Edificada en la confluencia de los ríos Yangtzé y Jialing, Chongqing es una ciudad rodeada de montañas y colinas. El corazón de la gigantesca China es boscoso y de orografía agresiva, pero eso no debería ser impedimento para edificar una estupenda línea de metro ligero, ¿verdad? De modo que cuando los ingenieros de la Línea 2 interurbana tuvieron que pensar en cómo repartir las estaciones de tren, tuvieron una idea brillante.
Meterlas dentro de los bloques de viviendas.
Dicho y hecho, el resultado son virguerías tan extrañas y fascinantes como la estación de Liziba, entroncada en medio de la montaña y en el corazón de un edificio residencial. Imagina que cada vez que sales de casa te topas con una línea de tren que literalmente para en tu puerta: pues bien, esa es la realidad de los miles de locales que tienen el privilegio de toparse con un metro ligero todos los días en su patio trasero.
Las fotos son igual de impactantes. Dada la compleja geografía de Chongqing y sus apremiantes necesidades de movilidad (el núcleo urbano cuenta con casi 50 millones de habitantes repartidos entre todos los municipios adyacentes a la urbe, pero hasta hace escasos trece años no tenían una sola línea de metro subterráneo o ligero), quienes diseñaron tuvieron que hacerlo de forma rápida y barata. Pero había un problema: la montaña, por donde debía ir el metro, estaba llena de edificios.
#Chongqing , #China
— Tamer Yazar (@tameryazar) 20 de marzo de 2017
the railway set its Liziba Station on the sixth to eighth floor in the building with noise reduction equipment.... pic.twitter.com/Ehs8QMJPyS
Algo lógico: en todas las ciudades las soluciones de habitabilidad llegan siempre antes que las soluciones de movilidad. Y también un dilema de compleja solución: si querían dar servicio a los nuevos barrios, la Línea 2 tendría que pasar por encima (excavar una montaña es muy caro y costoso). ¿Solución? Que pase literalmente por dentro de los barrios, de las casas de la gente. Un tren tragado por un edificio.
En este vídeo de ocho minutos se puede disfrutar de un time-lapse de la Línea 2 en total. Aunque la estación más célebre es la de Liziba, con el tren desapareciendo dentro del gran vomitorio habilitado para que cruce el edificio, hay otras estructuras semejantes repartidas por toda la montaña. Tan pronto como el tren se topa con una construcción se para: la línea está diseñada para que ejerzan de estaciones naturales.
Otra vista, en este otro:
Es otra más dentro de las muy espectaculares y muy extrañas soluciones de China a sus incesantes problemas de movilidad. Durante las últimas décadas, China ha experimentado un crecimiento sin precedentes. Millones de personas se han trasladado del campo a las ciudades, el fermento idóneo para megalópolis improvisadas como Chongqing. Y semejante crisis se ha resuelto a menudo con soluciones tan radicales como la del metro-edificio. El metro ligero de Chongqing, por cierto, es de los más largos del mundo (casi 100 km.).
El motivo es sencillo: China ha tenido poco tiempo para ponerse al día (95 millones de usuarios al año en la Línea 2, sin ir más lejos). Experimentos como el de Liziba es el mejor ejemplo de ello. Y también el más ingenioso.