Otra posible consecuencia del Brexit: que Reino Unido devuelva los mármoles del Partenón a Grecia

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En un imprevisto giro de los acontecimientos, el Brexit también podría propulsar la justicia patrimonial que llevan reclamando diferentes países e instituciones varios años.

En el último borrador de negociación post Brexit entre la UE y Gran Bretaña ha colado, a petición de Italia y Grecia, una cláusula sobre la devolución de objetos culturales robados. Es una alusión a la vieja disputa de la nación helénica por la que sostienen que se les debe devolver una colección de relieves escultóricos procedentes de la Acrópolis de Atenas que se exhibe hoy en el Museo Británico de Londres.

El origen de la disputa. A principios del siglo XIX, cuando Grecia estaba bajo dominio turco-otomano, y séptimo conde de Elgin, que trabajaba a las órdenes del sultán Selim III, ordenó que se retiraran estas piezas del Partenón (algunas versiones dicen que el conde falsificó el permiso del Sultán). El aristócrata se agenció 75 metros de friso, 15 metopas y 17 estatuas de los pedimentos que después vendió al Estado británico por 35.000 libras para acabar después en el British.

Naturalmente, para Grecia se trata de un gesto ilegítimo. Un robo. A modo de dedo acusador, en 2009 Grecia erigió un gigantesco y extravagante monumento a las piezas ausentes: su Nuevo Museo de la Acrópolis dedica toda una planta de tres a las reproducciones de los "mármoles exiliados de Elgin”, esperando algún día poder colocar las piezas legítimas.

Y por qué vuelve a la actualidad. Porque el nuevo ministro de Cultura de Grecia lleva tiempo haciendo campaña y ha anunciado que la intensificará en los próximos meses. Cuando se conoció el resultado de la votación de la salida de la UE los griegos asumieron que, 200 años después, se daba el clima perfecto para que el resto de europeos se uniese a su causa y reclamase a los británicos ese pedazo de nuestra historia colectiva que si hoy no está con nosotros es (según el argumentario griego) por el colonialismo.

Nosotros lo cuidamos mejor. Este era uno de los enfoques esgrimidos hasta ahora por parte de las naciones más desarrolladas, entre ellas Gran Bretaña, para justificar la permanencia de las joyas patrimoniales en los países expoliadores. Es lo que defienden desde el Museo Británico, y es también lo que esgrimió Elgin 200 años atrás para llevárselo.

Sin embargo la corriente crítica con esta mirada colonialista es cada vez mayor, y sin ir más lejos ya hubo en 2016 una docena de diputados británicos (progresistas y nacionalistas escoceses) que propusieron la devolución a Atenas de los mármoles. Según una encuesta nacional, a día de hoy la mayoría de los británicos apoya la devolución de los frisos.

Tú me das y yo te doy. Grecia está tan resuelta a recuperar sus tesoros que ha tendido una mano con la que los británicos podrían justificar más fácilmente la devolución de los tesoros. En septiembre, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis declaró que, en conmemoración con los 200 años de su independencia (y como recordatorio de la invasión e ilegitimidad del régimen otomano) en 2021, estarían dispuestos a prestar importantes artefactos que nunca antes han salido de Grecia.

A cambio de recuperar los mármoles.

El siglo de la redención. No se trata sólo de una venganza contra los ingleses, varios países europeos, y específicamente Francia, están empezando a considerar más seriamente la repatriación de objetos de arte adquiridos por la vía colonial. Hace dos años se conoció que Macron había dado orden de devolver a Benin 26 obras de arte expoliadas, una pequeña muestra de las 46.000 obras que estudian restituir a diferentes naciones de África.

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