‘Tiger King’: cómo el último documental de Netflix se ha convertido en el éxito de la temporada para la plataforma

‘Tiger King’: cómo el último documental de Netflix se ha convertido en el éxito de la temporada para la plataforma
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'Tiger King' es la indiscutible nueva sensación de Netflix. Porque también está la nueva temporada de 'La casa de papel', o ´'Elite', pero este bombazo ha pillado a espectadores y a la propia Netflix con el pie cambiado. ¿O no tanto? ¿Es 'Tiger King' la definición misma de un éxito sorpresa, o tiene algo de teledirigido? O dicho de otra manera: ¿tiene eso importancia en un producto que es muy consciente del potencial como factoría de memes que atesora?

'Tiger King' es el último extremo de una serie de tendencias televisivas (sobre todo de la subsección streaming) que llevan pegando fuerte desde hace tiempo. Es un documental true crime, un subgénero al que Netflix ha aportado algunos de sus mayores éxitos. Es también documental de animales, la variante temática que habitualmente relacionábamos con el género antes de la llegada de los asesinos en serie. Y es también como un reality show de gente tronada, subsección white trash, algo absolutamente ajeno al día a día del público europeo, pero que conocemos bien gracias a películas y series que consumimos casi a diario.

La cuestión es que el resultado de esa mezcla no es nada natural, es casi una fórmula magistral creada en un laboratorio. Si funciona o no, si ese sabor metálico a artificial es un problema o un aliciente entra en el gusto de cada uno, pero lo que es indiscutible es que de un tiempo a esta parte los documentales como 'Tiger King', cuyo único propósito es generar sorpresa cada pocos minutos, son cada vez más abundantes. 'Tiger King' es, en cierto sentido, la obra maestra de ese singular subgénero.

Los documentales, cada vez más cerca del culebrón

Parece mentira que solo haga cinco años que vimos 'The Jinx'. No es mucho tiempo pero el género true crime y similares ha evolucionado a tal velocidad desde entonces que ahora ha tomado otra forma, más autoconsciente. No fue el primero de su clase, claro. Siempre ha habido documentales de crímenes: sus orígenes, por supuesto, se pueden rastrear hasta la prensa de sucesos que triunfó en torno a la segunda mitad del siglo pasado. Pero quizás el formato actual se lo debemos a 'Paradise Lost', la crónica del descorazonador juicio de los Tres de Memphis, absueltos hace relativamente poco y cuya saga sigue generando material. Las memorias de uno de ellos, Damien Echols, sin ir más lejos, fueron publicadas hace poco en español.

En años recientes han llegado éxitos como 'Making a Murderer', una producción clarísimamente deudora de 'Paradise Lost', que sumó un elemento extra a la investigación criminal: lpersonajes extravagantes y una observación de las clases bajas casi con un punto clasista, ya que se les mira con cierto punto de superioridad. Matices aparte, lo cierto es que lo que en Estados Unidos se denomina white trash, subvariante redneck, o bien fauna propia de los parques de caravanas, protagoniza buena parte de estos documentales. 'Tiger King' es un claro derivado de ese punto de vista.

Los documentales de crímenes han dejado de ser los únicos documentales que se han vuelto más y más salvajes, agresivos y estrafalarios

Pero no solo con los crímenes los documentales se han vuelto más y más salvajes, agresivos y estrafalarios. 'Wild Wild Country' o, sin ir más lejos, 'Leaving Neverland' -que no por hablar de un millonario famoso se resistía a caer en la acusación morbosa como si de un 'Sálvame' se tratara-, se entretienen hurgado en las miserias que documentan. Aunque no siempre los documentales seriales de última hornada presentan una visión tan negra de la especie humana.

Por ejemplo, en ese tsunami que no ha dejado de crecer, ahora mismo puedes ver en HBO 'McMillions', con punto de partida de procedural más o menos formal, pero aderezado con agentes del FBI en permanente estado de excitación y criminales que parecen salidos de una película de los Coen, todo en el contexto de una estafa a Ronald McDonald. O los fabulosos documentales sobre el festival-fiasco FYRE, una estafa a cientos de influencers que se contempla con una sensación entre el pasmo, la alegría malsana de ver a millonarios sufriendo y la contemplación, como quien contempla un choque de trenes, de las miserias de la generación Instagram.

Elementos de todos ellos hay, de un modo u otro, en 'Tiger King', que es un poco la suma máxima de todas estas tendencias del documental reciente, a lo que se suma un tic heredado de los famosos e influyentes podcasts sobre asesinatos reales, a la cola del seminal 'Serial': convertir la realidad en una narración susceptible de tener giros dramáticos, cliffangers. Todos sabemos que el mundo real no funciona así, pero...

'Tiger King': los ingredientes del éxito

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En la superficie, 'Tiger King' es la historia de Joe Exotic, dueño de un zoo privado de animales peligrosos, enfrentado a Carole Baskin, defensora de los derechos de los animales y víctima de un complot de asesinato por parte de Exotic (gay polígamo, cantante amateur de country y protagonista de un autoproducido reality show en el que es filmado 24/7). En este choque de personalidades, Baskin llega a ser acusada por su archienemigo (falsamente, o posiblemente no) de haber matado a su segundo marido (el de ella) y haber alimentado a sus tigres con los restos.

Pero claro, eso es solo la punta del iceberg. Joe (que cumple condena por ese complot para eliminar a Baskin) siempre parece tener ases en la manga para sorprender al espectador. Por ejemplo, de la nada monta dos campañas políticas fallidas, una para presidente de la nación y otra para gobernador de Oklahoma. Y el catálogo de personajes secundarios acumula exceso tras exceso, unos más conscientemente que otros: un empleado del zoo que perdió el brazo de un mordisco de tigre -y es, posiblemente, el más normal de todo el staff del zoo-, el productor musical de Exotic -exadicto al crack-, los alucinantes maridos del protagonista y todo tipo de traficantes de animales.

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'Tiger King' abraza la dinámica del más difícil todavía, de la apuesta por la extravagancia pura llevada al extremo. Pero hace algunas trampas: por ejemplo, juega a que el espectador experimente cierta simpatía por Joe Exotic y lo disfraza de "loco simpático". Pero no olvidemos que Exotic cumple 22 años de condena en prisión y, como mínimo, es -quizás- responsable de matar muy conscientemente unos cuantos tigres. Vamos, que no tiene nada del entrañable chiflado que la serie intenta vender a veces porque sus responsables están muy lejos de tener el arrojo de, por ejemplo, la citada 'The Jinx', un vistazo genuino y sin reparos a lo más negro del alma humana.

Los responsables del documental, Eric Goode y Rebecca Chaiklin, sabían perfectamente que tenían que jugar con ello, tal y como le contaron al New York Times. “¿Cómo no vas a estar fascinado con una historia de poligamia, drogas, cultos, tigres y asesinatos potenciales?", afirma Goode. Y es cierto: 'Tiger King' va de todo eso, pero lavándole la cara para que resulte atractivo. Cada cual tendrá que decidir si está cómodo con ese planteamiento, pero lo cierto es que 'Tiger King' puede haber llevado al límite ese enfoque. Sencillamente, no se pueden hacer más equilibrios entre lo sórdido, lo magnético y lo extravagante de lo que lo hace esta serie de Netflix.

Y eso es lo que lo ha convertido en un éxito viral justo en este momento en el que todo el mundo está encerrado en casa. Y las razones van más allá de su calidad narrativa (que la tiene, o no engancharía tanto): es el documental definitivo de crímenes, felinos y personajes estrafalarios. Tres tótems para internet como pocos: no es extraño que TikTok y Twitter rebosen memes sobre personajes que ya son memes andantes de por sí. Los directores de la serie lo saben, y fuerzan la máquina con el material más viralizable que poseen: de los alargadísimos videoclips country a las desternillantes y algo arbitrarias escenas de motoesquí.

'Tiger King' puede pasar a la historia por haber pisado el acelerado hasta el fondo. Varios aceleradores. ¿Y ahora qué? El problema de los extremos es que ahora no queda más remedio que reorientar el género en alguna dirección que no haya quedado extenuada. Pero no le preguntéis a 'Tiger King': está demasiado ocupada, hipnotizada por su propia extravagancia.

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