Unos ingleses encontraron un huevo del siglo III AC. Lo que no sabían es que aún había líquido en su interior

Más de una década han tardado en conseguir "acceder" a su interior (de forma no invasiva). Ha merecido la pena

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En 2010, mientras excavaban un pozo cerca de Aylesbury, a unos 80 kilómetros de Londres, unos investigadores del Oxford Archeology se encontraron un huevo. No sería nada reseñable, sino fuera porque el pozo databa del 270 después de Cristo y eso lo convertía en el "huevo de ave preservado involuntariamente" más antiguo del mundo.

Durante estos años, el huevo fue un misterio. Los investigadores no sabían muy bien cómo estudiarlo sin alterar su integridad. Hasta que en agosto de 2023, tuvieron una idea y se encontraron con la sorpresa: el huevo aún contenía líquido, casi 2000 años después de su puesta.

Un descubrimiento con un par de huevos. Dos pares, en realidad. Lo que ocurre es que, en un primer momento, el interés era limitado porque conocemos huevos más antiguos. En 1898, sin ir más lejos, aparecieron todo un conjunto de huevos momificados en Egipto que databan de fechas muy anteriores.

Fue cuando analizaron el yacimiento y se percataron de que todo parecía una ofrenda a los dioses toda vez que el pozo había dejado de funcionar, que los investigadores se dieron cuenta de que era "algo fascinante": eran estructuras sumamente frágiles que se habían conservado durante tantísimo tiempo, pese a que nadie había hecho nada para asegurarlo.

De hecho, aunque tres de los cuatro huevos estaban enteros, dos de ellos se agrietaron en el proceso de extracción. Los arqueólogos no tuvieron en cuenta que la humedad del ambiente había sido clave en su conservación y al cambiarla, los huevos se vieron afectados.

Pero uno de ellos sobrevivió. Y el año pasado la Universidad de Kent se decidió hacerle una microtomogradía computerizada. En el análisis, los investigadores pudieron ver que (sorprendentemente) la yema y la clara seguían presentes dentro de él. Esto, como es razonable, disparó la expectación.

¿Y ahora qué? Que el correo de Edward Biddulph, gerente senior de proyectos de Oxford Archaeology, se ha llenado de propuestas. No solo es un hallazgo increíblemente extraño, es la puerta a una enorme cantidad de información sobre la evolución reciente de los huevos en Europa (y, por extensión, en todo el mundo).

Es cierto que cruzar esa puerta requeriría numerosas pruebas (unas de imagen y otras, más intrusivas, extraer muestras del líquido interior), por lo que esta línea de investigación requerirá mucha reflexión y mucho cuidado.

En los últimos las oología, la rama de la zoología que estudia los huevos, ha hecho avances significativos gracias a una combinación de nuevas tecnologías y la ampliación del registro fósil. Sin embargo, sigue siendo una de las disciplinas evolutivas con más huecos que rellenar. Este descubrimiento no solo es sorprendente, es un paso adelante.

Imagen | Oxford Archeology - CJ Dunmore

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