¿Cuántas veces hemos visto a un árbitro reconocer un error? ¿Y para el caso de un partido clave? En una reciente entrevista para el tabloide Daily Mail Mark Clattenburg ha hablado de su legendario arbitraje de la final de la Champions de 2016 en Milán, y lo ha hecho con unas declaraciones con las que los atléticos sienten ahora que se ha refrendado su visión tiránica de la historia.
El gol que no tuvo que ser: el tanto que se sumó Sergio Ramos en el minuto 14 del partido, dejando el marcador en un 1-0 a favor del Real Madrid (la final se saldó con un empate resuelto en la tanda de penaltis a favor de los blancos), se hizo según el colegiado inglés en un fuera de juego que no pitó. “Fue en fuera de juego por muy poco. Nos dimos cuenta en el descanso. Era una acción difícil y mi asistente falló", ha declarado. Problemas de un mundo previo al VAR.
— Atlético de Madrid (@Atleti) May 14, 2020
Y las irregularidades que siguieron a la decisión. La polémica continúa con el resto de cuestionables decisiones que tomó el trencilla y que cuenta en su entrevista. Al volver del descanso, con el cargo de conciencia, Clattenburg señaló un penalti a favor del Atlético por una falta de Pepe que, como éste le soltó al colegiado en el campo, nunca se pita así. “Le dije: ‘vuestro primer gol no debería haber subido al marcador’ y se calló. La gente pensará que es raro, porque dos errores no hacen un acierto. Los árbitros no pensamos así, pero los jugadores sí. Sabía que si le decía eso aceptaría la situación”.
Pepe se calló, al menos durante un rato antes de seguir desafiándole con su actitud el resto de la velada. Llegado el momento Clattenburg, en lugar de concederle la amarilla que éste estaba buscando, le sacó la lengua al jugador.
El Atleti tendría más de una Champions si el VAR hubiese existido antes.
— Paulo Futre (@Futre) May 14, 2020
Lo dije el año pasado en este video y Clattenburg hoy lo ha confirmado al mundo.
Me pregunto: ¿desde que hay VAR hay algún equipo que todavía no haya pasado de octavos? 🤔 pic.twitter.com/qkVOKhDElj
El arrebato: este reconocimiento ha servido para abrir la caja de los truenos entre la afición colchonera que no ha tardado en sacar el catálogo de afrentas causadas por Clattenburg y el “robo” de la copa Champions que más cerca tuvieron de llevarse a casa.
Algunos señalan que por algún motivo se tatuaría en su brazo la Copa de 2016 (tal vez por ser uno de los momentos más dulces de su carrera), que Cristiano Ronaldo le dio una camiseta firmada unas semanas después de lo de Milán (aunque él nunca pidió ese regalo) o que tampoco repitió durante ese partido el penalti de Griezmann (el mismo que dice concedió para compensar el gol fuera de juego del Madrid) aunque Casemiro y Sergio Ramos estaban dentro del área por la mínima cuando el francés disparaba.