'Samaritan': el superhéroe de Stallone en Prime Video no siempre funciona, pero es una buena variación del género a ras de suelo

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Es significativo que prácticamente ninguna de las grandes estrellas del cine de acción de los ochenta y los noventa hayan hecho casi películas de superhéroes, o al menos no películas de superhéroes al uso. Era una moda que arrancó en 1989 con 'Batman' (tras el primer y aislado impacto de 'Superman'), y ellos estaban ocupados con películas que bebían más de los thrillers de acción de los setenta o de otras modas del momento, como la espada y la brujería, las artes marciales o el cine bélico post-Vietnam. De un modo u otro rara vez se subieron al incipiente carro superheroico.

Y ahora, convertidos en actores limitados a papeles irónicos, reflexivos o crepusculares, no pueden entrar en el marasmo de acción luminosa y excesos visuales de las películas de Marvel o DC. Por eso, ver a Stallone manejando los códigos de una película superheroica es una estimulante rareza, una especie de obra fuera de su tiempo cuyo concepto (¡"el protagonista de 'Rambo' en una película de superhéroes!") es corrosivo desde su misma enunciación.

Pero 'Samaritan', que acaba de ser estrenada en Prime Video, no es 'Los Vengadores', sino que está más cerca de reflexiones posteriores a la primera oleada de éxitos superheroicos, como 'El protegido' de Shyamalan, de donde coge elementos estéticos sin ninguna vergüenza, como el héroe camuflado en entornos urbanos bajo la capucha de una sudadera. Es una película a ras de suelo, sumamente irregular pero también muy estimulante, y que despliega un peculiar mensaje social que, entre otras cosas, deja patentes algunas carencias del cine mainstream del género.

Stallone da vida a Joe Smith, el hosco vecino de un chaval obsesionado con un superhéroe, Samaritan, que en el pasado defendía a la ciudad de las tropelías del villano Némesis. El chico está convencido de que Smith es Samaritan y cuando una serie de disturbios vinculados con Némesis comienzan a desatarse en la ciudad, intentará convencer a su vecino de que vuelva a defender a los necesitados.

Superhéroes pal' pueblo

Lo más interesante de 'Samaritan' es que en ningún momento se aparta del retrato de las clases más humildes en cuyos entornos que se ambienta la película. El protagonista apenas ve a su madre, que le cría sin ayuda y esclavizada por el trabajo. Smith trabaja como basurero y recupera objetos de la basura. Un sencillo paseo por el barrio puede ser una actividad sumamente peligrosa y los preadolescentes se sacan unas monedas robando cables eléctricos y revendiéndolos.

'Samaritan' no es especialmente cruda en su visión de la marginación (la droga y otras formas herramientas de alienación social no aparecen de forma explícita), y el tono en general (la banda de delincuentes protagonistas es tan de tebeo que contrasta con la crudeza con la que se filman las calles rebosantes de homeless) no siempre acompaña, pero el esfuerzo es muy estimable. 'Samaritan' hace con las películas de superhéroes (donde estamos acostumbrados a ver a abogados, científicos de alto nivel, altos cargos militares y, en general, gente con la vida resuelta) lo que Stallone hizo hace décadas con las películas de deportes y 'Rocky'. Un giro estimulante.

Globalmente, 'Samaritan' es una película que dista de la perfección: hay decisiones de guión extremadamente arbitrarias, el personaje de Joe Smith no está del todo bien desarrollado y el comportamiento del niño protagonista no siempre se comprende. A ratos confusa, a ratos sin rumbo, sin embargo, todo se perdona gracias a su combativa ambientación, que convierte a los superhéroes en héroes y antihéroes de las clases más humildes, un microcosmos con sus propias luchas de poder, y con una satisfactoria traca final de acción y violencia.

Particularmente, hubiera preferido que 'Samaritan' hubiera contenido incluso menos acción pero hubiera pulido algo mejor su confusa (pero a ratos muy interesante) disquisición sobre cómo el bien y el mal se convierten en otras cosas en entornos ajenos a los héroes y humanos de clase media-alta que siempre protagonizan las relamidas historias de Marvel y DC. No lo consigue del todo, pero el conjunto es encomiable y, sobre todo, estimulante. Al menos no se conforma con hacer lo mismo que el resto.

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