En la medida de lo posible, los grandes telescopios suelen instalarse en lugares remotos como el desierto de Atacama, islas en Hawaii, o sobre las laderas del Teide. Pero quizás en esta competición por ir más lejos (literalmente) quienes ganen sean los telescopios de la Antártida. Y ya hay uno nuevo.
Telescopio piloto. Eso es porque China ha dado por satisfactorio el proyecto piloto para la instalación de un nuevo observatorio astronómico en la Antártida, según ha informado la agencia china Xinhua. Este piloto constaba de un pequeño telescopio instalado en las inmediaciones del Mar de Ross.
El telescopio pronto tendrá compañía, ya que la futura Red de Observación Astronómica de Dominio Temporal TianMu consistirá de un gran receptor compuesto por 100 pequeños telescopios. Estos telescopios contarán con un pequeño diámetro y gran campo, capaz de cubrir 10.000 grados cuadrados.
Como medida de comparación, puede señalarse que el Sol y la Luna, que ocupan 0,2 grados cuadrados de nuestra bóveda celeste. Bóveda que tiene en su total algo más de 20.000 grados cuadrados (si tenemos en cuenta que estamos hablando de una semiesfera).
Expedición 39. La 39ª expedición antártica china fue la encargada de transportar el telescopio prototipo a su ubicación. La expedición comenzó en octubre de 2022 con dos rompehielos aprovechando la cercanía del verano austral para iniciar una ruta de más de 160 días a lo largo de 60.000 millas náuticas.
En febrero de este año el prototipo ya se encontraba listo en su ubicación para comenzar las pruebas. Ensayos que se prolongarían a lo largo de los siguientes meses de otoño e invierno australes: 248 días en los que este primer telescopio pudo comenzar a recabar datos sobre nuestro universo.
Carpe noctem. Las fechas no son casuales: la intención de los responsables de este aparato científico pretenden aprovechar la especial longitud de las noches de invierno en el círculo polar para realizar observaciones ininterrumpidas del cielo sobre el hemisferio sur.
Esto ayudará a este experimento a hacer un mejor seguimiento de fenómenos espaciales transitorios, aquellos que solo se manifiestan en nuestro cielo durante un breve periodo o cuya intensidad varía de forma puntual. Ejemplos de estos fenómenos pueden ser las supernovas o las ráfagas rápidas de radio.
El telescopio se basa en un dispositivo acoplado de carga (CCD) de escaneo a la deriva. Esta tecnología (semejante a la que usan algunos sensores de cámaras digitales) tiene precisamente la función de permitir a estos telescopios seguir objetos celestes sin necesidad de mecanismos externos.
No tan inusual. Este será el primer gran proyecto independiente de China en este contexto, pero no se trata del primer telescopio antártico. Ni siquiera del primer telescopio antártico chino. Lo remoto de este continente prácticamente limpio de contaminación lumínica resulta muy atractivo para este tipo de experimentos.
Ejemplos de esto son el Telescopio Polo Sur o los Antarctic Survey Telescopes (AST3). China es uno de los miembros participantes en este último proyecto, y el país asiático cuenta con tres telescopios en funcionamiento dentro del marco de este proyecto.
TianMu será sin embargo el primer proyecto liderado por Beijín, y también será el primer telescopio antártico chino en implementar algunas de sus tecnologías. Tecnologías que algún día quizás nos ayuden a comprender mejor fenómenos sobre los que aún sabemos muy poco, desde los rayos cósmicos hasta los agujeros negros.
Imagen | Xinhua
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