Galicia sufrió un accidente como el de Baltimore en 1998. Acabó mejorando las conexiones de una de sus ciudades

El 13 de enero de 1998 los ferrolanos vieron cómo un buque petrolífero destrozaba el puente das Pías

Baltimore Das Pias
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Mientras medio mundo miraba espantado esta mañana las imágenes del accidente de Baltimore, donde un buque carguero chocó de madrugada contra los pilares del mayor puente de la ciudad, muchos de los vecinos de Ferrol experimentaban una sensación de déjà vu. Una poderosa, intensa y bien justificada sensación de déjà vu. Al fin al cabo el accidente de Baltimore puede ser espectacular, pero no único: en 1998 los ferrolanos ya vieron cómo un barco de más de 250 metros de eslora chocaba contra uno de sus principales puentes y dejaba un enorme boquete.

Así vivió Galicia su propia madrugada negra hace 26 años.

Susto de madrugada. El accidente de Baltimore y el ocurrido en Ferrol a comienzos de 1998 tienen más puntos en común que el compartir protagonistas: un gran barco y un gran puente. En ambos casos el incidente ocurrió a principios de año —el 26 de marzo en EEUU; el 13 de enero en Galicia— y en ambos casos también de madrugada. Si en Baltimore la Guardia Costera avisó del colapso del puente a las 1.27 am, en Ferrol la colisión se registró hacia la misma hora.

Y no de una noche cualquiera. Como explican a La Voz de Galicia algunos de los agentes y concejales que acudieron el 13 de enero de 1998 al lugar del accidente en Ferrol, la madrugada era invernal. Con lluvia. Sin apenas visibilidad. Y sobre todo con rachas de viento fortísimas, tan potentes que llegaron a superar los 140 kilómetros por hora y explican en gran medida lo que ocurrió en la ría.

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Un paseo de 300 metros. Aquella madrugada desapacible acabaron partiéndose las 16 estachas que mantenían amarrado a los muelles de la Ría de Ferrol el Discover Enterprise, una enorme plataforma de prospección petrolífera de 254 metros de eslora y 38 de manga que llevaba tiempo tomando forma en las instalaciones de Astano, en Fene. Sus responsables contaban probablemente con la fuerza del viento, pero no con que las rachas acabasen impulsando aquel navío a medio terminar, como ocurrió la noche del 13 de enero cuando la embarcación se liberó de los cabos que lo mantenían sujeto y quedó a la deriva por la ría.

Así, mecido por las olas, emprendió un inesperado viaje bautismal de 300 metros que acabó de una de las peores formas posibles: con una tremenda colisión contra el puente de As Pías, un viaducto de un carril por sentido y arcenes que jugaba un papel clave en las comunicaciones entre Ferrol y su área metropolitana. También en eso el suceso gallego se parece al de Baltimore, donde el buque implicado, bautizado Dali, es un carguero con bandera de Singapur de 300 x 48,2 m.

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Un puente colapsado. Ese fue el resultado en ambos casos, el de Baltimore y el de Ferrol, con 26 años de diferencia. Aunque en el primer caso la causa parece ser una "pérdida de propulsión" que impidió a la tripulación dominar el barco y en el segundo, el de Galicia, fue la meteorología la que jugó un papel clave, el resultado fue más o menos el mismo: un choque violento contra un puente.

El Dali golpeó uno de los pilares del Francis Scott Key, el mayor puente de Baltimore, provocando el derrumbe de la estructura. En enero de 1998 el Discover Entrerprise acabó empotrándose contra el puente más icónico de Ferrol, el de As Pías, que cruza la ría y une Fene y Ferrol, con tal violencia que dejó un enorme destrozo de unos 100 metros en el viaducto y obligó a su reconstrucción.

La tormenta perfecta. "Se dieron muchas casualidades: el viento, que la embarcación no estuviese bien atada, que los dirigiese al punto determinado y que se fuese precisamente al centro, al punto más débil, el de los arcos", reconoce a La Voz de Galicia Manuel Fernández-Castro Cancela, por entonces concejal de Tráfico de Ferrol. La llamada con la que le informaron del accidente lo pilló ya en cama, durmiendo, y tuvo que tomarse su tiempo para asimilar lo ocurrido: "¿Cómo que chocó?", contestó cuando le contaron lo que había hecho el Discover.

De segundos… a semanas y años. El accidente ocurrió en ambos casos en cuestión de segundos. Sus consecuencias duran sin embargo bastante más. En el caso de Baltimore las autoridades buscaban aún esta mañana a seis desaparecidos. En el caso de Ferrol, el incidente causó un problema de logística que complicó las comunicaciones entre la ciudad y su entorno. De tener una acceso ágil, rápido y directo, los conductores pasaron a enfrentarse a un rodeo de más de 10 km.

"Entrar en Ferrol era francamente horrible, pasaban horas", recuerda el exconcejal, quien celebra, eso sí, que los daños fueron materiales. Como por el viaducto pasaban las tuberías que conectaban con la potabilizadora de Ferrol, varias poblaciones de la zona se quedaron además sin suministro de agua.

Un "empujón" para la autopista. Ironías de la historia, el accidente del Discover también tuvo su parte positiva. Aunque como reconoce Fernández-Castro el siniestro causó graves daños al viaducto y perjudicó el tráfico de la comarca, con caravanas que duraban horas, visto con perspectiva tuvo su contraparte. El puente de As Pías se reconstruyó en un tiempo récord de 56 días, pasando además de dos a cuatro carriles, y medios como La Voz de Galicia, El Correo Gallego o Faro de Vigo apuntan que como "principal compensación" Ferrol vio cómo en 2003 llegaba a la ciudad la autopista AP-9, con nuevo puente y la gratuidad desde Fene.

"Paradójicamente, contribuyó a la mejora de las infraestructuras, entre ellas la del propio puente [...], al tiempo que favorecía que el último tramo de la autopista AP-9, cuyo trazado estaba previsto que, inicialmente, finalizara en Fene, se extendiera hasta Ferrol en un tramo con carácter gratuito por decisión del Gobierno de José María Aznar. Se trataba, en buena parte, de favorecer los traslados por la vía de pago y compensar las molestias que el siniestro produjo a la ciudadanía", recoge Diario de Ferrol. "Se vio la necesidad de que Ferrol no podía estar simplemente conectado por un puente", apostilla el entonces concejal de Tráfico.

Imagen | Bureau of Ocean Energy Management (Flickr)

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