Hay un mundo entero de copiones ahí fuera (y de gente intentando darles caza)

Hay un mundo entero de copiones ahí fuera (y de gente intentando darles caza)

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Hay un mundo entero de copiones ahí fuera (y de gente intentando darles caza)

El formato analógico ya es historia en el mundo de las chuletas. Igual que ya no necesitamos un boli Bic para pasar de canción sino un simple clic del ratón o podemos cocinar un menú de tres platos y postre para seis personas en dos horas gracias a la Thermomix, los avances tecnológicos también se ponen al servicio de los que perdieron el tiempo procrastinando en YouTube en lugar de estudiar. Pero también al de aquellos que no les quitan la vista (o el dron) de encima en los exámenes.

Habilidades como la capacidad de síntesis para reducir el temario de historia a unas papelinas de 5x5 cm. en Arial cuerpo dos espacio simple para las que también se requerían ojos de elfo, o tallar un bolígrafo con más precisión que Miguel Angel esculpiendo el David ya no son apreciadas, ni necesarias. La tecnología acelera y facilita el proceso, eliminando la parte rústica, artesanal. Para los amantes del método manufacturado, YouTube abre todo un mundo de nuevas técnicas y clásicos revisionados.

Al rico gadget

Applewatch

La propia tecnología ha ido evolucionando. El sistema pinganillo-micro, como muchos gadgets, se ha empequeñecido hasta ser casi invisible a los ojos del profesor/vigilante. Hay incluso kits de espionaje dignos de McNulty en 'The Wire'. La pega, no son baratos. Y no conviene usarlos -ni éste ni cualquier otra forma de engañifa- cuando es la Guardia Civil la que no te quita los ojos de encima. A "Y.X., extranjero de 43 años" le pillaron copiando en el teórico, jugándosela también a su compinche, que le mandaba las respuestas casi en morse desde el parking.

Otro escenario de la era tecnológica es toda esa red de cámaras que vigilan y pantallas que lo muestran todo. Son fáciles de enmascarar, a veces no sabemos ni que nos están mirando. Y otras veces todo lo contrario: se exhiben para disuadirnos. Y si se exhiben en drones que sobrevuelan el cielo, captando señales de Wi-Fi o cualquier movimiento extraño, cualquiera se molesta en usar un dispositivo o en levantar la cabeza a más de un palmo del Gaokao, el famoso examen killer chino, del que hablamos no hace mucho en Xataka.

El año pasado pillaron copiando a 2.440 futuros farmacéuticos en el examen para conseguir la licencia

Sí, los chinos son expertos en el arte del copieteo high tech. El año pasado pillaron copiando a 2.440 futuros farmacéuticos en el examen para conseguir la licencia. A las autoridades encargadas de vigilar les alertó la gran cantidad de señales de radio que "flotaban" en el aire: transmitían las respuestas convertidas en ondas. Respuestas que una red de "agentes dobles" conseguían infiltrándose como alumnos en la prueba y vendiéndolas a 300€ el cuarto y mitad.

Y también se sabe de un mercado negro de trabajos (ensayos y demás) al que muchos asiáticos recurren para entrar en las universidades americanas; e incluso este año han sido imputados quince ciudadanos de origen chino que intentaban suplantar a otros compatriotas, aprovechando que a nosotros, los Occidentales, nos cuesta diferenciarles. Tal es la presión por alcanzar el student's american dream y salir de China.

A veces sólo basta con un tuit

Las redes sociales tienen muchas posibles aplicaciones, también chuleteras. Se han conocido ya varios casos de 'chuletasleaks' perpetrados a través de Twitter. En Egipto, por ejemplo, un modelo de examen de Selectividad de años anteriores se filtró online durante la prueba de este año con el hashtag #cheatingguerrillas (como se escriba en árabe), que se convirtió en TT. Tres estudiantes fueron descubiertos con las manos en el smartphone y fueron detenidos.

Pero ¿qué pasa cuando uno puede llevar casi un ordenador en un reloj? No, no hablamos del Databank de Casio (que en los 80 fue furor pero como mucho te permitía guardar una fórmula o hacer raíces cuadradas) ni del de Michael Knight, sino del Apple Watch o cualquier "reloj inteligente" que cuente con altavoz, micro, Wi-Fi y bluetooth. Vamos, un kit de espía portátil que puede pasar por un inocente (y elegante) complemento.

Aunque en Vietnam ya se han puesto sobreaviso con el primer caso detectado. Hecho el dispositivo, hecha la trampa y aunque Apple estará más por el "niños, no copiéis, las chuletas son asuntos serios" otras empresas no tienen pudor en anunciar y vender 'Cheating Watches' en su web (también se puede jugar con ellos a llamar a Kit).

A falta de tecnología, ingenio y mucho valor

Chuleta

Claro que para cada país, unos métodos y un trasfondo social. En Bihar (India), los padres se quejan de que el pésimo sistema educativo no prepara a los chavales para los exámenes de secundaria. Por eso no dudan en convertirse en cómplices del engaño y enfrentarse a la gravedad, al vértigo y a la policía trepando por la fachada para pasarles las respuestas a sus hijos por las ventanas. Todo para burlar unos controles de acceso al examen, al parecer, más exhaustivos que los de algunas discotecas de Ibiza. La jugada se saldó con <a href="http://www.bbc.co.uk/news/world-asia-india-31960557>400 alumnos expedientados y 20 Spidermans detenidos.

Luego hay otro grado que más allá de saltarte una norma académica y con peores consecuencias legales, dependiendo del país, que es el de, directamente, delinquir. Porque intentar pasarte por otro en un examen no es sólo copiar, es cometer un delito de falsedad documental y ambos -suplantador y suplantado- podrían llegar a verle las orejas al lobo en un proceso judicial, o, cuanto menos, tener unos bonitos antecedentes penales en su CV que les harán querer haber estudiado, como a los dos colegas que lo intentaron en el examen teórico de una localidad gallega y fueron imputados.

Pero en Kazajistán, al menos en este caso, todo se quedó en una multa y una anécdota que se hizo viral. La de Ayan Zhademov, un chico de 20 años que apareció en la Selectividad Kazajistaní transformado en su novia (eyeliner y minifalda incluídos), para pasar el examen por ella. No consiguió engañarles pero será recordado por su épico y romántico gesto.

Las técnicas de vigilancia

Además de los drones que sobrevuelan cielo chino en la época de la Selectividad, los encargados de desenmascarar la trampa y al tramposo tienen otros recursos. El más poderoso: el poder de disuasión. Hay países en los que, más que vigilar para descubrir a los tramposos, los esfuerzos se dirigen a asegurarse de que ni se les pase por la cabeza intentarlo.

En Marruecos, el Parlamento estudia aprobar una ley por la que copiar podría castigarse con dos años de cárcel

En Marruecos, el Parlamento estudia aprobar una ley por la que los copiotas podrían llevarse más que un escarmiento y acabar cumpliendo una condena de dos años en la cárcel, en las pruebas que se realicen a nivel nacional (o sea, la Selectividad Marroquí). La medida es drástica, pero como disuasoria no tiene precio. Una cosa es tener que repetir examen o incluso curso, y otra estudiar a distancia desde una celda.

Tampoco los profes se libran de ser sometidos a control. En Reino Unido han decidido grabar un muestreo de la parte oral del examen que han de pasar al terminar la secundaria (GCSE), para poder examinar al examinador en caso de duda. Claro que la presión de tener una cámara delante tiene que notarse. Los ingleses tímidos a los que les toque lo llevan crudo para aprobar.

Sí, también los profesores hacen trampa. Ya nos lo enseñaron en 'Los Simpson': para recibir ayudas estatales hay que tener alumnos ejemplares. Así que hay centros y docentes que no dudan en animar e incluso ayudar a los alumnos a copiar para que suba la media del colegio. Otros, como este otro caso de profesor enrollado de un instituto inglés acaban siendo cómplices, sin quererlo. Carl Williams (así se llama el alma cándida) permitió a un alumno hacer el examen antes que nadie para poder irse de vacaciones, con toda su buena fe y sin caer en la cuenta de que el chaval tenía en sus manos un arma de destrucción masiva. Por supuesto, se chivó de las respuestas y al profesor le despidieron.

Pero ¿cómo vigilar en esta era tecnológica, cuando incluso hay países (como EEUU) en los que los exámenes se pasan online o se permite usar ordenadores en clase para hacer algunas tareas e incluso navegar? Muy fácil para el que decida ponerse estricto: cortando las alas a Internet (exceptuando algunas páginas) con la ayuda de software como Impero que además permite monitorizar la actividad del alumno a control remoto. Todo en vano: hay un mundo de copiones ahí afuera y nunca dejará de girar.

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