El alcohol se está convirtiendo en todo un problema en Qatar, que acoge el Mundial de Fútbol en las próximas semanas. Tal y como hemos comentado en Magnet durante estos días, es la primera competición de semejante envergadura celebrada en un país de mayoría musulmán, donde el alcohol está prohibido para los ciudadanos, al igual que su consumo en las calles.
Aún cuando se pensaba que los aficionados y visitantes iban a poder hacerlo en lugares apartados, el país ha decidido que se prohibirá la venta de cerveza en los puntos que había designados, aumentado las tensiones entre los patrocinadores, la FIFA y Qatar.
Adiós a la cerveza. Parece impensable que a unos días del inicio de los partidos, los funcionarios hayan decidido que las únicas bebidas que estarán a la venta para los aficionados serán sin alcohol. Este cambio radical podría violar un acuerdo de patrocinio multimillonario de la FIFA con Budweiser. Y también es un revés para el organismo rector del fútbol que ha visto como en Qatar no tiene apenas poder de decisión.
"Tras las conversaciones entre las autoridades del país anfitrión y la FIFA, se tomó la decisión de centrar la venta de bebidas alcohólicas en el FIFA Fan Festival, otros destinos de aficionados y lugares con licencia. Se eliminarán los puntos de venta de cerveza de los perímetros del estadio de la Copa Mundial 2022 de Qatar", anunciaba la FIFA.
¿Qué supone? Que la FIFA, que ya fue fuertemente criticado por su decisión de llevar el torneo a Qatar, ya no puede tener el control total de las decisiones importantes relacionadas con su evento. Recordemos que hace una década el organismo presionó a Brasil para pedirle al gobierno brasileño que cambiara una ley para permitir la venta de cerveza en los estadios, una práctica prohibida en Brasil desde 2003.
No está claro, además, por qué han tomado la decisión ahora y no en los 12 años que han tenido desde que ganaron los derechos a albergar la competición. Hasta hace poco, los organizadores decían que encontrarían un término medio entre los gustos de los aficionados occidentales y la cultura conservadora de Qatar. Incluso el Gobierno dijo: "Cuando se trata de alcohol, la hospitalidad es parte de nuestra cultura, incluso si el alcohol no lo es. Habrá áreas designadas donde se servirán bebidas”.
La familia real se opone. La decisión de prohibir la cerveza se produce una semana después de un edicto anterior de que docenas de carpas rojas de cerveza con la marca Budweiser se debían trasladar a lugares remotos y discretos en los ocho estadios del Mundial, lejos de donde pasaría la mayoría de las multitudes que asisten a los partidos. Algo que ya enfadó a Budweiser, que paga a la FIFA 75 millones de dólares en cada evento por esas carpas y que suplicaba mantenerlas reubicándolas en otros lugares.
Pero se cree que el cambio reciente se debe al jeque Jassim bin Hamad bin Khalifa al-Thani, hermano del emir gobernante de Qatar y miembro de la realeza más activo en la planificación diaria del torneo, quien dijo que no era algo negociable.
Una nación casi seca. Tal y como hemos contado en Magnet en este otro artículo, el país musulmán conservador no prohíbe por completo el alcohol para los visitantes, pero su venta y consumo están estrictamente controlados. Por lo general, el alcohol solo se permite en un puñado de hoteles y restaurantes con licencia específica y lejos de la vista de la calle. Para entrar en detalle sobre los arreglos de la competición, hay que conocer cómo funciona el Código Penal de Qatar, ley que el país ha aceptado ignorar durante el evento y que establece penas de hasta seis meses y multas de hasta 800 euros a quien beba alcohol en un lugar público o sea hallado borracho en la calle y moleste a otros.
En realidad, antes del Mundial sí se servía alcohol a extranjeros, pero sólo en algunos hoteles, donde una cerveza cuesta casi 18 euros. De hecho, no es accesible para cualquiera. Para poder comprar, el trabajador debe llevar una carta de su empresa autorizándole a beber y en ocasiones presentar la nómina porque hay que superar un umbral de ingresos.