Una de las grandes preguntas que todos los que tenemos un amigo canino nos hemos hecho es la de si nuestro perro nos recuerda. También la de si nos comería si fallecemos y no nos encuentran, pero es mucho más tétrica. Es posible que te haya saltado algún vídeo en el que muestran un reencuentro entre un perro y la persona que lo cuidó años atrás, donde se ve una reacción preciosa por parte del perro, pero… ¿durante cuánto tiempo nos recuerdan?
Una investigación tiene la respuesta. Y es tan dulce como cabría esperar.
Memoria a corto y largo plazo. Hablar de la memoria es complejo porque no todas las especies tenemos los mismos mecanismos. El cerebro es un superordenador que está más o menos desarrollado en función de las especies y guarda datos ancestrales (el llamado instinto), pero también otros que almacenamos en función de la información que recogen nuestros sentidos.
En el caso de los perros, las investigaciones sugieren que se puede hablar de memoria a corto y largo plazo. Esa memoria a corto plazo es, realmente, muy limitada y pueden olvidar qué acaban de hacer, en algunos casos. Hay quien establece un margen de entre 5 y 30 segundos para esa memoria, por lo que no, tu perro no va a recordar que esta mañana comió latita de carne y puede que si destroza un cojín, lo descubrimos a la media hora y le echamos la bronca, no sepa el motivo. Otro cantar es la memoria a largo plazo.
Recuerdos asociativos. Esa es la verdaderamente interesante porque en esa memoria a largo plazo entramos nosotros y, según una investigación del neurocientífico Gregory S. Berns, nuestro perro tiene la capacidad de recordarnos de por vida. Y no sólo a nosotros, sino también a personas a las que haya visto una vez, pero a quienes haya 'escaneado'.
Eso es debido a que cuentan con una memoria asociativa que asocia esos recuerdos a la información que han recogido a partir de la vista, pero sobre todo gracias al oído y al olfato. Los perros tienen 300 millones de receptores olfativos por los seis millones de los humanos, por lo que esa parte de su cerebro enfocada al procesado de olores está 40 veces más desarrollada que la nuestra. ¿Alguna vez has olido algo (un perfume, una flor, algo en la cocina) y has experimentado un viaje de nostalgia a un momento concreto años atrás? Pues imagina eso mismo, pero con una capacidad muchísimo mayor para almacenar esa información de un olor.
Es lo que ocurre a nuestros perros y por eso en todos esos vídeos de dulces reencuentros entre perro y humano que llevaban años sin verse, el perro no suele mostrar una reacción afectiva hasta que olfatea al humano. Y nuestro olor es tan fuerte que, de hecho, en tratamientos para perros con estrés por separación se recomienda que, si vamos a estar un tiempo de viaje, les dejemos objetos que huelan a nosotros.
El proceso. En su investigación, Berns destaca que el sentido del olfato de un perro (gracias a todos esos receptores) es entre 10.000 y 100.000 veces más sensible que el de un humano. Sí, es una horquilla amplia, pero en el peor de los casos, es mucho más potente que nuestro sentido. Tienen capacidad para detectar aromas en una escala que se mide en una parte por mil millones y es por eso que se entrenan para detectar olores y que hasta son capaces de detectar que algunas cosas en nuestro cuerpo no van como deberían, como ciertos cánceres.
El proceso es simple: lo primero que hace es olfatear eso que ya ha olido antes. Lo segundo es procesar la información tanto en el cerebro como con mecanismos físicos para redirigir el olor (esos giros de cabeza que hacen a veces y que nos parecen tan adorables) y, por último, expresar la emoción tras el reconocimiento con gestos faciales o el movimiento de la cola. Es posible que no recuerde todos los detalles, pero sí diferencia perfectamente si ese olor le trae un recuerdo (connotación) positiva o negativa.
La cuestión del tiempo. Vale, los perros tienen la capacidad potencial de recordarnos durante toda su vida (lo cual es adorable y, en ocasiones, triste), pero… ¿qué ocurre cuando nos vamos un par de horas de casa? ¿Y si estamos una semana fuera? Aquí la cosa es bastante interesante. Un estudio de hace unos años llegó a la conclusión de que hay una franja de tiempo en la que los perros nos recuerdan, pero superado cierto umbral, la diferencia les es imperceptible.
En 2011, Therese Rehn y Linda Keeling descubrieron que, después de dos horas de ausencia, los perros saludaban a sus dueños con más intensidad que tras 30 minutos de estar solos. Sin embargo, no había diferencia en esa efusividad del saludo entre las dos horas y periodos de cuatro horas. No está claro qué ocurre con periodos más largos y tampoco está claro, ni hay evidencias, de cómo los perros detectan periodos de largos de días o semanas.
Alzhéimer. Ahora bien, esos recuerdos a tan largo plazo tiene un enemigo. En perros no hay Alzhéimer como tal, pero sí algo llamado 'disfunción cognitiva' que se estima que presentarán entre el 14% y el 28% de los perros mayores de 8 años y que, entre sus síntomas, se encuentra la pérdida de memoria. Es una patología infradiagnosticada porque podemos achacar que responda tarde a las órdenes (por ejemplo) a un proceso de rebeldía, pero realmente se trata de una degeneración del sistema nervioso central.
No tiene cura y, en ocasiones, puede acarrear que olvide algunos patrones de su entrenamiento o incluso a personas y animales de su entorno. Pero bueno, por terminar con una nota positiva, hay que decir que una buena diera y rutina con ejercicios de enriquecimiento mental son claves para mantener durante más tiempo el bienestar de tu mascota.
Imagen | Perhols
Ver 6 comentarios