Es la mañana del 5 de enero y María se ha acabado el zumo sin chistar. Como se ha portado muy bien, su papá decide escribir a los Reyes de Oriente para que lo sepan y le dejen esa noche sus regalos. Pero con tan poco tiempo una carta no les llegaría, así que le propone mandarle un correo electrónico. Escribe una dirección al azar, reyesdeoriente, supone que tienen cuenta en GMail, y lo envían.
Y me llega a mi, porque resulta que desde hace unos años soy mensajero de los Reyes de Oriente. Así que en unos minutos María recibe un correo de los Reyes:
"Lo del zumo es nuevo, pero sabemos que durante todo el año María ha sido una bendición de niña. Los regalos van en nuestros dromedarios, a punto ya de llegar. Por fin vemos el final del largo camino, tras todo un año de esfuerzo, preparación y viaje. Recuérdale por favor de nuestra parte que debe acostarse temprano, y que ha de dejar su cuarto recogido. Melchor es bastante torpe, tropieza y luego tenemos que ayudarle a levantarse.
Os quiere mucho, Baltasar I de Alexandria, Rey"
María se pasó el resto del día enseñando la respuesta de los Reyes de Oriente a toda su familia, muy orgullosa. Y el que escribe tuvo un día de Reyes que ni el vagabundo ciego de Amélie.
La generosidad de una niña necesitaba respuesta
Pero todo empezó con Valentina. Su carta llegó en enero de 2014, y eran las primeras fiestas a las que yo llegaba como padre primerizo. La carta era muy breve, pero tenía un gesto que me llegó al alma. Valentina enviaba una rectificación urgente a su carta postal: renunciaba a todos sus regalos (salvo dos complementos de la casa de Playmobil y una sorpresa a elección de los Reyes), a cambio de que le dieran dinero a su mamá para las rebajas. ¿Cómo no responder a una carta así?
Ante todo recuperando el control sobre la cuenta de correo de reyesdeoriente... Hace unos años, Javier Morilla de El Mundo Está Loco creó un blog donde Papá Noel narraba sus problemas cotidianos para cumplir sus objetivos laborales. Era muy divertido, y pensé que los Reyes de Oriente debían hacer algo parecido para no quedarse atrás. Fue sólo un experimento y no estaba a la altura, así que después de las fiestas quedó en el limbo y perdí la contraseña del blog y de la cuenta de correo, aunque mantuve una redirección a mi cuenta principal. Así llegó la carta de Valentina.
Solicité una nueva contraseña del correo de los reyes, pero tenía puesta como cuenta secundaria otro correo que ya no tenía, en el servidor gratuito GMX. Un cambio de política hizo que se cerrara toda cuenta no consultada después de 6 meses. La mantuve un tiempo y luego la abandoné. Pero ahora volvía a necesitar una cuenta que ya no existía. Por suerte, mi antiguo nombre de usuario estaba disponible, lo registré de nuevo, y pude recuperar la cuenta de los reyes. Ya podía contestar a Valentina, ¿pero qué sabía de ella, aparte de que tenía madre y le gustaban las casas de Playmobil?
Cómo contestar de forma personal a una niña que no conoces
Sabía que el correo había sido enviado "desde mi iPhone", con la cuenta de correo de una tal María. ¿Podía suponer que Valentina había cogido prestado el móvil de su madre, para la que pedía dinero para las rebajas? Venga, es muy probable. ¿Podemos suponer que los Reyes van a concederle su deseo? No tanto, con tan poco margen de tiempo. ¿Y si Silvia, madre de Valentina, estaba ajustada de dinero? ¿Puede que por eso Valentina había cambiado su carta? Puede ser, ni idea, pero hay que ir a lo seguro.
Así que la respuesta debía alabar el gesto de Valentina, pero justificar que bien pudiera ser que los Reyes no cumplieran sus deseos. En especial en el asunto del dinero. También sabemos que un niño estándar se suele portar bien casi todo el tiempo, pero seguro que alguna trastada ha hecho a lo largo de un año. Aprovechando que la carta llegó un 4 de enero de 2014, quedó así:
"Uy, nos avisas un poco tarde. La travesía por el desierto es lenta, así que salimos con tiempo para que no se cansen mucho los dromedarios (la gente piensa que son camellos, pero son de una joroba, si te fijas). Intentaremos cambiar los regalos de la otra carta. Quizás algún niño o niña quiera hacer un cambio de última hora, como tú. Consultaré con mis compañeros, y veré qué se puede hacer. Sé que has sido muy, muy buena durante casi todo el año, así que no te preocupes, los Reyes nos portaremos igual de bien contigo. Por desgracia no podemos regalar dinero. Es mucho jaleo, porque en nuestra tierra usamos una moneda distinta que los bancos no cambian, por eso llevamos regalos. Aún así, llevamos algo bonito para tu mamá que seguro le gusta. ¿Sabes? No son muchos los niños que se preocupan de pedir regalos para sus papás. Tu generosidad es una de las cosas que más nos gusta de ti, Valentina. Gracias por tu carta, y acuéstate pronto.
Te quiere, Rey Baltasar I de Alexandria Enviado desde mi jaima con WiFi"
El "stalkeo" de un Rey de Oriente
A veces es posible conseguir un poco de información para que la respuesta sea creíble. El objetivo no es rebuscar para identificar al niño detrás de la carta, sino más bien no responder algo que le descuadre y piense "Hum, para mi que estos no son los Reyes de Oriente". La carta de María no la escribió ella, sino su padre desde un correo corporativo. Con eso podría haber conseguido bastante información útil (como que su padre tiene trabajo, a lo que se dedica su empresa, y en qué ciudad vive), pero esta carta no necesitaba tanta información. Bastaba con alabar el logro de acabarse el zumo, y su padre ya me confirmaba que había sido buena.
El caso Valentina fue mucho más complicado. Sabía el apellido de su madre y que, quién sabe, quizás andaban mal de dinero, así que mejor no prometer nada que no fuera a cumplirse. Una búsqueda por Internet con su nombre o el de su madre no me dio pista alguna, así que tuve que se bastante genérico. En la mayor parte de los casos sólo encuentras un mísero perfil de Google Plus sin datos ni nada que sirva para dar una respuesta personal, o una cuenta de Facebook protegida que podría ser o no de los padres del peque.
Pero hay que probar, al menos mientras lleguen menos de 10 cartas al año.
El mejor premio es un cliente satisfecho
Valentina respondió, con un agradecimiento y un "os quiero mucho" que es el mejor premio para este mensajero. Bueno, hubo otro premio inesperado: una nueva carta de Valentina al año siguiente, otra vez a última hora, lo que le fue reprochado por Baltasar. Sí parece que caló lo de ser generosa: se despidió con un "y algo para mi mamá, gracias".
Ah, y vaya, cómo había crecido en un año. Atrás quedaron los complementos de la casa de Playmobil... este año tocaba una consola portátil. Realicé de nuevo una búsqueda... y encontré el canal de Valentina en YouTube. Y si no era ella, tenía sus dos mismos y poco comunes apellidos. Apenas estaba empezando y ya tenía un par de vídeos propios sobre videojuegos. Pero también otro donde soltaba algún insulto suave que no venía a cuento. Oh, Valentina no se estaba portando demasiado bien. Además, de forma pública y trazable, lo que podía causarle problemas.
¿Debían los Reyes de Oriente chivarse a su madre? ¿Dejarlo pasar? ¿Poner que "sabemos que has sido una niña buena"? Hum, dilema moral. Tras mucho pensar y preguntarme que quién me mandaría a mi meterme en estos berenjenales, opté por una solución intermedia. No la delataría a su madre, propietaria de la dirección de correo, pero no lo dejaría pasar. Y no quería que los Reyes parecieran acosadores... En la carta le puse esto:
"¿Vas a subir vídeos de estos videojuegos a Internet? Nosotros no entendemos mucho de eso, pero nos han dicho que se lleva mucho ahora. Si lo haces recuerda antes pedirle consejo a mamá. Espero que para el año que viene nos escribas con más tiempo. Para este año te pedimos no que te portes bien, sino que te portes mejor. Intenta siempre, siempre ser un poco mejor. Cada poquito que consigas bueno es."
Reglas para ser Rey de Oriente
Este es el tercer año que la cuenta ReyesDeOriente está respondiendo a peques, y es buen momento para terminar de establecer las reglas a seguir para ser un buen Rey de Oriente.
- Los Reyes de Oriente salimos con mucha antelación porque el camino es muy largo y vamos en dromedario, aunque nuestras jaimas tienen WiFi
- Los Reyes de Oriente somos muy puntillosos y aprovechamos cualquier oportunidad de recordar que vamos en dromedario y no en camellos
- No podemos dar dinero en metálico
- Alabamos los gestos de generosidad y bondad, valoramos los buenos gestos frente a las puntuales trastadas
- Esto incluye pedir regalos para otros o renunciar a sus propios regalos, como hizo Valentina
- Todo niño puede acostarse más temprano, independientemente de la hora a la que se suela acostar
- Todo cuarto puede estar más ordenado, para cualquier grado de ordenamiento que pueda darse en este universo
- Puede contestar cualquier Rey de Oriente, y será aquel que menos sepa de lo que el niño pide en la carta
- Melchor I de Ayodhya es torpe y tropieza con todo, así que responde si piden objetos para hacer ejercicio (este año ya nos han pedido un curso de acrobacias)
- Baltasar I de Alexandria empieza a entender un poco de tecnología, pero se pierde bastante, así que si piden un tablet pregunta si es de esos con luces o si es de chocolate
- Gaspar Kansbar I de Susa sabe de tecnología, pero se lía con todo lo demás, así que aparece como secundario cuando se piden gadgets
- Cualquier Rey de Oriente felicita expresamente a los que piden juegos científicos, libros y demás material educativo, ya que los reyes no somos "magos", sino sabios astrónomos
- En todo caso, no se puede garantizar que se vaya a recibir todo lo que se pide
- Sobre todo si son cambios de última hora, en cuyo caso el escriba se alegra mucho por tener la excusa perfecta... aunque se habla con los compañeros para intentar cuadrar cambios por el camino
- Si sabemos que no se ha portado bien no nos chivamos, pero le damos algún consejo para portarse mejor
Foto | iStock