En el Space Telescope Science Institute de Baltimore se respira desde ayer con más tranquilidad y cierta sensación de alivio. Tras una compleja y larga maniobra, a las 1.17 pm EST el control terrestre del Centro de Operaciones daba por completado el despliegue del espejo principal del James Webb, el carísimo telescopio espacial que partió en diciembre desde la Guayana Francesa para convertirse, andado el tiempo, en nuestra nueva y mejor ventana a los secretos del universo.
La operación despachada ayer completa la que los técnicos habían encarado ya el viernes, cuando desplegaron la primera de sus dos alas. Compleja y todo un desafío para los técnicos de la NASA, la maniobra ha permitido recomponer las piezas que, por su envergadura, hubo que plegar igual que un origami para introducirlas en del cohete Ariane 5 del que partió de la Tierra rumbo al que será su hogar definitivo: el punto de Lagrange L2, situado a alrededor de 1,5 millones de km de la Tierra.
Un camino exigente hasta el L2
Con una de sus fases más delicadas ya despachada, la pregunta es: ¿y ahora, qué? ¿Cuáles serán los siguientes hitos en el proceso que permitirá al Webb desplegar todo su potencial y enviar datos a la Tierra, algo que no ocurrirá hasta dentro de varios meses? Como reconocía ayer mismo la NASA en su cuenta de Twitter, la celebración en Baltimore fue breve y consciente —recalcaba la agencia estadounidense— de que “todavía queda trabajo por hacer”. Con el ala final ya desplegada, de hecho, el siguiente desafío pasaba por afianzarla, un proceso de varias horas de trabajo.
El telescopio deberá también mover los 18 segmentos de su espejo primario para alinear la óptica. El trabajo —detalla la NASA— requerirá meses y exigirá a los técnicos comandar 126 acciones en la parte posterior de las piezas para flexionar cada espejo. “Luego, el equipo calibrará los instrumentos científicos antes de entregar las primeras imágenes de Webb este verano”, precisa.
En la agenda del equipo del Webb hay también maniobras para orientarse correctamente en su camino hacia el punto L2. Para lograrlo deberá completar su tercera operación de “corrección de rumbo”. Una vez liberado del cohete Ariane 5, Webb aplicó ya un primer ajuste poco después de su despegue, el 25 de diciembre —de 65 minutos y que agregó 20 metros/segundo a la velocidad del observatorio— y un segundo, dos días después, que añadió otros 2,8 m/s.
Final wing is now deployed! Short celebration, but we’ve still got work to do. Engineers are working to latch the wing into place, a multi-hour process. When the final latch is secure, #NASAWebb will be fully unfolded in space. #UnfoldTheUniverse More 📷 https://t.co/n9v3La32ic pic.twitter.com/Mng79UTPRT
— NASA HQ PHOTO (@nasahqphoto) January 8, 2022
La operación de despegue de hecho fue tan eficaz que —gracias en gran medida al Ariane 5— la NASA ya ha reconocido que el telescopio ha conseguido ahorrar el combustible necesario para prolongar su vida útil, que en un principio los expertos situaban entre los cinco y diez años.
Una vez alcance su posición orbital definitiva y con ayuda de su parasol que lo protegerá de la luz que podría interferir en sus observaciones, el Jamaes Webb desplegará todo su potencial. “Está diseñado para observar 13.500 millones de años atrás para captar la luz infrarroja de los objetos celestes con una resolución mucho mayor que hasta ahora y estudiar nuestro propio sistema solar y mundos distantes”, destaca la NASA. Gracias a la antena que ha desplegado hace solo unos días, el telescopio transmitirá "al menos" 28,6 GB de datos dos veces al día.
Congratulations, @NASAWebb! You are fully deployed! 🥳
— NASA (@NASA) January 8, 2022
Stay tuned over the coming months as the space telescope reaches its destination of Lagrange point 2 and prepares to #UnfoldTheUniverse: pic.twitter.com/qg6jmVRCsH
A la espera de nuevas noticias sobre el Webb, el último tuit publicado por la NASA, de ayer por la noche, destacaba que el telescopio espacial ha tomado ya “su forma final” y a lo largo de los próximos seis meses, más o menos, deberá enfriarse y calibrar su instrumental.
Imagen de portada | NASA GSFC/CIL/Adriana Manrique Gutierrez
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