Si queremos establecer una presencia más o menos permanente en la Luna son varios los problemas que tenemos que afrontar. El de la comida es uno de los más importantes, ya que no es sencillo transportar la comida que necesita consumir un equipo de varias personas a casi 385.000 kilómetros de la Tierra.
Garbanzos en la Luna. Un equipo de investigadoras de las universidades Texas A&M y Brown ha creado un sistema que podría permitir a las futuras expediciones lunares cultivar plantas aprovechando los suelos lunares de regolito como campo de cultivo. El sistema se vale de una combinación de lombrices y hongos para hacer el suelo cultivable.
Micorriza arbuscular y vermicultura. El suelo lunar presenta varios problemas a la hora de utilizarlo para el cultivo. El primero es su toxicidad, causada por la presencia en él de metales pesados. El segundo es la falta de nutrientes en él, un problema relevante en sí mismo.
La primera de las soluciones pasa por el uso de lombrices para generar vermicompost. Estos animales se alimentan de distintas formas de materia orgánica que para los humanos son desechos y generan compost rico en nutrientes para las plantas.
El segundo de los recursos con lo que ha contado este experimento son hongos micorrízicos arbusculares. La micorriza es una forma de interacción simbiótica entre algunas especies de hongos y plantas. Planta y hongo comparten nutrientes. Las micorrizas arbusculares han sido utilizadas en diversos contextos para limpiar del suelo no solo metales pesados, sino también elementos radiactivos.
El experimento. Para el experimento el equipo recurrió a un compuesto creado a efecto de simular el suelo lunar (debido a evidentes problemas logísticos). Se utilizaron distintas concentraciones de este regolito artificial (25%, 50%, 75% y 100%) para distintas pruebas del experimento. Las plantas a germinar se dividieron también en función de si contenían hongos o no. El cultivo elegido fueron garbanzos, motivado por el valor nutritivo de estas legumbres.
Los resultados del experimento fueron positivos. Las plantas que no contaban con la protección de los hongos murieron pronto, como también lo hicieron las que fueron plantadas en un sustrato compuesto plenamente por la imitación del regolito. Aquellas que combinaban compost y el efecto de los hongos sobrevivieron.
El estudio aún no ha sido revisado por pares y publicado en una revista, pero está disponible en forma de preprint para su consulta a través de la plataforma BioRxiv.
Los próximos pasos. No es que el tiempo apremie, pero demostrar que este experimento puede ser replicado y escalado en la Luna requerirá nuevos trabajos. La composición del regolito lunar puede variar entre las distintas áreas de la Luna, algunas de ellas, como el hemisferio sur, relativamente inexploradas in situ. La diferente intensidad de la gravedad también puede resultar relevante a la hora de entender el desarrollo de las plantas en nuestro satélite y puede dificultar la tarea de cultivar en él.
Las autoras del trabajo señalan también que es probable que se requieran varias generaciones de plantas hasta que la toxicidad sea eliminada de las legumbres. Diversas iteraciones de este experimento podrían ayudar a resolver la cuestión de cuántas.
También resultará conveniente explorar otros cultivos. El valor nutricional de las legumbres da enorme valor a este cultivo, pero para una estancia permanente otros cultivos adicionales serían probablemente necesarios.
En Xataka | El sueño espacial era gastarnos miles de millones de euros en ir a Marte para acabar comiendo grillos
Imagen | / NASA
Ver 8 comentarios