mismo estudio revelaba que las personas con afantasía tenían más probabilidades de tener un trabajo que involucrara ciencias o matemáticas. El pionero del genoma Craig Venter incluso afirmó que la afantasía lo había ayudado como científico al eliminar las distracciones. Pero hay excepciones. Charles Darwin dejó escritos que insinuaban tener hiperfantasia, lo contrario a esta afección: cuando una vez le pidieron que recordara los objetos que habían estado en la mesa del desayuno esa mañana, dijo que eran "vivos como si tuviera fotos de ellos delante”
Tampoco son relegados del monopolio del trabajo creativo. Ed Catmull, el expresidente de Pixar, anunció que tenía afantasía en 2019. Para el común de los mortales, acostumbrados a ver las cosas en nuestra cabeza, la afantasía puede parecer una condición limitadora. Pero la investigación sugiere que incluso puede tener algunas ventajas.
Más resistentes a las emociones. Otro experimento sugería que el ojo de la mente actúa como un amplificador emocional, fortaleciendo tanto los sentimientos positivos como los negativos producidos por nuestras experiencias. Las personas con afantasía pueden tener esos mismos sentimientos a partir de sus experiencias, pero no los amplifican más a través de imágenes mentales.
Para demostrarlo realizaron un experimiento en el que se monitorizaba la piel de varias personas al visualizar imágenes violentas y aterradoras. Cuando sucede esto, la piel tiende a volverse más conductora. Pero la de las personas con afantasía no lo hicieron.
Y lo opuesto, la hiperfantasia. Existe, sin embargo, lo opuesto a este fenómeno. Los investigadores también fueron contactados por personas que tenían visiones intensamente fuertes, una condición que los científicos llamaron hiperfantasia. Joel Pearson, un neurocientífico cognitivo de la Universidad de Nueva Gales del Sur explicaba que "es como tener un sueño muy vívido y no estar seguro de si fue real o no. La gente ve una película y luego puede volver a verla en su mente, y es indistinguible".
Según sus encuestas, estiman que el 2,6% de las personas tiene hiperfantasia y que el 0,7% tiene afantasía. La pregunta es si somos conscientes de que podemos pertenecer a alguno de estos grupos y no nos los hemos preguntado nunca.
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