La acusación lanzada por distintos dirigentes de Podemos ha puesto la fiscalidad de Amancio Ortega e Inditex en el centro del debate. Según el discurso del partido, Zara y compañía “han dejado de contribuir” a las arcas públicas con 600 millones en impuestos en tres años (unos 200 por año, según la acusación), mientras que en 2015 la Fundación Amancio Ortega prometió 310 millones a entregar en los siete siguientes años (es decir, unos 44 millones al año) para los servicios de oncología de España.
La sanidad pública no puede aceptar donaciones de Amancio Ortega. Se debe financiar con impuestos. Los mismos que esquiva y elude Inditex. 600 millones en tres años. Abro hilo:
— Isa Serra🙋🏽♀️ (@isaserras) May 19, 2019
Entre la multitud de artículos cruzados de estos días en prensa, con voces favorables y críticas hacia los políticos y el empresario, hay pocos recursos para contextualizar el debate con propiedad. ¿Qué quiere decir que Inditex haya pagado 11.000 millones de euros en España? ¿Qué es eso de “dejar de pagar” 600 millones? ¿Cómo funcionan los 310 millones donados por Amancio Ortega? Aquí van algunas aclaraciones.
Las (incorrectas) cifras de la crítica de Podemos
Los 600 millones enarbolados por Podemos se basan en un informe de 2016 presentado al Parlamento Europeo por Los Verdes Los Verdes/Alianza Libre Europea. Según sus estimaciones, entre 2011 y 2014 (fechas ya muy lejanas) Inditex se había ahorrado 585 millones de euros de impuestos en distintas fiscalidades europeas gracias a la ingeniería fiscal en sus filiales en Holanda, Irlanda y Suiza. De esos 585 millones sólo 218 de ellos correspondían a la “evasión” fiscal española.
Es decir, según el mismo informe, Inditex habría dejado de pagar unos 73 millones anuales a España en aquellos años.
El informe de los Verdes sólo hacía alusión a un mecanismo de elusión común entre los holdings, el del reducido pago de royalties, y no a otras operaciones también muy populares, como los préstamos intragrupo, con la que muchas multinacionales están dejando de tributar lo que deben en todo el mundo.
Inditex respondió en su momento. Una de sus críticas era que el cálculo de Los Verdes era tendencioso, ya que en España no se pagan los derechos de propiedad intelectual (los royalties) de forma directa, sino que el Estado recibe beneficios indirectos de su explotación, con lo que el cálculo no era preciso. La empresa también recordaba que pagaba todos sus impuestos religiosamente y en consonancia con las legalidades de cada jurisdicción.
Inditex ya había recibido críticas en este sentido antes del informe de Los Verdes. En 2014 Bloomberg realizó un reportaje en el que señalaba que, debido a la creación de sedes operativas de dudoso valor, Inditex (que no todas las empresas del grupo) habían conseguido eludir el pago en jurisdicciones más gravosas (Italia, España, etc.) de entre 291 y 193 millones de euros en los cinco años anteriores, algo que había aumentado los ingresos netos de la compañía en un 3%. Robert Willens, analista contable y asesor de Lehman Brothers, lo tildó de “mina de oro”.
La complejidad de las cifras de negocio de Inditex
Según su memoria económica de 2018, Inditex generó el año pasado 26.145 millones de euros en ventas en todo el mundo, y de esas ventas 4.557 millones se generaron en España. Antes de impuestos y en todo el mundo, Inditex generó 4.428 millones de beneficios y obtuvo un beneficio neto de 3.448 millones. Es decir, Inditex ha pagado en impuesto de sociedades 980 millones de euros en 2018 entre todas las fiscalidades del mundo en las que tributa. De ellos, 360 millones de euros los ha pagado en España.
Es decir, que si bien las ventas de Inditex en España suponen un sexto del volumen de negocio de la multinacional, la tributación en España le supone a Inditex más de un tercio de lo que aporta en impuesto de sociedades.
Un hecho que podría motivar a la empresa a trasladar su sede en Arteixo a algún otro país con gravámenes fiscales más ventajosos, como Irlanda, donde habría pagado la mitad, unos 180 millones de euros, pero si bien es fácil para empresas como Google o Apple justificar sus sedes en estos países, no lo es tanto para compañías con décadas de historia basadas en productos materiales. Aún así, la empresa de Inditex que gestiona todo el volumen de ventas online de la compañía ya estaba en Irlanda y se tralada ahora a otra sociedad en Países Bajos.
Pero las cifras de antes contrastan con otras que hemos encontrado en prensa estos días. “Inditex pagó en impuestos 1.692 millones solo en 2018”, leemos, que es “más del 2% de lo recaudado en Sociedades en España”, dicen también. Para El Español, Inditex y Pontegadea Inversiones (la sociedad inmobiliaria con la que Amancio Ortega controla más de la mitad de las acciones de Inditex) han pagado “algo más de 11.200 millones de euros” en los últimos cinco años.
Inditex, la quinta empresa con mayor facturación de España, aporta con sus 360 millones el 1.5% del total de la recaudación del impuesto de sociedades en nuestro país. Esa recaudación está actualmente en los 23.143 millones de euros, y es la única partida que no ha remontado desde el inicio de la crisis en España: está en un 48% por debajo de los niveles de 2007, cuando recaudábamos 44.823 millones de euros. Un agujero cada vez más preocupante.
Cuando los medios hablan de un pago de impuestos de Inditex de 1.692 millones (según ABC o Libre Mercado) o de 2.300 millones cada año (según El Español), se refieren a un cálculo en el que se suma el coste total de todos los demás aranceles, como son impuesto sobre propiedades inmobiliarias, el IRPF, las cotizaciones a la seguridad social o los impuestos medioambientales.
Para que nos entendamos, es como si, para calcular los impuestos que paga un ciudadano, se sumase su IRPF, su IBI, el impuesto local de basuras y hasta el IVA, en cuyo caso el español medio se deja aproximadamente el 50% de sus ingresos en impuestos cada año, según cálculos del think tank Civismo, una cifra que está entre las más bajas de los países de nuestro entorno.
Es un debate largo y complicado, pero tal vez la mejor manera de comprenderlo sea ir al total de la carga impositiva entre personas y empresas jurídicas: en un comunicado oficial de 2015 (ya borrado), Inditex, que afirmaba que "cumple escrupulosamente con la normativa fiscal de los 93 mercados en los que está presente”, estimó que paga “entre el 22% y el 24%” de lo que genera en impuestos. En España la carga impositiva media de las personas físicas está establecida en torno al 34%.
Y las cifras de las donaciones de Amancio Ortega
Ortega no es Inditex, pero se le parece. Aunque el empresario gallego ya no está al mando del holding, es su mayor accionista, con un 59% del capital, y según cálculos de Forbes su patrimonio es de 56.000 millones de euros. Como accionista, sólo en 2018 ganó 1.629 millones del grupo textil. En seis años ha duplicado sus ganancias anuales personales por esta vía.
Desde 2013 Amancio Ortega se ha llevado unos dividendos personales de 8.020 millones de euros por sus acciones en Inditex, al tiempo que, según la web oficial de su Fundación, ha donado un total de 147 millones de euros hasta 2017, aunque en el arco de 2018 a 2022 se ha comprometido a ofrecer otros 360 millones. A ojo, unos 50 millones de euros al año en maquinaria.
Del total de todas sus obras benéficas, el se lleva casi el total de sus ingresos es el famoso programa de oncología, por el que ofrece dinero para la renovación del equipamiento tecnológico de diagnóstico y tratamientos de radioterapia para los hospitales públicos de España.
No es un ingreso directo, sino a posteriori, pero con un mecanismo lo suficientemente participativo: primero, cada comunidad autónoma compra la maquinaria que le interese y le encaje dentro de esa descripción mediante procesos de licitación pública y, una vez instalados, la fundación asume su coste y trasfiere a las autonomías como donación el dinero que estas han tenido que adelantar.
Isa Serra ha criticado que ese dinero que recibe Sanidad a través de su fundación es "finalista". Desde su lógica, el dinero que se "ahorran" de pagar Inditex y Ortega en España y que dona para prevención al cáncer no es participativo: “no vienen precedidas de un análisis experto que estudie donde se distribuyen los recursos. Esto provoca desigualdades y enfermedades y pacientes de primera y segunda clase”.
Sin embargo, hay dos respuestas a su crítica. Por un lado, que son las comunidades autónomas las que compran la maquinaria dentro del marco que condiciona la fundación. Y por el otro, y como han argumentado desde Ciudadanos, Sanidad no ve demasiado comprometido su reparto de recursos, ya que el impacto de 50 millones de euros extra en maquinaria para una partida de 4.300 millones anuales no es demasiado alta.
Ahora bien, se estima que de, los 310 millones invertidos en aparatos oncológicos, a través de su fundación Ortega obtenga un beneficio fiscal de entre 108 y 123 millones de euros, ya que la normativa tributaria permite desgravar en el IRPF y el Impuesto de Sociedades, respectivamente, el 35% de las aportaciones empresariales y el 40% de las societarias a las fundaciones que realizan donaciones de este tipo. En ambos casos, con un límite en el 10% de la cuota anual pero con la posibilidad de distribuir el exceso en los diez ejercicios siguientes, como vemos que va a hacer.
Así, y si dejamos al margen las estimaciones de beneficios en imagen personal mediante la difusión de las cifras millonarias en prensa, es como si Amancio Ortega hubiese hecho una donación directa de 202 millones de euros en siete años, aproximadamente un 2.5% de sus beneficios anuales. Si la el salario medio en España está en 17.820 euros, es, proporcionalmente, como si alguien donase 446 euros al año. Con la diferencia lógica que supone dar ese dinero en función de si ganas 1.300 euros al mes o si ganas 650 euros cada minuto.