"Lithium-Ion Batteries" es el último lanzamiento de la editorial Springer Nature. Y trata, básicamente, de eso: de baterías de ion-litio. A primera vista no parece un libro especialmente revolucionario (puedes comprobarlo por ti mismo, puesto que es de acceso libre).
Pero algo llama la atención cuando leemos el resto de la portada. ¿Autor? "Beta Writer" (Escritor beta). ¿Y el subtítulo? "Un sumario generado automáticamente del estado actual de las investigaciones".
Efectivamente, se trata del primer manual 'escrito' gracias al machine learning (concretamente, a un algoritmo desarrollado por Springer Nature en colaboración con investigadores de la Universidad Goethe de Frankfurt).
Y si bien su lectura es tan poco apasionante como aparenta (resumen de papers publicados sobre las susodichas baterías) su existencia sí es algo notable. Tanto, que el escritor de la introducción del libro (éste sí, humano: Henning Schoenenberger, director de Datos de Productos y Gestión de Metadatos en Springer Nature) habla de una "nueva era para las publicaciones científicas".
Todo gracias a su potencial para automatizar el procesamiento de grandes cantidades de texto monótono y facilitar que los científicos se mantengan al tanto de los avances en determinados campos de la ciencia (algo complicado cuando, como en el caso de las baterías de ión-litio, se publican 53.000 papers en tan sólo 3 años). "Manejar la sobrecarga de información de manera eficiente", según explica la editorial.
Un gran ahorro de tiempo... y en correctores
Debemos celebrar que una IA sea capaz de escribir un manual porque deberemos esperar sentados bastante tiempo a que sean capaces de hacer lo propio con otros géneros literarios que exijan creatividad por parte del autor, como la novela o la poesía (las IAs no son capaces, por ejemplo, de manejar la coherencia a largo plazo).
Pero, desde luego, allí donde la creatividad es innecesaria, los ordenadores se vuelven útiles: la agencia AP los usa habitualmente para generar resúmenes sobre resultados deportivos, catástrofes naturales o actualidad financiera.
De hecho, ha sido la posibilidad de usar la IA como generadora de noticias falsas lo que más tinta ha hecho correr en los últimos tiempos sobre la faceta 'escritora' de las máquinas: todos recordamos la polémica en torno a la no publicación del código del algoritmo GPT-2 por parte de OpenAI.
No todo son buenas noticias, claro, porque un repaso rápido del texto del libro de 'Beta Writer' ofrece frases oscuras, por su difícil interpretación, como "That might consequence in substantially high emphasizes and henceforth cracking or delamination".
Quizá esté justificado empezar a sustituir ya a los redactores por máquinas, pero todo indica que los correctores de estilo seguirán siendo necesarios todavía por un tiempo.
Vía | The Verge
Imagen | Mirko Tobias Schaefer
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