Padres con hijos preadolescentes que aman el electrolatino: guía de iniciación

Padres con hijos preadolescentes que aman el electrolatino: guía de iniciación
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Electrolatino, también conocido como la insoportable levedad del autotune. ¿Qué es? ¿De dónde viene? O sencillamente, ¿por qué? Si eres padre en la segunda década del siglo XXI es probable que en algún momento hayas afrontado algunas de estas preguntas, confuso, desorientado, vulnerable como un cervatillo entre una manada de leones. Quizá este te post ayude a despejar algunas dudas.

Electrónica y música latina: un cruce bastardo

Pese a que un porcentaje no despreciable de la sociedad española se alzaría en contra de esta afirmación, el electrolatino es un género musical. Su principal acierto y característica es la mezcla no siempre equilibrada de ritmos latinos y texturas electrónicas. Más suave que el reggaetón, su antecesor inmediato, más sensual que la música mainstream norteamericana, su competidor natural. El electrolatino es el hijo bastardo de un cruce imposible entre Kraftwerk y José Manuel Calderón.

Señas de identidad: abuso absoluto del autotune, temática romántico-canalla, esquemas rítmicos latinos, notoria producción de ecos electropop, suave fraseo en la estrofa, ganchos melódicos por doquier en el estribillo y sirenas y bocinas (?) cuando torna en festivo. Fácil y simple, muy bailable.

Los antecedentes: así hemos llegado hasta aquí

Por sorprendente que pueda parecer, el electrolatino es una creación española. Se atribuye con frecuencia tal mérito a Juan Magán, badalonés de nacimiento y pionero (?) en la remezcla de géneros latinos y música electrónica. Alcanzó reputación mundial y gran éxito en radiofórmulas y medios de comunicación alrededor de 2011. La fórmula resultó tan exitosa como la Coca-Cola: rápidamente conquistó todo el espectro juvenil de España y Latinoamerica.

En realidad, el éxito del género latino en España no es tan inusual, solo que sus formas ahora son radicalmente modernas

La historia es algo más compleja. Magán tan sólo dotó de una personalidad definida al cúmulo de sonoridades latinas que desde hacía años habían aterrizado en España. Entender el reinado absoluto del electrolatino entre la juventud española es imposible sin hablar de sus antecedentes. A saber, y de forma muy resumida, la inmigración proveniente de Sudamérica y el éxito generalizado del reggaetón a mediados de la pasada década en todo bar de fiesta que se preciara.

En realidad, el éxito del género latino en España no es tan inusual, solo que sus formas ahora son radicalmente modernas. Con anterioridad, era habitual la canción del verano con ritmos latinos o los artistas latinoamericanos de importación, con canciones típicamente de allí (King África, 'El Tiburón', 'Mayonesa' y un largo etcétera), exitosas en verano. Muchos cantantes melódicos veraniegos españoles (Civera and co.) incorporaban estos elementos.

El caldo de cultivo era idóneo para que una nueva generación de españoles aceptara sin remilgos la voluptuosidad del reggaetón

El caldo de cultivo era idóneo para que una nueva generación de españoles aceptara sin remilgos la voluptuosidad del reggaetón, ideal para desatar la pasión de las feromonas en los bares. Primero a través de canciones como 'Papi Chulo' (y de exquisitas composiciones de Bachata como 'Obsesión' de Aventura), después sumergidos en la ola de Daddy Yankee, Tego Calderón o Don Omar.

Los paladines del reggaetón eran demasiado salvajes. Hip Hop, cultura de calle y herencia latina. Su reinado no resultó tan duradero como se adivina el del electrolatino, una versión suavizada, más romántica (aunque igualmente sexual) y más melódica de la música latina del siglo XXI.

Las grandes estrellas del asunto

Juan Magán, por supuesto. Acreditado como el padre del género. No es un hecho baladí: supo observar el nicho de mercado, fusionando elementos del star-system anglosajón y de la incipiente música sudamericana. Interpretó con acierto el giro al polígono del mainstream anglosajón (Nicky Minaj, la radicalización de Myley Cyrus o Rihanna, bajos gordos, producciones agresivas) y lo trufó de referencias latinas. Bum, bombazo inmediato.

Juan Magán supo observar el nicho de mercado, fusionando elementos del star-system anglosajón y de la incipiente música latina en nuestro país

A su estela se reciclaron otros grandes nombres del reggaetón. Don Omar, por ejemplo, facturó uno de sus mayores éxitos incluyendo elementos de la música angoleña. Sí, hablamos de 'Danza Kuduro'. Por ahí se colaron otros artistas como Cali y el Dandee ('Yo te esperaré'), o Daddy Yankee, otro que venía del reggaetón y que supo leer bien la tendencia del mercado. Su mayor éxito en su reencarnación electrolatina es 'Limbo', omnipresente en las noches de las ciudades españolas.

Algunos recién llegados: Henry Méndez, Charly Rodríguez, Danny Romero, Jay Moreno, Dany Dayan, Fuego o Wisin y Yandel, también reciclados desde el reggaetón. Hay muchos artistas españoles. En rigor, el electrolatino es el primer género genuinamente mestizo fabricado a uno y otro lado del Atlántico.

Su público objetivo (no, no es sólo adolescentes)

Jóvenes, especialmente adolescentes. Aunque se ha tendido a estereotipar a su consumidor, lo cierto es que salir una noche por cualquier ciudad española y no escuchar electrolatino, aunque sea de forma tangencial, es una tarea complicada. Está en todas partes: es ruidoso, festivo y sexy, ideal, ante todo, para caldear el ambiente. Jóvenes de toda condición se dan cita en los bares, entre copas, con electrolatino de fondo. Es el hilo conductor de la noche.

Si bien es el género estrella entre la mayoría de adolescentes, pocos escapan a sus garras. Ha canibalizado programas de televisión como Mujeres y Hombres y Viceversa, y Juan Magán es parte del universo de estrellas pop del circuito musical español. Él y Belinda fueron los autores de la canción de una de las películas de animación más exitosas de los últimos años en España.

El mensaje subyacente: de qué hablan

El electrolatino habla de amor, chicas y dinero. La imagen que transmiten en sus vídeos (repletos de mujeres desmpapanantes sin mayor protagonismo que servir de bailarinas o de los deseos románticos del autor) y las letras de sus canciones definen de forma clara y meridiana las coordenadas de su mensaje. Es un género dominado por hombres muy, muy sensibles.

'Yo te esperaré' es uno de sus ejemplos paradigmáticos. Veamos:

Yo te esperare
No sentaremos juntos frente al mar
Y de tu mano podre caminar
Y aunque se pase toda mi vida yo te esperare
Se que en tus ojos todavía hay amor
Y tu mirada dice volveré
Y aunque se pase toda mi vida yo te esperare

¿Sobredosis de melosidad, azúcar y ñoñería? Quizá porque aún no has leído lo que Henry Mendez tiene que contarte.

Sabes que te amo desde lo más profundo de mi corazón
Y que si tú no estuvieras
No podría expresar lo que siento
Simplemente necesito que me escuches
Porque todas mis palabras
Van dedicadas para ti

Su sensibilidad, sin embargo, encuentra su contrapunto ideal en la provocación sexual y el espíritu festivo. Vamos con Danny Romero y su éxito total, 'Agáchate'.

Y a mi me gusta cuando te mueves
Así cuando mueves la cabeza, cuando te acercas
A mi y poquito poquito me besas
Y ven agáchate, agáchate, agáchate
Y ven agáchate, agáchate, agáchate
Y ven agáchate, agáchate, agáchate
Y ven agáchate, agáchate, agáchate
Y ven agáchate, agáchate, agáchate
Y ven agáchate, agáchate, agáchate

En otras ocasiones la línea que divide la versión romanticona y la versión festivo-sexual del electrolatino es indistinguible. 'Ella no sigue modas' de Juan Magán es el ejemplo perfecto.

Ya no sonríe más
Se arregla toda
Si va a la discoteca
Siempre baila sola
Ya todo le da igual
No sigue modas
Se prende como fuego
Chica rompeolas
Ay ay ay y ay ay ay
Quiero bailar contigo amarte a todas horas
Ay ay ay y ay ay ay
Ven a bailar conmigo tu no bailes sola

En general, letras idóneas para compartir en Facebook y mostrar ese dubitativo estadio emocional juvenil en el que las feromonas se confunden con los sentimientos. Pese a que siempre son hombres dirigiéndose a mujeres, el aspecto blandurrio de su coartada sentimental permite que tanto ellas como ellos, a edades (no tan) tiernas, se puedan sentir identificados con su mensaje.

Los de siempre se han subido al carro

El éxito del electrolatino se ha fraguado al margen de la gran industria. Como todo género que termina fagocitado por las multinacionales, su eclosión ha servido para que el elenco habitual de estrellas internacionales retocen en su charca. Hoy Enrique Iglesias, Shakira, Jennifer López o Pitbull, por citar a unos pocos, han entrado de lleno en el género. Su éxito es total porque ninguna gran estrella hispanoamericana puede aspirar a sobrevivir sin él. No lo intentan.

La eclosión del electrolatino les había dejado en fuera de juego. Si querían sobrevivir, tenían que apoderarse de él. Es lo que lleva haciendo la industria desde que es industria: localizar tendencias consolidadas, comprarlas y hacer de ellas una máquina indecente de fabricar dinero. Veamos esta lista de Los 40 Principales. Allí están todos. Han tenido que reciclarse. Algunos con gracia (Jennifer López) otros no tanto (Shakira, tocada de muerte, le ha comido todo su espacio).

Quiénes son sus cadáveres en las cunetas

Todo lo que existiera antes que él. Ha arrasado con todo.

Cabe matizar, sin embargo. Con todo lo que copara las televisiones más vistas, las radios más escuchadas y las discotecas más frecuentadas. Nada de esto tiene algo que ver con géneros siempre minoritarios a nivel social, aunque con una importante proyección mediática (Indie, Electrónica, Metal). Esos nichos se han visto sólo marginalmente afectados por la ola del electrolatino.

Ahora bien, si tu audiencia dependía del trato preferente en programas de variedades televisivos y radiofórmulas, tienes un problema. ¿Pop/rock blandito tanto para padres como para hijos? Muertos (Pereza, El Canto del Loco). ¿Grandes latin lovers o baladistas españoles? Sin mercado (Chayanne, Ricky Martin, David Demaría). ¿Las musas latinoamericanas de antaño? Fagocitadas y superadas (Paulina Rubio, la ya mencionada Shakira). ¿R&B internacional? Fulminado

El electrolatino es un fenómeno, además, intrínsecamente hispano, que de la mano de Pitbull y otros está entrando en el mercado anglosajón. En consecuencia, los actuales grandes éxitos internacionales pasan desapercibidos aquí. No interesan. LMFAO, Taylor Swift, Macklemore, Eminem y un largo etcétera viven a la sombra de Henry Mendez y compañía. El mainstream anglosajón ha perdido la batalla.

¿Y esto cuánto va a durar?

Poco o mucho. El género y su popularidad ya está viviendo una mutación. Se trata del dembow, más agresivo, más bailable, más sexual, mucho menos romántico y suave. Es una versión cruda y punk del electrolatino, en pleno auge. Ha llegado para quedarse.

Vale, ¿por qué sigo sin entenderlo?

Porque no está pensado para que lo hagas. Al igual que todo género que en un momento dado explota entre las generaciones más jóvenes, la brecha de edad hace casi imposible que los más mayores entiendan las virtudes y el atractivo del electrolatino. Es visceral, es naif en su romanticismo, es un vehículo de expresión poco complejo y sin pretensiones y es bailable y divertido. En resumidas cuentas, es viral. No pasa nada, ha pasado y seguirá pasando en el futuro.

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