Australia aún no ha declarado El Niño. Es un dato más relevante de lo que parece para entender sus efectos

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La NOAA estadounidense declaró que El Niño ya estaba con nosotros a finales de junio. La OMM lo anunció un par de semanas después. Decenas de países ya han empezado prepararse para lo que temen que sean un golpe enorme a sus economías. Y, mientras tanto, la Oficina de Meteorología (BoM) de Australia sigue sin mover ficha.

¿Por qué Australia sigue sin declarar oficialmente El Niño?

¿Qué pasa en Australia? Todo esto es aún más curioso si tenemos en cuenta que no solo Australia es un país tremendamente dependiente de El Niño (y las sequías pueden llegar a ser dramáticas), sino que las previsiones de la misma BoM han estado en el TOP mundial en cuando a intensidad.

Y, sin embargo, El Niño sigue sin ser oficial en la isla-continente. Eso quiere decir que, aunque miles de personas estén viendo cómo se preparan para el impacto, en el ámbito público y gubernamental todavía falta el pistoletazo de salida. Y merece la pena detenernos en el porqué. Al fin y al cabo, cuando te juegas tanto como Australia (donde, recordemos, los incendios de los últimos años han sido salvajes y la Gran Barrera de colar pende de un hilo), sus argumentos son dignos de análisis.

Un dato. Esa es la explicación: la BoM australiano no declara El Niño por un dato. Lo cierto es que la definición del ENSO está más o menos consensuada, pero los criterios para considerarlo en marcha no tienen por qué estarlo. Cada institución utiliza sus propias métricas para hacerlo y, entre los que usa la BoM, hay un que falta.

Como explica Martín León, lo cierto es que "la diferencia en la presión atmosférica entre Tahití y Darwin todavía no se comporta de la manera que esperaríamos que lo hiciera un El Niño clásico".

Por supuesto, esa diferencia de presión no es algo gratuito: "está relacionada con el  debilitamiento de los vientos alisios" y "es una métrica clave para medir El Niño". De hecho, para los australianos, la tendencia "debe persistir durante semanas" antes de certificar que El Niño está en marcha.

¿Qué significa esto? Seguramente, poco. Es decir, en unos días o semanas la BoM declarará oficialmente El Niño y no habrá más discusión. Pero mientras tanto, los expertos siguen mirando los datos intrigados. Y es que depende de qué métrica mires, el pronóstico de El Niño cambia. A veces, radicalmente.

En condiciones normales no pasaría nada. Pero 2023 no son condiciones normales: el mundo ha vivido sus días más calientes en tiempos modernos y hay grandes masas de agua muy por encima de su temperatura normal. ¿Qué impacto tendrá todo esto en El Niño? ¿Son anécdotas o estas métricas erráticas no están diciendo algo sobre los próximos meses?

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¿Y ahora qué? Como llevamos repitiendo desde hace meses, los datos son claros: el mundo nunca ha estado mejor preparado para soportar este tipo de fenómenos naturales extremos. Sin embargo, eso no significa que no vayamos a pasarlo mal, ni que las costuras del sistema económico internacional no vayan a forzarse.

Sobre todo, si tenemos en cuenta que no sabemos qué podemos esperar.

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Imagen | BoM

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