La exploración espacial española se juega parte de su futuro este mes: estos son los planes de Miura 1

Miura 1 Test
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Los meses de abril y mayo van a ser claves para PLD Space y sus cohetes: Miura 1, su lanzador suborbital ya se encuentra en la base de lanzamiento en Huelva y cuenta con dos ventanas de lanzamiento preparadas. El camino hasta aquí no ha sido uno de rosas y aún queda mucho por delante.

Dos ventanas de lanzamiento. La gran prueba de fuego del primer cohete espacial creado en España, el Miura 1 se producirá entre este mes de marzo y el mes que viene. El lanzador se encuentra ya, de hecho, en el Centro de Experimentación de El Arenosillo (CEDEA) del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) en la provincia de Huelva. El vuelo, originalmente ideado para el segundo trimestre de 2022, parece ya inminente.

Dos de las características clave de Miura 1 son que se trata de una lanzadera suborbital, es decir, su trayectoria no será tal que la lleve a ponerse en órbita sino que descenderá a la Tierra antes de circunvalarla completamente. La otra, que se trata de un cohete recuperable y reutilizable.

Lo que el cohete tiene por delante es una misión de unos 12 minutos, durante los cuales se elevará hasta alcanzar una altura de unos 150 kilómetros, pasando entre 3 y 4 minutos en microgravedad. A partir de ahí comenzará su descenso “de cabeza” o con la cofia por delante, A unos 5 km del suelo un paracaídas se abrirá y el cohete amerizará en las aguas del Atlántico a unos 70 km de la costa.

Una etapa y un motor. Miura 1 es un vehículo de una etapa y un motor, con una longitud de unos 12,5 metros, un diámetro de 70 cm y dos toneladas y media de masa. El motor es un TEPREL-1B. El desarrollo de esta pieza fue un gran quebradero de cabeza hasta el punto de causar un grave incidente en 2019 en una de sus pruebas.

Según explican Francisco José Torcal Milla y Santiago Forcada Pardo en un artículo en The Conversation, el motor, que se encuentra ya en su quinta iteración, es “muy similar” al Kestrel desarrollado por la empresa americana SpaceX. El motor es capaz de generar una fuerza de empuje de 30,1 kN a nivel del mar con un impulso específico de 240 segundos.

Los expertos de la Universidad de Zaragoza explican también en su artículo que el motor se alimenta de queroseno Jet A-1, el mismo que se utiliza en la aviación comercial, como combustible; y oxígeno líquido como agente oxidante.

Un paso hacia el Miura 5. Miura 1 es un vehículo interesante, pero es solo la antesala del Miura 5, el lanzador orbital de la empresa ilicitana. Tal como explican en su artículo Torcal Milla y Forcada Pardo, Miura 1 servirá entre otras cosas para “ensayar hasta un 70 % de las tecnologías que luego formarán parte del prototipo final, Miura 5”.

Previsto para 2025, Miura 5 será un cohete de dos etapas cuyo objetivo será el de colocar en órbita pequeños satélites. La primera etapa de este vehículo también ha sido ideada para ser recuperable y reutilizable (la empresa habla incluso de 15 lanzamientos anuales), contará con cinco motores capaces de generar un empuje total de 525 kN.

La segunda etapa del Miura 5 contará con un motor que generará 45 kN de empuje y será la encargada de poner la carga en órbita. En total, el cohete completo con sus dos etapas y bodega de carga medirá unos 26 metros de altura y dos de diámetro.

El tamaño importa (menos es más). La prueba de fuego de Miura 1 irá más allá de lo relacionado con su ingeniería. Hasta ahora la empresa responsable del proyecto, PLD Space, ha logrado cerrar diversos contratos para el futuro uso de los cohetes. Una prueba exitosa probablemente implique nuevos avances en este sentido.

El objetivo de la empresa con Miura 5 es el de crear un vehículo especializado en poner cargas pequeñas en órbita de manera eficiente y por tanto económica. Hoy por hoy la única forma de lograr estos niveles de eficiencia en lanzamientos de cargas pequeñas es la de lanzarlas como cargas secundarias en vehículos más pesados.

Esto, como explican Torcal Milla y Forcada Pardo implica dos problemas. El primero, perder capacidad de decisión en cuanto al trayecto y órbita que alcanzará la carga. El segundo, un creciente “cola” hasta lograr un hueco en estos viajes.

Imagen | PLD Space

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