Durante el verano de 2011, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó una reforma que emborronaría para siempre el futuro laboral de millones de españoles: el retraso de la edad de la jubilación. A partir de 2013, la edad legal para acceder a la pensión vitalicia se retrasaría poco a poco hasta llegar a los 67 años (sucederá en 2027). Pero una cosa es la legal y otra la efectiva. Los trabajadores veteranos tienen diversas ofertas para retirarse del mercado laboral de forma anticipada.
Sucede que incluso la efectiva, la jubilación real, se está retrasando.
64 años y cinco meses. Es la edad de acceso a la pensión vigente según los últimos datos ofrecidos por la Seguridad Social. Y sí, es muy inferior a la fijada legalmente, pero también muy superior a la media histórica. Los trabajadores en España se están jubilando a una edad récord, la más alta desde que se tienen registros. Varios meses más en relación a 2018, y un año por encima desde el inicio de la serie, en 2005, cuando la jubilación media se iniciaba a los 63 años y tres meses.
¿Por qué? En gran medida, por el descenso de los retiros anticipados. Como se explica en este artículo de Cinco Días, en 2019 expiraba el plazo para que miles de trabajadores accedieran a la jubilación temprana si cumplían ciertas condiciones (una cotización por encima de los 33 años, haber cumplido los 63 años, mutualistas desde 1967, etcétera). En teoría. El gobierno podía extenderlo, cosa que hizo, pero a escasos tres días de que se terminara el año.
Como resultado, miles de potenciales jubilados, ante la posibilidad de perder los beneficios fijados por la ley (una pensión anticipada sin reducción en la cuantía), decidieron solicitar el retiro antes de 2019.
Resultado. Lo que ha tenido dos efectos: por un lado, el hundimiento de las pre-jubilaciones a lo largo de este curso; y por otro, el repunte en la edad media real de retiro. Uno que ha llegado para quedarse. La generación baby boomer está a las puertas de la pensión, y es la más numerosa de cuantas se cuentan a día de hoy en España. La reforma original de 2011, endurecida por el gobierno de Mariano Rajoy en 2013, fijaba condiciones más duras (más años cotizados) para retirarse.
Por lógica demográfica, la edad real subirá poco a poco.
¿Cómo me afecta? Si naciste después de 1963, tendrás que cumplir los requisitos legales marcados por la reforma de 2011. Es decir, tu base de cotización y el acceso a la pensión anticipada se hará sobre... Los 67 años. Lo que quiere decir es que la edad real de jubilación, el momento en el que dirás adiós al trabajo, estará por encima de los 65 años. La tendencia es clara, apuntalada, por un déficit sistemático en las cuentas públicas.
Traducido: al Estado no le llega el suficiente dinero, y detrae de la hucha de las pensiones para pagar las actuales. Una patada a seguir que, sorpresa, sorpresa, y como explican nuestros compañeros de El Blog Salmón, sufrirán en sus carnes las generaciones del futuro.
Soluciones. Nada que no supiéramos, por otro lado: en 2018 España registró por primera vez más defunciones que nacimientos. Dado que las pensiones se pagan con las contribuciones de los actuales trabajadores, es pura aritmética. Las pensiones ya representan el 44% del gasto del estado, dinero detraído a otras partidas, como educación, en un melón que ningún partido quiere abrir porque cada vez hay más y más pensionistas. Y votan. Votan mucho.
En Reino Unido están experimentando con modelos donde trabajadores y empresarios hacen contribuciones paralelas para una pensión futura, auspiciados por el estado. El modelo 100% público, ahora mismo, está en déficit. No es sostenible. Y tú, entre tanto, te vas a jubilar más viejo (y con menos pensión).
Imagen: Álvaro Barrientos/AP