Se vende remoto pueblo de Segovia por 180.000 euros. Solo por lo que muestra en Google Maps ya merece la pena

Matandrino lleva tiempo vacío, pero en Google Maps sus caminos están llenos de personajes peculiares

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Hubo un tiempo en el que llamaba la atención encontrarse con pueblos remotos en venta. Toda una localidad con sus casas, patios, cercados y huertas lanzadas en lote al mercado inmobiliario como la máxima expresión de la España vaciada. Ya no. Con los años se han sucedido tantos ejemplos, y tan pintorescos, que los anuncios de castillos, islas y demás geografía patria de saldo ya se mira con cansancio.

La excepción la acaba de marcar Matandrino, una remota aldea de la provincia de Segovia que ha despertado un interés inusitado por una peculiaridad aún más fuera de lo común: si tecleas su nombre en Google Maps y recorres sus veredas y solares desolados te encontrarás con un espectáculo digno de García Berlanga.

Además de cercas, fachadas de piedra ruinosas y solares vacíos —nada que no te puedas encontrar en otras villas de la España vacía— en Matandrino Google Maps muestra enigmáticos personajes envueltos en capas o con cirios en las manos y figuras vestidas de un luto tan riguroso que no se les ve ni cara ni brazos.

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Una aldea a la venta. La peculiar historia de Matandrino arranca como la de otras tantas localidades de la España vaciada. Hace unos días Idealista publicaba que la población, localizada en Prádena, provincia de Segovia, salía a la venta por 180.000 euros. El núcleo —detallaba— suma 17 construcciones, casi todas en ruinas, y una superficie de miles de m2. El lugar lleva décadas despoblado.

Idealista incluso iba más allá y deslizaba que hacerse con la aldea era todo un negocio. Al fin y al cabo —asegura— a lo largo de los últimos años las propiedades han pasado ya por varias manos. En 2005 las adquirió un hombre que planteaba usar la villa para "un proyecto relacionado con la formación" y hace dos años se apuntaba su venta inminente por unos 100.000 euros. "El incremento del precio en estos años ha sido de un 80%", destaca el portal tras deslizar que el precio actual ronda los 180.000 euros. A cambio, 17 inmuebles y 4.251 m2.

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De paseo con Google. De la venta de Matandrino no tardaron en hacerse eco varios medios, como los diarios 20 Minutos, ABC o El Periódico de España. Uno de esos reportajes llegó a Gonzalo Bonet, quien se define en X como arquitecto y psicólogo. Él decidió ir un poco más allá y darse un pequeño paseo por la aldea. Un paseo virtual, entiéndase, "a bordo" de Google Maps. Lo que descubrió durante su viaje virtual lo dejó tan descolocado que acudió a X para dejar constancia.

Y no fue el único. Otros usuarios de la red social de Elon Musk como @kenaidreams no tardaron en compartir su asombro vía X. Él, por ejemplo, ya advertía ayer, poco después de que se lanzase la noticia de la venta de Matandrino, que si se visitaba la aldea a vista de Google Maps había algo que no encajaba.

"Me he metido en Google Maps para cotillear este pueblo y creo que acabo de descubrir la mayor troleada de todos los tiempos. Un pueblo abandonado en los años 60 de repente está lleno de gente haciendo cosas a cada cual más surrealista", explicaba Bonet. Y para dejar claro que no exageraba elaboró un hilo con capturas y comentarios que constatan que, efectivamente, aquella remotísima población de Segovia parece ser escenario de una obra de teatro de inspiración surrealista.

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De capas, cirios y hombres de blanco. "Una mujer que parece Amy de Big Bang Theory le susurra algo al oído a un señor con una biblia en la mano vestido de budista. Una rubia cañón disfrazada de señora mayor va con un cirio encendido en la mano a plena luz del día. Un hombre completamente de blanco, como si fuera de una secta, sujeta una piedra mientras los anteriores protagonistas de detrás están exactamente en la misma posición", narra Bonet tirando de ironía.

Y su relato suma y sigue, con otras descripciones igual de delirantes que no desentonarían en un tríptico pintado por Dalí, como la que incluye a "un joven disfrazo de señor con gorro completamente de negro" que se dedica a "cosechar botijos que han crecido del suelo y los está metiendo dentro de ánforas" o un grupo de jóvenes que, a poca distancia de allí, parece celebrar un picnic en el suelo.

¿Vale, y cuál es la explicación? Esa es la pregunta que se hizo Bonet, quien llegó a sus propias conclusiones. En su opinión, semejante mezcla de imágenes —sobre todo teniendo en cuenta que se tomaron en una aldea abandonada desde hace décadas— solo puede entenderse por causas como el rodaje de una serie o, aún más simple, que alguien haya querido marcarse "un troleo épico".

La respuesta más probable al misterio se la daba otro tuitero y tiene poco que ver con sus dos hipótesis: las imágenes serían arte de una iniciativa artística, 'Ghost Town Initative-Los Despoblados', de la fotógrafa Elena Kendalla-Aranda.

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Atando cabos. Las fotografías que llamaron la atención de Bonet, y de otros miles de tuiteros que siguieron su hilarante hilo sobre Matandrino, están subidas efectivamente por Elena Kendalla-Aranda, que en otra web con ese mismo nombre se define como una artista visual y fotógrafa que reside entre Nueva York y Madrid.

"Su trabajo se centra en la construcción de la identidad en la sociedad occidental contemporánea —precisa a modo de autopresentación—. Crea fotografías híbridas que se encuentran en algún lugar entre la verdad documentada y la ficción". Entre sus exposiciones cita la propia 'Ghost Town Initiative', que fecha en 2018.

"Habitantes fantasma". En Digital Artist Residency se aportan alguna clave más sobre Ghost Town con un texto firmado por la propia Kendall-Aranda y en el que parece aclarar al fin el misterio de Matandrino. "Hay más de 2.800 pueblos catalogados como abandonados en España. Estas ciudades en ruinas son, en un sentido muy real, monumentos visuales de un momento en el tiempo que el resto del mundo ha olvidado hace mucho tiempo", reflexiona la creadora.

"Durante esta residencia, jugará con las funciones de Street View de Google Maps para crear un espacio en línea donde los visitantes de Internet podrán pasearse virtualmente por estas poblaciones entre habitantes fantasmas recreados y, al hacerlo, brindar una nueva perspectiva de nuestro colectivo pasado y presente".

Suma y sigue de pueblos. Lo más curioso es que, contra todo pronóstico, Matandrino parece no ser un caso único. En Digital Artist Residency la artista cita tres ejemplos más —de hecho son los únicos que enumera, sin mención a la aldea segoviana. Al menos en uno de ellos, Tobes, Guadalajara, abandonado desde 1973, pueden verse estampas que parecen sacadas de un sueño surrealista.

Imagen | Idealista

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