La semana pasada, la selección española femenina de baloncesto se llevaba el bronce en el Eurobasket de Hungría y Rumanía. Era su séptima medalla en ocho campeonatos consecutivos (incluyendo el campeonato europeo en 2013 y el subcampeonato mundial en 2010), y el éxito de las retransmisiones en Teledeporte hizo que el baloncesto femenino estuviera, por unos días, acaparando algunos minutos en los telediarios y portadas en la prensa.
En los Juegos Olímpicos de Londres, celebrados en 2012, España consiguió 17 medallas. Once de ellas fueron ganadas por mujeres, y de las tres obtenidas en deportes de equipo en total, dos las conquistaron también selecciones femeninas (un bronce en balonmano y una plata en waterpolo, más la plata de la natación sincronizada en grupo). Hace unas semanas, la selección femenina de fútbol jugaba su primer Mundial, aunque cayó eliminada en la fase de grupos, y su caso ejemplifica bastante bien la otra cara de todos estos éxitos: la precariedad del deporte femenino español cuando no hay Juegos Olímpicos.
Un fútbol casi amateur
Verónica "Vero" Boquete, la primera estrella mediática que da el fútbol femenino español, nominada al Balón de Oro en 2014 y ganadora candidata al premio a mejor jugadora del año por parte de la BBC, explica perfectamente en ese reportaje las razones detrás de esa falta de traslación de los éxitos juveniles a la selección absoluta:
"España no tiene una liga profesional, todo es mucho más complicado, mientras en otros países sabes que si quieres, la oportunidad está ahí".
La propia Boquete fue campeona de Europa sub-19 en 2004, y ha sido una de las jugadoras instrumentales en conseguir que la selección femenina absoluta se clasificara tanto para la Eurocopa de 2013, donde llegó a cuartos de final, como para ese primer Mundial. Sin embargo, lleva ya varios años jugando profesionalmente fuera de España. Actualmente, milita en el Bayern Munich, y esa opción, la de marcharse al extranjero, es la única que tienen las futbolistas españolas si quieren ser profesionales.
Es una opción que se repite en el waterpolo, en el balonmano y hasta en el baloncesto, que es la selección femenina de más éxito y más apoyada económicamente por su federación, pero en la que sus mejores jugadoras están casi todas en Turquía, en Rusia o en las universidades estadounidenses.
El éxodo del baloncesto
A nivel de selección, el baloncesto femenino en España atraviesa una época dorada desde mediados de los 90, y a las Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar de entonces las han sucedido las Alba Torrens, Laura Nicholls y Marta Xargay actuales. Pero esa situación de algo más de repercusión y apoyo institucional de la selección, que está clasificada como anfitriona para la Copa del Mundo de 2018, no se traslada a los clubes. La Liga Femenina ha visto cómo desaparecían equipos emblemáticos como Ros Casares, y el campeón del año pasado, Rivas Ecópolis, se vio obligado a renunciar a jugar la Euroliga ante la falta de patrocinadores y a la drástica reducción de su presupuesto, de casi un millón de euros a unos 400.000. Esta temporada, terminó descendido a LF-2 por razones económicas, y su estrella de futuro, Ángela Salvadores, elegida mejor jugadora europea en 2014, se marcha a la universidad de Duke. La NCAA le dará la oportunidad de dar el salto directo, vía draft, a la WNBA, un mayor escaparate que la Liga Femenina.
El presupuesto más alto en la Liga Femenina es el del Perfumerías Avenida, y no se acerca al millón de euros
El equipo con más presupuesto de la competición es el Perfumerías Avenida de Salamanca, que en 2013 perdió a su otro patrocinador tradicional, Halcón Viajes, y también se vio obligado a reducir sensiblemente los cerca de 900.000 euros que manejaba anualmente. Algunos de sus rivales en las competiciones europeas triplican y cuadriplican ese presupuesto, y si miramos a la Liga Endesa, un club como el actual Dominion Bilbao Basket aprobó más de seis millones de euros de presupuesto a finales del año que viene, que no le libraron de estar a punto de ser expulsado de la competición por sus problemas económicos.
Las dificultades financieras de los equipos de la Liga Femenina llevan a que sus plantillas se llenen de jugadoras muy jóvenes, que intentan suplir a las que se marchan a Rusia y Turquía, sobre todo. Esta temporada, había 89 jugadoras menores de 20 años entre la primera y la segunda división del baloncesto español, y aunque eso puede representar una gran cantera para la selección, para los clubes es signo de la delicada situación económica que viven. De hecho, en la España que ganó el bronce en el Eurobasket sólo cuatro de las 15 componentes de la plantilla juegan en nuestro país (cinco con el reciente fichaje de Astou Ndour por Perfumerías Avenida).
La gran estrella del equipo, Alba Torrens, máxima anotadora del torneo e incluida en el cinco ideal, y MVP de la Euroliga 2014 con el Galatasaray, es el gran fichaje del verano del todopoderoso Ekaterimburgo ruso. Esto contrasta con la selección masculina, donde sólo cuatro de los 17 convocados por Sergio Scariolo para el Eurobasket de septiembre juegan fuera de España.
Las Guerreras del balonmano
El fútbol y el baloncesto, no obstante, no tuvieron representación en los Juegos de Londres, pero sí la tuvo el balonmano, donde la selección femenina se llevó una medalla de bronce y un apodo, las Guerreras, que las hizo conocidas de la noche a la mañana para el gran público. El equipo nacional venía de un bronce en el Mundial de 2011, y siguió aquel éxito con un subcampeonato de Europa en 2014, lo que pone grandes expectativas en el Mundial de Dinamarca, el próximo mes de diciembre. Pero si la situación de la liga de balonmano masculina es complicada en lo económico, con un control de los presupuestos de los clubes por parte de la federación, la de la femenina es dramática.
En España hay 29.636 licencias federativas de mujeres de este deporte, por 62.613 de los hombres, y el exilio es también la única opción que tienen las jugadoras si quieren dedicarse profesionalmente al balonmano. Diez de las 17 convocadas para el último partido de la fase clasificatoria para el Mundial juegan fuera (la mayoría, en Francia), y es una situación que se repite en el waterpolo (campeonas de Europa el año pasado y plata en Londres '12), donde las selecciones consiguen grandes triunfos mientras las ligas apenas cuentan con apoyo financiero e institucional y pocas jugadoras pueden dedicarse profesionalmente al deporte. Y si lo hacen, casi con total seguridad es fuera de España.
¿Y qué pasa en Europa?
La situación del deporte femenino no es, evidentemente, la misma que la del masculino ni en España ni en el resto de Europa, pero si nos fijamos en el fútbol, se aprecian algunas comparaciones bastante dolorosas con la situación en nuestro país. Como hemos comentado antes, es el segundo deporte de equipo con más licencias federativas, con 44.873. Pocas comparadas con las 829.220 masculinas, pero que no están tan mal si vemos que Inglaterra tiene 89.118 fichas femeninas.
Su selección ganó el bronce en el Mundial de Canadá, algo a lo que el equipo masculino no se acerca desde 1990, y la federación inglesa invierte unos 15 millones de euros en el fútbol femenino. La RFEF dedica, por su parte, algo más de un millón, un presupuesto similar al de Finlandia (con 26.507 licencias) y Bielorrusia (con 1.810). Las jugadoras españolas criticaron duramente a la federación tras caer eliminadas en el Mundial en la primera fase, apuntando en un comunicado lo siguiente:
"Es evidente que la preparación del Mundial no ha sido la correcta, los amistosos inexistentes, la aclimatación escasa, el análisis de los rivales y la forma de preparar los partidos insuficientes… y esta ha sido la dinámica durante mucho tiempo".
Como indicativo de los prejuicios existentes ante el fútbol femenino, en concreto, durante el Mundial, en Estados Unidos hubo polémica con un periodista de Sports Illustrated, Andy Benoit, que tuiteó que "el deporte femenino, en general, no merece la pena ser visto" (un tuit que tuvo una divertida respuesta en 'Late night with Seth Meyers'), y en Italia, el presidente de la Lega Nazionali Dilettante, que agrupa a todo el fútbol amateur italiano (incluido el femenino), fue apartado del cargo el pasado mes de mayo tras exclamar "basta ya de dar dinero a cuatro lesbianas".
Los éxitos que el deporte femenino español consigue a nivel de selecciones no se traducen después en más interés y apoyo a las ligas, en las que el casi amateurismo es la tónica general. La selección de fútbol confiaba en que su participación en el Mundial de Canadá les diera más visibilidad y ayudara a dar los pasos necesarios para profesionalizar la liga, en la que el campeón de la pasada temporada, el Barcelona, tiene el presupuesto más alto con 500.000 euros. El Barakaldo, un equipo masculino de 2ª B, tenía un presupuesto anual para la pasada temporada de 788.800 euros.
Foto | Cordon, joshjdss