Si la cantidad de rechazo que provocas es un medidor de éxito, entonces sí, el cambio climático como tema de urgencia de la agenda política está batiendo récords. Hace dos semanas la CNN norteamericana realizó un programa especial de siete horas de cobertura en el que se le preguntó a los distintos candidatos políticos a la presidencia para 2020 sobre diversas medidas acerca del calentamiento global. El canal fue el menos seguido de la jornada de entre las principales cadenas informativas, con una media de 1.1 millones de espectadores. Y sin embargo, se convirtió en el tema predilecto de un grupo de tuiteros: los bots troll.
Troleo climático: según la empresa Bot Sentinel, dedicada a recopilar la actividad de cuentas que según la compañía encajan en la definición de bots, los eventos del pasado 6 de septiembre supusieron una novedad en el ecosistema social digital. Fue la primera vez desde que tienen registros en que “cambio climático” o cualquier otra combinación de dos palabras en referencia al ecologismo se convirtieron en el más usado por los bots difamadores. Los términos más comúnmente usados (y elevados a TT) son “Donald Trump”, “Gente Negra”, “Hillary corrupta” o “tiroteos masivos” entre otras.
Es también una manera de intentar cambiar las tornas acerca de quién lleva la predominancia en la discusión climática: en 2016 los escépticos eran una parte mínima del debate ecologista.
Pero, ¿qué es un trollbot? Cuentas que carecen de rastro de uso catalogado como “humano” y que se dedican a retuitear propaganda, acosar a otros tuiteros, tantear con los límites de uso de la plataforma de Twitter y muestran ciertos comportamientos repetitivos. Según el creador de Bot Sentinel, Christopher Bouzy, los movimientos de decenas de miles de estas cuentas simulan cierta coordinación y ayudan a rubricar la agenda mediática al popularizar hashtags e ideas que antes no existían.
“El cambio climático es una farsa” es uno de los comentarios prototípicos esgrimidos por alguna de las cuentas trolls señaladas por la compañía. Otros del estilo dicen lo siguiente: “Los demócratas #socialistas quieren prohibir todo lo que esté hecho con plastic, la carne roja, la energía nuclear… No creo que ni los venezolanos hayan tenido que sufrir semejante lavado de cerebro”. También: “La posición de los demócratas es prohibir pajitas, racionar la carne, quitarnos las armas, nuestros coches y abortar en una escala masiva para controlar a la población, de forma que podremos morir todos por el cambio climático en 11 años!”.
Algunas de las personalidades acosadas por cuentas de este estilo son el científico Michael Mann o la activista Greta Thunberg. Según un estudio independiente, los bots anticlimáticos intoxican más de un 20% de los mensajes de esta red social.
Gorro de papel en YouTube: el fenómeno no es exclusivo de Twitter. Unos investigadores hicieron un seguimiento de las recomendaciones de partida alrededor de una serie de términos sobre la cuestión climática, y llegaron a la conclusión de que la mayoría de los primeros videos que te recomienda la plataforma (y si sigues viéndolos los que te irá recomendando de forma automática) van en contra del consenso científico mundial. Hay muchísimo contenido negacionista del origen antropogénico del conflicto. Otros tantos defendiendo la existencia de chemtrails.
En boca de todos: paneles en la ONU, reportajes especiales en CNN, BBC, TIME, asociaciones de 250 grandes medios internacionales para volverlo tema de agenda... Todos nos hemos percatado de que la crisis medioambiental está en el candelero mediático. También, por ejemplo, un análisis de la actividad parlamentaria británica de todos los términos dichos en las cámaras revela que, si en los años 90 el "efecto invernadero" se podía llevar 40 menciones al año en su mejor momento, en 2019 "cambio climático" y "emergencia climática" se llevan 360 menciones conjuntamente.
Google Trends también confirma que, con la salvedad de diciembre de 2009 (se juntaron una cumbre de la ONU en Copenhague con el lanzamiento del libro Nuestra elección de Al Gore), ahora mismo es cuando más estamos hablando de ello de los últimos 15 años... y subiendo. Es un tema ineludible de la agenda política. Y de ahí que sea muy probable que veamos aparecer en el futuro más posturas contrarias al mismo.
Imagen: Jean-Christophe Bott/AP