Los esteroides anabolizantes han dejado de ser monopolio de los culturistas y las estrellas de cine. Basta con entrar a muchos gimnasios que inundan nuestros barrios para advertir del negocio que existe en la “trastienda”, bajo mano, para mazarse rápidamente. Se trata de un mercado negro que se ha disparado desde que se implantó la obligación de receta médica para este tipo de productos, considerados drogas no tóxicas. Ahora, la preocupación es internacional y España es uno de los países que más consume estas sustancias.
El problema es que el número de personas que las usan está en aumento y la media de edad es cada vez menor.
Una tendencia. Se trata de nada más y nada menos que el cuerto negocio ilegal del mundo, detrás de la prostitución, el narcotráfico y el tráfico de armas. El consumo de anabolizantes ha crecido un 20% en España con respecto antes del inicio de la pandemia, según la Sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la UDEV Central de la Policía Nacional. El negocio parecía estancarse con el cierre de los gimnasios, pero ha comenzado a repuntar a lo loco desde finales del pasado verano con la reapertura de los locales de entrenamiento.
Pero lo más preocupante de todo es que cada vez la edad de inicio es más baja: de entre 20 y 22 años a 16 en muchos casos, según alerta la institución, quienes explicaban en un reportaje de ABC que "se está generando una adicción cada vez mayor, que llega a la vigorexia". Según datos de la Generalitat Valenciana, en España consumen anabolizantes un 3,3% de los escolares entre 14 y 18 años. Después de los 18 el porcentaje asciende al 7,9%. Un informe de la Comisión Europea afirma que un 6% de las personas que van al gimnasio los utilizan.
El negocio. Uno de los motivos del auge de la venta ilegal de anabolizantes es básicamente que es un delito fácil de cometer y que está castigado con penas muy bajas, la máxima es de cuatro años de prisión, muy diferente al tráfico de estupefacientes. Además, la testosterona líquida genera más beneficios que las drogas populares como la cocaína por inversión. Es decir, se rentabiliza mejor el producto. Según la OMS, el mercado de medicamentos ilegales mueve 1.500 millones de euros al año en España, 15.000 en Europa y 150.000 en el mundo. Para que os hagáis una idea: de los 17 millones de dosis que se incautaron en la UE el año pasado, 5 millones correspondían a nuestro país.
Atrayendo a los jóvenes. El objetivo es hacer que las generaciones más jóvenes caigan en la trampa de "puedo hacer que mi cuerpo mejore físicamente en poco tiempo". Lo hemos contado en Magnet en un desarrollado reportaje. ¿Cómo? Muchas veces a través de páginas web y de redes sociales. Emplean muchos filtros engañosos con el fin de eludir la acción policial. "Ciclos para novatos: 300 euros", "Masa magra: 190", "Profesional: 550". Como explica el Centro de Dopaje, el otro sistema es "la distribución directa en gimnasios: con el deportista cachas de turno" que acaba convenciendo de las “bondades” de estos productos a los menores que acuden a entrenar. Así captan a los clientes y se va corriendo la voz.
Se vende de todo, desde compuestos destinados a acelerar el engrosamiento de los tejidos y aumentar el rendimiento con testosterona a los anabolizantes como el clembuterol, eritropoyetina (la más utilizada por deportistas de elite) y hormonas como la del crecimiento (HGH).
No sabes lo que te metes. Si las sustancias ya de por sí son muy nocivas —atacan al hígado y al corazón, hasta provocar fallos hepáticos y ataques cardíacos, pudiendo causar la muerte—, las adulteraciones están a la orden del día. La mayoría de veces se compran los principios activos (que son de ínfima calidad) y se mezclan con otros elementos para un mayor beneficio económico, llegando a falsificar marcas, logotipos y cajas. La Sección especializada de la Policía Nacional viene detectando la aparición de laboratorios clandestinos en España, sobre todo de hormonas. "El principio activo lo traen desde China, pero el agua destilada y otros productos con que fabrican las ampollas los adquieren a empresas legales de nuestro país. También los viales, los tapones y los aluminios que los recubren. Todo", explica la Policía.
Los riesgos. Y los riesgos son muy altos. Tanto, que pueden ocasionar la muerte. Primero, porque el sujeto que se "cicla" no toma solo un principio activo, sino una docena o más para atajar los efectos secundarios de los anteriores y muchos jóvenes que recurren a esta práctica, no son conscientes de lo están tomando. Pueden engrosar las paredes del corazón, de forma que hace que el bombeo sea lento y el músculo muy grande. El 90% de los usuarios de esteroides experimenta al menos uno de los siguientes efectos secundarios: acné (50%), estrías (34%), ginecomastia (hasta el 34%), daños en el hígado, hipertensión, impotencia y alopecia. A largo plazo hacen disminuir drásticamente los niveles de colesterol "bueno", aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y también puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata.
Y psicológicamente. Está demostrado, además, que la disminución de la testosterona durante los descansos produce depresión, los resultados en el gimnasio ya no son los mismos, y muchos usuarios se ven abocados a comenzar un nuevo ciclo poco después, especialmente si viven de su físico, como bailarines, porteros de discoteca, influencers, etc. Y ese es otro riesgo de los anabolizantes. Aunque no son sustancias adictivas, después de disfrutar de sus efectos, vivir sin ellos es mucho peor en comparación. Y para mantener el aspecto que se consiguió previamente hay que tomarlos de por vida, poniendo en riesgo la salud. Es la prisión a la que están entrando por voluntad propia cada vez más jóvenes en nuestro país.
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