En lo que llevamos de semana, Península y Baleares han sufrido las consecuencias de tener dos enormes tormentas atravesando sus territorios: Daniel durante el domingo y el lunes y Elsa que arrancó el miércoles y seguirá causando problemas hasta el sábado.
De hecho, Elsa ha sido particularmente complicado. Ya ha dejado dos fallecidos en España (uno Asturias y otro en Galicia) y otros dos en Portugal como resultado de las numerosos problemas (y alguna buena noticia) que han ocasionado sus inundaciones, destrozos y vientos de hasta 136 km/h en el interior de la Península.
La buena noticia es que Elsa empieza a remitir: si ayer estaban alerta 44 provincias por lluvias, viento y mala mar, hoy la cifra baja a 32. Sin embargo, no es momento de bajar la guardia. Como reza el viejo dicho, "no hay dos sin tres" y ahora sabemos que el mismo sábado llegará Fabien a nuestras costas.
No hay dos sin tres
Por lo que sabemos, Fabien será un temporal muy parecido a Elsa, aunque su impacto estará más localizado en el noroeste de la península. Sin embargo, puede ser la gota que calme los vasos que acaban de llenar Daniel y Elsa. Es decir, la fiesta meteorológica (y, sobre todo, su resaca) no ha acabado.
Cuando el lunes por la mañana entre el anticiclón y despeje los cielos de toda la península (excepto los de Rías Baixas), una buena parte del país habrá pasado una semana bajo las lluvias de tres temporales distintos. Lo que, bien visto, es también una oportunidad.
No sólo para testar la capacidad de nuestras redes hidroeléctricas y eólicas para convertir un río revuelto en ganancias de consumidores, sino de ir analizando hasta qué punto nuestra infraestructura responde como debería a situaciones meteorológicas como las actuales y si los previsible cambios climáticos son una invitación para empezar a pensar en renovarlas de los pies a la cabeza.
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