Argoland, el continente que se perdió bajo el océano (casi) sin dejar rastro

El continente se extendía unos 5.000 kilómetros y apareció durante el triásico

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Puede que la Atlántida pertenezca únicamente al reino de la fantasía, pero los océanos de la Tierra guardan varios “continentes perdidos”, de cuya existencia vamos encontrando nuevas pistas. El último de estos elementos geológicos descubierto ha recibido el nombre de Argoland.

Hace 155 millones de años. Un equipo de investigadores de la Universidad de Utrecht, en Holanda, ha reconstruido el devenir del continente de Argoland, una masa de tierra que existió hace 155 millones de años, durante el periodo Jurásico.

Según la reconstrucción realizada por los investigadores, hace 215 millones de años (finales del Triásico) Argoland habría sido un archipiélago al sur del océano de Tethys, a orillas de lo que hoy en día sería Australia.

Un continente de 5.000 kilómetros de longitud. Hace unos 155 millones de años la placa tectónica de Argoland se habría separado de la placa en la que se encontraban las tierras que hoy forman parte de Australia, el subcontinente indio o la Antártida.

Se formó así el continente de Argolandia, que según los modelos geológicos empleados mantuvo su deriva hacia el norte durante varios miles de años hasta hace unos 90 millones de años, cuando ya en el periodo Cretácico se unió al supercontinente de Laurasia.

¿Qué fue de este continente? La deriva de Argoland habría terminado hace unos 90 millones de años, cuando ya en el periodo Cretácico se unió al supercontinente de Laurasia. Pero es aquí donde la historia de Argoland se pone interesante.

A diferencia de otros continentes perdidos bajo el océano Argoland tiene una característica que lo hace único y es lo poco que queda de él. El descubrimiento de este antiguo continente se lo debemos al “vacío” dejado por él: la Llanura Abisal de Argo, de cuyo nombre se deriva el del continente.

¿Qué es un continente? Definir lo que es un continente resulta complicado ya que el concepto de continente con el que nos desenvolvemos tiene un cariz más histórico y social que científico. Los geólogos en cambio cuentan con un mecanismo que les permite diferenciar la llamada corteza oceánica de la corteza continental: su peso.

Fue así que los investigadores pudieron encontrar una serie de “fragmentos” continentales separados por corteza oceánica antigua. Los investigadores para compilar información necesaria para su trabajo tuvieron que enfrentarse a lo que llaman “islas de información (…) literalmente”.

Los detalles del trabajo realizado fueron publicados recientemente en un artículo en la revista Gondwana Research.

¿Un problema? El descubrimiento deja tras de sí todo un enigma. El hecho de que los restos de este antiguo continente se encontraran fragmentados y fueran tan escasos forzó a los investigadores a hacerse una pregunta clave: ¿puede un continente prehistórico desaparecer sin dejar huella geológica? Si la respuesta es sí, entonces tenemos un problema.

“Si los continente pueden sumergirse en el manto y desaparecer del todo, si dejar una traza geológica en la superficie terrestre, entonces no tendríamos mucha idea de cómo la Tierra podría haberse visto en un pasado geológico. Sería casi imposible crear reconstrucciones fiables de antiguos supercontinentes y de la geografía de la Tierra en eras pasadas”, explicaba en una nota de prensa Douwe van Hinsbergen, coautor del estudio.

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Imagen | Reconstrucción de la deriva de Argoland, Universidad de Utrecht

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