Málaga ya no quiere coches de caballos. Que su Ayuntamiento no acaba de sentirse cómodo con las calesas para turistas que aún ruedan por la ciudad es algo sabido y que su alcalde, Francisco de la Torre, reconocía sin tapujos en verano. Lo que probablemente no se imaginaban los cocheros que siguen explotando las 25 licencias de carruajes vigentes es hasta qué punto el Consistorio tiene prisa por decirles adiós.
Hace unos días De la Torre anunció que su objetivo es eliminar todos los coches este mismo año, lo que se adelantaría en una década al fin de las concesiones.
Sorpresa para empezar 2025. 2025 ha arrancado con sorpresa en la capital de la Costa del Sol. Hace unos días, durante el Debate sobre el Estado de la Ciudad, su alcalde anunció que quiere que este sea el último año en el que rueden por el municipio calesas para turistas tiradas por caballos. Y no se limitó a expresar un deseo o una simple declaración de intenciones. De la Torre reveló que el Ayuntamiento ya está negociando con los cocheros que quedan en la ciudad.

¿Qué dijo exactamente? Su discurso puede consultarse íntegro en la web del Consistorio. Y es bastante claro. "Nos hemos fijado como objetivo culminar este año la amortización de las licencias del servicio de transporte de viajeros en coche de caballos", recoge el documento. "Quedan 25 y estamos en conversaciones con los titulares para indemnizarles, ya que a sus concesiones les quedan casi 11 años de vida".
Bienestar animal e imagen. El regidor va más allá y desliza las razones por las que el Consistorio quiere prescindir de un servicio que, en realidad, ha ido perdiendo peso en la ciudad con el paso del tiempo. "Damos este paso pensando en el bienestar de los animales y la imagen que la ciudad ofrece al mundo. En 2025 hay formas de moverse mucho más eficientes y respetuosas". Por si quedasen dudas, De la Torre recordó que Málaga ya trabaja en un servicio de préstamo de bicis eléctricas para llegar a 1.000 y más de 100 estaciones.
"Cuanto antes mejor". Lo importante en el anuncio del regidor no es tanto el fondo como el tempo. Que los coches de caballos tienen los días contados en Málaga no es en realidad ninguna novedad. En 2018 elDiario.es publicó un reportaje sobre la precariedad de los establos, animales y trabajadores, en 2023 Ciudadanos (C´s) presentó una moción para suprimir el servicio y hace apenas cinco meses, durante una entrevista con la agencia Efe, el propio De la Torre admitía que la idea era acabar con los carruajes "cuanto antes mejor".
La clave: cuándo. Aunque esa era la consigna (eliminar el servicio lo antes posible), la realidad es que los cocheros que siguen trabajando en Málaga lo hacen gracias a licencias a las que aún les quedan años de vigencia. En 2015 se aprobó una ordenanza que contemplaba que los permisos se mantuvieron en vigor dos décadas, con lo que no expirarían hasta 2035.
Sin embargo De la Torre aseguraba en agosto que se había encontrado con "cierta receptividad" entre los chóferes para llegar a un consenso. Quedaba la incógnita de cómo de encarriladas estaban las conversaciones y sobre todo cuándo podrían retirarse las calesas de las calles de Málaga. La sorpresa llegó cuando hace unos días el regidor reveló que el Consistorio pretende que el servicio se suprima ya este año, una década antes de que caduquen las licencias.
¿Y con qué condiciones? Esa es la gran incógnita. En verano el alcalde recordaba que el reglamento de 2015 se acompañó de un plan para ir rescatando concesiones. Y no parece haberle ido mal. Si en su día operaban en Málaga 60 licencias y hace una década estaban en vigor 55, a día de hoy su número se ha reducido de forma considerable hasta quedarse en 25. El precio medio de los rescates ha sido de alrededor de 35.000 euros, según los datos que maneja Efe.
Entrando en detalle. Medios como ABC, Diario SUR y Libertad Digital hablan de que sobre la mesa estaría el pago de 120.000 euros por licencia. ABC incluso precisa que la suma se abonaría en dos pagos de 60.000. Los profesionales que explotan esas 25 licencias y han respondido a la prensa reconocen sin embargo que hay algo que les preocupa tanto o más que la indemnización: su futuro laboral.
"Llevo aquí desde la pese, desde 1998. Ya tengo 45 años. ¿Dónde me van a querer?", se pregunta uno de los afectados por la supresión del servicio que trabaja además una licencia de la que no es titular directo, como ocurre con frecuencia en los taxis. "Me voy con una mano delante y otra detrás". El alcalde ya se ha mostrado dispuesto a ofrecer a los cocheros un plan de formación para encontrar empleo.

Cruce de argumentos. El debate sobre la continuidad (o no) de los coches de caballos es más complejo. De hecho se encuentra un buen puñado de argumentos tanto a favor como en contra. Sus partidarios alegan que hay decenas de familias que viven del servicio, los caballos están "bien cuidados" y se preguntan qué ocurrirá con ellos una vez se suprima el servicio. "¿Qué les va a pasar? Irán al matadero".
Entre los detractores se cuestiona las condiciones en las que trabajan los caballos o la imagen que traslada la ciudad al mantener el servicio y argumentan, como deslizaba De la Torre en su discurso, que hay alternativas "más respetuosas" para que los visitantes conozcan el casco urbano. A todo ello se sumaría una cuestión estrictamente práctica: el elevado coste de la limpieza y mantenimiento de las calles, cuyo pavimento acaba deteriorándose por las herraduras.
Perdiendo terreno. Se comparta una u otra postura, lo cierto es que los coches de caballos han ido perdiendo espacio en la capital de la Costa del Sol. Diario SUR recuerda que hace unos años operaban en la localidad 60 licencias con cinco paradas repartidas por el centro urbano. Ahora funcionan menos de la mitad de las concesiones y los cocheros tienen una única parada, en el lateral de la plaza de la Marina.
"Esto forma parte de Málaga de toda la vida y es demandado por muchos visitantes. Por no hablar de que es la forma más barata de conocer la ciudad, ya que por 30 euros pueden viajar hasta cuatro personas", reivindica un veterano.
¿Y más allá de Málaga? Málaga deja el ejemplo más reciente y mediático, pero no es la única ciudad en la que siguen usándose coches de caballos. De hecho lo ocurrido allí ha llevado a algunos medios a recordar otro caso próximo, el de Sevilla, donde se mantienen un centenar de licencias.
elDiario.es aclara que en la urbe hispalense el fin del servicio no está sobre la mesa y precisan que sus cocheros tienen desde hace meses una guía de buenas prácticas con "recomendaciones" y "atenciones especiales" para que el trabajo les resulte más llevadero a las monturas, sobre todo durante los calurosos días de verano. En otras urbes, como Barcelona, Palma, Marbella, Bruselas o Cartagena de Indias, ya se ha movido ficha en el pasado para eliminarlos.
Imágenes | Rachel Bickley (Flickr) y Mike McBey (Flickr)
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eltoloco
Algo que debería llevar mucho tiempo prohibido.
No hay un solo verano sin noticias de caballos desplomados por el calor o directamente muertos.
imf017
No estoy muy seguro que al alcalde le interese demasiado el bienestar de los caballos. Más bien me suena que tiene un chiringuito montado con lo del alquiler de bicis eléctricas y quiere aprovecharlo.
Naturalmente es sólo un pensamiento mío, pero piensa mal ...
hernohi
Me parece perfecto.
Málaga es una ciudad muy calurosa, los tienen desde por la mañana hasta por la noche yendo de aquí para allá con todo el sol mientras cargan con guiris que no saben usar sus piernas, porque los malagueños no lo usan.
Además, dejan suciedad allá por donde pasan, ya que lo hacen todo en cualquier lado, y los cocheros pasan olímpicamente del problema.
TOVI
En verano es para ver a esos pobres caballos volviendo por la avenida Andalucía hacia las cocheras... van arrastrando los cascos, pobres.... por no hablar del tapón de trafico que forma a una Málaga ya de por sí congestionada en las avenidas principales.
Lo llamativo es que Sevilla tenga casi 100 licencias y en verano hace incluso mas calor... pero ni se han planteado tocarlos.
vilani
Lamentable que en pleno siglo XXI se siga explotando a los animales de una manera tan burda.
Hace ya muchos años que esta practica debería de estar prohibida en un país como España.
quiksilver22
Me parece bien. Un logro más del gobierno socialista malagueño.
harry_haller
Pues yo no puedo evitar pensar que debe haber algún otro interés. Si lo que preocupa es el bienestar animal, se pueden establecer mecanismos para garantizar que se cumpla.
Que un caballo tire de una carreta no supone, por si mismo, ningún tipo de maltrato. Si entendemos que eso es maltrato, ¿cómo calificamos entonces el tener perros encerrados en pisos que solo salen un par de veces al día para mear? ¿Y tener gatos?
tonicab
En Sevilla no los pueden eliminar porque forman parte de la propia idiosincrasia de la ciudad, muy relacionados con la Feria de abril.
nakatsue
caballos eléctricos. pero los que gestionan esos carruajes son una comunidad sensible para el político de turno
churro
Por lo que veo en los comentarios. Estáis hechos de papel. No llaméis tortura al trabajo que a este paso no va a poder trabajar ni el tato.
Si el animal pasa calor en verano, al igual que en la obra, el mes de agosto no se trabaja o dejadlos trabajar por la noche que refresque un poco (cosa que no pasa en el sur de españa pero por lo menos no te cueces)
Creo y digo creo, que tenéis la opinión muy suelta cuando no se trata de vuestros trabajos y que los políticos venden muy bien el bien estar animal pero si me das a elegir entre mantener cuadras y a caballos dando vueltas o llenar la calle de patinetes y/o bicis eléctricas. Me parece mucho más ecológico (y bonito) lo primero.
Me gustaría ver cuántos de los que comentan que es una salvajada hacer trabajar a los animales en verano o hacerles tirar de una carreta, no piden Glovo cuando llueve o hay una ola de calor en consideración con los repartidores.
Además no sé pq confiáis en que si esto viene promovido por un Ayuntamiento su objetivo sea de verdad el bien estar animal. Si fuese la WWF o PACMA les puedo dar un voto de confianza pero ¿de un político? Que mienten más que hablan! Esos se van a llevar tajada.