Los nuevos Qualcomm Snapdragon 835 y Samsung Exynos 8895 prometen ofrecernos un rendimiento excepcional ahora que el Samsung Galaxy S8 ha sido presentado. La evolución de estos procesadores ha hecho que de hecho muchos nos preguntemos si ya pueden competir con desarrollos de Intel.
Lo cierto es que sí pueden hacerlo, pero siempre y cuando tengamos la precaución de establecer unas bases justas para la comparación. Aquí tenemos que escapar del mito de los megahercios y centrarnos en otras características que nos permiten vislumbrar una respuesta a esa pregunta tan llamativa: ¿podrían realmente estos procesadores formar parte pronto de nuestros PCs de sobremesa y portátiles?
Las comparaciones son odiosas, y aquí lo son aún más
Es muy difícil comparar procesadores tan distintos en su ámbito como lo son aquellos pertenecientes a la arquitectura ARM y los que están basados en arquitecturas x86 o AMD64/x86-64. Aunque es fácil caer en el error de comparar número de núcleos o frecuencia de reloj de los mismos, es mucho más importante fijarse en aspectos como su tecnología de fabricación o, desde luego, su consumo energético.
Es aquí donde entran en juego referencias habitualmente válidas como el TDP (Thermal Design Power), una magnitud que desde hace años ha servido para clasificar los distintos procesadores de AMD e Intel en segmentos distintos según su consumo. Aunque hay muchos otros factores implicados, lo normal es que cuanto mayor sea el TDP, mayor sea la potencia que podemos esperar de un microprocesador.
El problema es que los procesadores de Intel y AMD tienen TDPs muy por encima de los que se manejan en los desarrollos de fabricantes como Qualcomm, Samsung o MediaTek, por ejemplo. Mientras que los primeros están pensados para equipos de sobremesa y portátiles, los segundos están orientados a dispositivos móviles que entre otras cosas están muy limitados en espacio de integración y en su refrigeración, que la inmensa mayoría de las veces es pasiva.
Por esta razón a la hora de comparar SoCs de Qualcomm o de Samsung con modelos "de sobremesa" de Intel o AMD tendramos que fijarnos primero en ese consumo energético para tratar de equilibrar ese primer argumento comparativo. Curiosamente ni Qualcomm ni otros fabricantes de procesadores móviles hacen uso del TDP en sus especificaciones de producto, y de hecho no hay tradición de publicar cifras al respecto. En 2013 Qualcommm habló de su entonces tope de gama, el Snapdragon 800, diciendo que "creemos que la operativa típica en un factor de forma de smartphone necesita estar por debajo de 2,5 W, mientras que en un tablet esa cifra debe ser inferior a los 5W".
Así pues si queremos comparar proceasdores móviles con procesadores de sobremesa deberíamos hacerlo centrándonos en ese rango de entre 2 y 5 W de TDP. Si lo hacemos tendremos rápidamente que acotar la lista de micros disponibles de fabricantes como Intel, y en este caso en cocnreto probablemente centrarnos en dos familias:
- Sofia (litografía 28 nm): con micros como el Intel Atom x3-C3235RK que cuentan 4 núcleos a 1,2 GHz, GPU Mali 450 1 600 MHz y que pueden estar acompañados de hasta 2 GB de memoria LPDDR2 o DDR3L. El SDP (un TDP "made in Intel algo distinto pero también válido como referencia) es de 2 W.
- Cherry Trail-T (litografía 14 nm): mucho más "comparables" por esa litografía y mucho más populares también, tenemos modelos como los Intel Atom x5 y x7 en distintas variantes y que en todos los casos tienen un SDP de 2 W.
Los Atom más potentes a escena
Es por esta razón por la que si hay que comparar los nuevos Snapdragon 835 o los Exynos 8895 uno de los probables candidatos sería el Intel Atom x7-Z8750, un microproceasdor que apareció hace ya un año y que por diseño y prestaciones se acerca a la propuesta de estos fabricantes:
Intel Atom x7-Z8750 | Qualcomm Snapdragon 835 | Samsung Exynos 8895 | |
---|---|---|---|
Litografía | 14 nm | 10 nm | 10 nm |
Número de núcleos | 4 | 4 + 4 | 4 + 4 |
Frecuencia nativa de reloj | 1,6 GHz | 2,4 Gz / 1,9 GHz | 2,5 GHz / 1,69 GHz |
TDP | 2 W | n.d. | n.d. |
Memoria máxima soportada | 8 GB LPDDR4 1600 | LPDDR4X 1866 MHz | LPDDR4X |
Ancho de banda de la memoria | 25,6 GB/s | 29,8 GB/s | n.d. |
GPU | Intel HD Graphics 405 | Adreno 540 | Mali-G71 MP20 |
Frecuencia nativa de reloj | 200 MHz | 670 MHz | 546 MHz |
USB 3.0 | Sí | Sí | Sí |
Bluetooth | No | Sí (5.0) | Sí (5.0) |
WiFi / LTE | No / No | 802.11ac / Cat. 16 | 802.11ac / Cat. 16 |
El Intel Atom sale perdiendo en temas como esa presencia de dos clusteres de 4 núcleos que ofrecen tanto el procesador de Qualcomm como el de Samsung, y que ofrecen ciertas ventajas en eficiencia y en entornos en los que se puede "jugar" con todos esos núcleos para ofrecer máximas prestaciones o optimización del rendimiento según las necesidades.
Intel también ofrece herramientas para gestionar esos núcleos de cara a obtener la máxima eficiencia y prestaciones en todo momento, pero ese segundo cluster efectivamente es muy interesante en ese ámbito. También lo es desde luego esa diferencia en el proceso de fabricación: la litografía FinFET de 10 nm utilizada por Qualcomm y Samsung para sus nuevos procesadores permite ganar potencia y eficiencia frente a unos Atom que ahí pierden algo de terreno.
Eso también se nota en la integración de muchos elementos claves de un SoC mucho más completo para móviles tanto en el Snapdragon 835 como en el Exynos 8895. En la tabla solo aparecen la conectividad WiFi, LTE o el soporte Bluetooth por ejemplo, pero hay otras características llamativas como el DSP o la integración de tecnologías de carga rápida. Esos pequeños elementos hacen que precisamente esos microprocesadores sean mucho más adecuados para un smartphone o un tablet en los que la conectividad está resuelta de forma completa gracias a estos versátiles SoC.
En materia de rendimiento como siempre las cosas son difíciles de comparar ya que como decimos este tipo de microprocesadores no suelen ofrecerse en plataformas "comparables directamente". Comparar una tablet basada en un Atom Z8750 con uno de los nuevos Galaxy S8 con estos procesadores puede dar cierto punto de referencia con algunos benchmarks sintéticos, pero al final es el uso del dispositivo en la práctica el que permite establecer si esos procesadores cumplen con lo que se espera de ellos y si lo hacen cuando les exigimos una carga de trabajo algo más intensiva.
Es pronto de hecho para hablar del rendimiento de los Snapdragon 835 y Exynos 8895 puesto que los dispositivos aún no están disponibles, pero las filtraciones que hacen referencia a pruebas sintéticas nos hablan de un rendimiento en GeekBench 4 en Single / Multi-Core de 2.059 / 6.461 puntos, mientras que los Atom x7-Z8750 de los Lenovo ThinkPad 10 llegaban a los 970 / 3.120 en Geekbench 3, la anterior versión de esa prueba sintética. En 3DMark se repetía la historia: las pruebas preliminares del Snapdragon 835 arrojan una puntuación de 38.518 puntos, mientras que el x7-Z8750 del ThinkPad 10 llega a los 18.010 puntos.
Estos Atom por lo tanto parecen estar por debajo tanto en procesamiento general como en gráficos, aunque como decimos los micros de Intel tienen la desventaja de haber sido lanzados hace un año. Podríamos ir a un escalón superior y poner esos Snapdragon 835 y Exynos 8895 frente a los más recientes Intel Core m3-7Y32 que con un SDP de 4,5 W son más capaces a pesar de estar fabricados en tecnología de 14 nm y de contar con solo 2 núcleos a 1,1 GHz.
Esos micros son tan nuevos que aún no hay dispositivos o pruebas disponibles, pero sí que existen por ejemplo de uno de sus precedesores, el Core m7-6Y75 con arquitectura Skylake, también en 14 nm, con 2 núcleos a 1,2 GHz y un TDP de 4,5 W. Según Notebookcheck en Geekbench 3 se obtienen rendimientos de 2.754 / 5.457 puntos, y en 3D Mark Ice Storm se llega a los 31.316, más cerca ya de los valores del Snapdragon 835 aunque un paso por detrás. Es de esperar que los nuevos Core m3 de la familia Kaby Lake ronden esos valores aún no siendo "m7", pero también hay una cosa cierta: el precio de estos microprocesadores de Intel (281 dólares para el m3-7Y32, 393 dólares para el m7-6Y75) es mucho más elevado que el de los micros ARM de Qualcomm y Samsung.
¿Qué conclusión podemos sacar? Pues que en la relación precio/prestaciones salen vencedores los modelos de Qualcomm y Samsung, pero esa es solo una de las muchas variables que se barajan al comparar estos productos. Sin poder evaluarlos en igualdad de condiciones —mismo sistema operativo, misma batería de pruebas— es imposible llegar a una conclusión definitiva.
Lo que es seguro es que los Snapdragon 835 y los Exynos 8895 están probablemente muy bien preparados para poder hacer frente a una sesión de trabajo convencional como la que afrontamos al sentarnos delante del PC o el portátil. Samsung lo sabe y por eso comercializa su periférico DeX para demostrarlo, pero aquí el problema no estan el hardware y la potencia de estos micros como el sistema operativo y su capacidad de adaptarse a un entorno de escritorio o a uno móvil cuando la situación lo requiera.
Eso podría cambiar con esfuerzos como los que están realizando tanto Samsung como Microsoft en el ámbito de la convergencia, pero de momento comparar este tipo de desarrollos es como decimos difícil, odioso e injusto.
¿Portátiles ARM con Windows 10 pronto?
Hace unas semanas se presentó el Arrow Dragonboard 820c, un pequeño ordenador basado en el Snapdragon 820 que estaba orientado a su uso en ámbitos como la robótica o la internet de las cosas. En el sitio web del fabricante se indicaba cómo este dispositivo cuenta con soporte para Android pero también para la distribución Linux Debian.
El pequeño miniPC no está aún disponible comercialmente, pero se trata de una especie de Raspberry Pi supervitaminado con 3 GB de memoria LPDDR4, conectividad WiFi (curioso, nada de LTE en este miniPC aunque el SoC dé soporte para ello), puertos UBS 2.0 y 3.0 o Gigabit Ethernet. Evidentemente será más caro que una Raspbery Pi 3, pero su potencia y prestaciones también serán notablemente superiores y plantean precisamente la validez de este tipo de soluciones como alternativas a equipos de sobremesa ligeros.
Este podría ser el primero de una serie de desarrollos en los que estos procesadores móviles y sus sucesores acaben no ya en smartphones o tablets, sino en portátiles que incluso podrían ofrecer Windows 10 como sistema operativo preinstalado. En Wccftech se revelaba que varios fabricantes chinos están preparando equipos basados en el Snapdragon 835 y que llegarán junto a Windows 10 en la segunda mitad del año, algo que es coherente con esa promesa de ejecución de aplicaciones Windows en ARM que Microsoft y Qualcomm demostraron hace unos meses.
Veremos si efectivamente vemos movimiento en este sentido y los portátiles ARM comienzan a llegar al mercado. Que una Raspberry Pi 3 sea capaz de ofrecernos un entorno de escritorio más que decente para trabajar con sesiones "ligeras" demuestra lo mucho que han avanzado los procesadores móviles, así que imaginad lo que podríamos hacer con un miniPC basado en un Snapdragon 835...
En Xataka | Los Snapdragon 835 plantean un futuro en el que los PCs con ARM al fin podrán ejecutar Windows 10 En Xataka Móvil | Enfrentamos al Snapdragon 835 con la anterior generación, ¿ha sido tanta evolución?
Ver 55 comentarios