'Navidad en 8 bits': una amable fábula nostálgica en HBO Max con todos los elementos del cine navideño y dosis extra de Nintendo

8 bits
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En el cine navideño tradicional siempre existe un componente nostálgico: la vuelta a casa, el reencuentro con la familia, el foco en los niños y sus regalos -una etapa por la que todos los adultos hemos pasado en mayor o menor grado- y en general, ese ambiente de "intentemos recuperar los tiempos en los que éramos realmente felices", hayan existido esos tiempos o no. Hasta 'La jungla de cristal' lo hace. Luego cada película inyecta, si quiere, cierto elemento desmitificador, pero el componente nostálgico está ahí

Es lógico, de este modo, que los responsables de 'Una navidad en 8 bits' (que podéis ver en exclusiva en HBO Max) tengan tan claro este componente y lo exploten con el elemento de los videojuegos retro como bandera. Si la nostalgia forma parte de las películas navideñas, ¿por qué no una película en la que el núcleo mismo sea una NES, la consola de Nintendo que tomó tantas Navidades por asalto en la segunda mitad de los ochenta?

Tras 'Navidades en 8 bits' están Michael Dowse, director de algunos recientes éxitos del mundo streaming, como 'Coffee & Kareem' o 'Stuber Express' pero, sobre todo, el guionista Kevin Jakubowski, que se basa en una novela propia. Y donde claramente parece haber inyectado alguna que otra experiencia personal, porque son evidentes la cercanía y la sencillez con los que describe los reconocibles (y a veces contradictorios) deseos de un crío que lo único que quiere es una Nintendo para Navidad

Jake (un fantástico Neil Patrick Harris, como siempre, y cuya voz en off nos acompañará con algunos de los mejores chistes de la película gracias a su condición de narrador poco fiable) va a pasar la Navidad a casa de sus padres en compañía de su hija, una adolescente refunfuñona, y allí se encuentra con su vieja NES. Después de soplar unos cartuchos, decide contarle cómo consiguió la consola con 11 años, en una Navidad en la que parecía que absolutamente todo estaba conspirando para que no se llevara a casa el objeto más preciado por cualquier niño del mundo.

Pixelada Navidad

'Navidad en 8 bits' no quiere revolucionar el género de las películas ambientadas en la época. De hecho, su argumento tiene mucho en común con un clásico total de estas fechas, 'Historias de Navidad', una película de los ochenta que pese a haberse convertido en canónica del cine navideño, tiene muy mala idea. En ella, un niño está dispuesto a cualquier cosa con tal de que Santa Claus le traiga el regalo que desea por encima de todo: una escopeta de aire comprimido.

'Navidad en 8 bits' no es ni demasiado excéntrica, ni demasiado venenosa, ni demasiado comprometida con su propio artefacto nostálgico. Hay una NES, claro, pero las referencias a los juegos y la propia consola son mínimos (de hecho, el guiño más oscuro está en el propio título: el término "8 bits" es lo menos mainstream de todo), y solo los chistes sobre el ansiado pero muy horrible Power Glove son para devotos de los videojuegos. La mayor parte del tiempo, los niños protagonistas buscan una NES como podrían estar buscando el Castillo de Grayskull.

Sin embargo, la película aterriza bien y proporciona hora y media de diversión sin complicaciones. Aparte de que cualquier niño de los ochenta puede verse perfectamente reflejado en las penurias de los chavales protagonistas, el hatajo de perdedores está definido de forma divertida y estrafalaria (el metalhead tripitidor, el mentiroso compulsivo, el niño rico insoportable, el raro que enseña la lección más valiosa). Los personajes adultos no van a la zaga, encabezados por un glorioso padre manitas heredero de otros clásicos del cine navideño como '¡Socorro! Ya es Navidad'.

Quedan de interés para el devoto de los videojuegos retro algunos apuntes francamente graciosos acerca de la paraoia antivideojuegos de los ochenta y cameos de 'Paperboy' y 'Rampage', pero 'Navidad en 8 bits' se resiste a ceder a los tópicos de las películas sobre videojuegos antiguos. Es decir, ni títulos de créditos pixelados ni banda sonora chiptune: todo transcurre bajo vías previsibles, pero decididamente disfrutables. Qué esperas, es cine navideño. Ni más, ni menos.

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