Desde 2016, la presencia de buques que almacenan petróleo en los océanos se usa como termómetro para medir el mercado del crudo proveniente de países sancionados, como Irán, Rusia o Venezuela. Parece que China ha arrasado con ellos.
El petróleo que flotaba a espaldas de Occidente. Hasta ahora, el petróleo flotante se había ido acumulando con una oferta desbordada que no encontraba su demanda. Un promedio de 140.000 barriles salía a diario sin destino.
El petróleo sancionado es más barato, pero con el crudo en niveles bajos, a los potenciales compradores no les salía a cuenta enfadar a Estados Unidos y sus socios con tal de ahorrarse unos dólares.
Juego de sanciones y estrategia. Bien, el termómetro se ha disparado. Según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el petróleo flotante ha caído a mínimos históricos desde que se tienen registros. En cuanto el crudo subió de precio, alguien decidió que era buen momento para absorber el petróleo sancionado, dejando los mares casi vacíos.
Los analistas creen que China ha estado acumulando este petróleo a precio de saldo para impulsar la reapertura de su economía y engordar sus reservas estratégicas, un movimiento no exento de riesgo, pero audaz. Petróleo sancionado, petróleo que Beijing compra barato.
El efecto de la pandemia. La pandemia de covid-19 infló los volúmenes de almacenamiento del crudo a cifras de vértigo. Fue cuando el mundo empezó a sacudirse el virus que los precios empezaron a escalar y entonces, el petróleo flotante, en un mercado paralelo, comenzó a escasear.
2023 ha sido un año récord para China en importaciones de crudo, con una cifra que quita el aliento: 11,3 millones de barriles diarios. Aunque Beijing niega que las importaciones provengan de Irán o Venezuela, el petróleo sancionado se camufla como importaciones de Malasia, un país con una producción petrolera mínima.
Más tensiones geopolíticas en 2024. La oferta y la demanda del petróleo bailan una danza complicada entre la búsqueda de crecimiento económico y los objetivos de reducir emisiones frente al cambio climático.
Las tensiones en Medio Oriente y las interrupciones en la oferta norteamericana han propulsado un nuevo aumento en los precios. Este año, China, India y Brasil concentran el 78% del crecimiento en la demanda. Con el petróleo flotante casi extinto, tendrán que desembolsar más por barril si quieren seguir abasteciéndose.
Imagen | Wilfredo R. Rodriguez H. (CC0 1.0)
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