La economía mundial mira el precio del petróleo con inquietud. Después de un año 2022 de absoluta locura, donde se llegó a hablar de litros de gasolina a tres euros o en el que se llegaron a registrar cotizaciones del barril de Brent muy cerca de los, ya alertado en febrero, 125 dólares/barril, 2023 no parece ser un año mucho más tranquilo.
Después de un primer trimestre donde el precio del petróleo se había mantenido por encima de los 80 dólares/barril, en marzo el coste del mismo cayó sensiblemente y los más afectados por la crisis bancaria empezaban a mirar con esperanza el futuro. Un espejismo. Eso es lo que ha sido, pues la OPEP+ se ha puesto manos a la obra. Y, ahora, el futuro es incierto.
Previsiones para todos los gustos
Desde marzo, las previsiones sobre el futuro del precio del petróleo no han dejado de cambiar. Hace menos de un mes, los precios del petróleo eran los más bajos desde 2021. Un escenario que parecía imposible en 2022 y que llegaba como consecuencia de una subida en los tipos de interés que estaba ralentizando la economía.
Entonces, la duda estaba sobre la mesa: ¿un menor precio animaría al consumo o la OPEP+ intervendría para aumentar el precio artificialmente? La respuesta de los países productores de petróleo ha sido la segunda. Concretamente, una reducción de 1,66 millones de barriles diarios en la producción a partir del próximo mes de mayo.
La respuesta del mercado ha sido la esperada. El Barril de Brent ya se ha situado por encima de los 85 dólares/barril y algunos analistas empiezan a apuntar a que la OPEP+ no cejará en su empeño de elevar el precio del crudo hasta situarlo en los 100 dólares/barril. "Están diciendo claramente que 80 o 90 dólares por barril es demasiado bajo. Es probable que su precio sea mucho más alto de los 100 dólares antes de que reaccionen y comiencen a aumentar la producción", augura Pierre Andurand, especialista del mercado en palabras recogidas por Financial Times.
En la misma línea se ha expresado Amrita Sen, directora de investigación de Energy Aspects, quien asegura que Arabia Saudi contempla tensar mucho más la cuerda. Sen asegura al mismo diario que el país cree que el mercado puede aguantar un futuro donde el Barril de Brent cotice a 120 dólares/unidad.
Las previsiones oscilan entre los 80 y los más de 100 dólares/barril a final de año
De momento, las agencias, siempre más conservadoras, empiezan a recalcular sus previsiones. La Administración de Información de Energía de EE. UU ya contempla un año donde la media del precio del petróleo sea de 85,01 por barril, un pronóstico que eleva el precio esperado en un 2,5%. Para 2024, esperan precios de poco más de 81 dólares/unidad, pero eso ya es un 5% más que los cálculos anteriores.
No todos se suben a este barco. Citigroup, por ejemplo, augura que los esfuerzos de la OPEP+ serán en vano y que no conseguirán elevar el precio del petróleo mucho más que lo que pagamos ahora por él. Alegan que países como Estados Unidos, Irak o Venezuela trabajan para aumentar su producción y, por tanto, podrían compensar el recorte de los países de la OPEP+.
Desde Cinco Días se decantan por el conservadurismo, alegando lo difícil que es prever el comportamiento en el mercado de un producto tan volátil que crece o decrece en 10 o 15 dólares/barril al mínimo cambio que se produce en la oferta o la demanda. Apuntalando este discurso aparecen países pequeños y medianos en la producción de petróleo, que desde otoño han aumentado su producción y están compensando los reiterados anuncios de una bajada en la oferta disponible.
Y la misma preocupación para todos
Sea como sea lo que suceda, en lo que sí parecen coincidir los analistas es en lo problemático de una nueva subida en los precios del petróleo. En enero ya se hablaba que con un relanzamiento de la apertura china, la demanda (y el precio) subirá. Y hay quien asegura que, pese a todo, los países productores no tienen mucho margen para aumentar su producción, pese a que han ido anunciando continuas rebajas voluntarias.
De momento, en The Guardian vuelven a hablar del riesgo de inflación como consecuencia de un aumento en el precio del petróleo y de si los bancos centrales volverán a emprender duras subidas en los tipos de interés o, por el contrario, se mantendrán en estrategias más conservadoras.
En Axios también aplicaban la misma lógica pero en sentido inverso: si el precio del petróleo cae, también lo hará la inflación. Adi Imsirovic del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford (OIES), también se mantiene en esta idea: "Tenemos una inflación alta, las economías podrían entrar en recesión y esta es una situación en la que se necesitan precios del petróleo más bajos durante un corto período de tiempo para que la economía se recupere".
Y recalca: "si los bancos centrales ya no pueden reducir las tasas de la misma manera, entonces la OPEP+ bien podría ser responsable de arrastrar a toda la economía mundial a una recesión ". Unas palabras de Imsirovic que parecen refrendar la teoría de Amy Myers Jaffe, profesora de la Universidad de Nueva York, quien asegura que, de pasarse de la raya, incluso Arabia Saudí lo acabará pagando.
"Hay una fina línea de incertidumbre. (...) Se corre el riesgo de llevar al mundo a una crisis financiera más grande. . . donde los altos precios del petróleo agravan otros factores desestabilizadores y, bingo, vemos un colapso de todo, incluidos los precios del petróleo", defiende Amy Myers Jaffe en Financial Times.
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Foto | Nathan Forbes
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