Es complicado, muy complicado hacer justicia a un personaje como Miércoles. A la Familia Addams, en general: son personajes absolutamente unidimensionales, y de ahí su fascinante carga icónica. Nacieron como protagonistas de chistes de una sola viñeta de Charles Addams, y su fúnebre atractivo funcionaba, precisamente, porque no tienen matices: son una familia inusualmente macabra, que hacen estallar de forma inconsciente la normalidad y lo cotidiano. Cuanto más unidimensionales, cadavéricos e irreales eran, más graciosos por contraposición.
Algo de eso se perdió en la divertidísima y hoy muy de culto serie televisiva de los años sesenta, menos carismática que 'La familia Monster' pero mucho más oscura y macabra. La auténtica encarnación del espíritu de los chistes originales llegó con la película de 1991, una maravilla de espíritu cartoon y casi sin argumento, que encadenaba gags como una ametralladora (muchos de ellos sacados directamente de los dibujos de Charles Addams) y que se beneficiaba de un brutal reparto encabezado por Raúl Julia como Gómez, Anjelica Huston como Morticia, Christopher Lloyd como Fester y, por supuesto, Christina Ricci como Miércoles.
Igual de interesantes, al menos en lo visual, son las dos películas de animación estrenadas en 2019 y 2021. Aunque (especialmente la segunda) se distancian sobremanera del espíritu de Charles Addams, su estética es magnífica, inspirada en los dibujos originales, y con un reparto de dobladores que paradójicamente podrían dar vida a los personajes en una nueva versión de imagen real: Oscar Isaac como Gómez, Charlize Theron como Morticia y Chloë Grace Moretz como Miércoles.
Pero la cima de las adaptaciones de 'La Familia Addams' fue la secuela de la primera película, 'La tradición continúa', en la que repitió todo el reparto y el director Barry Sonnenfeld. Su auténtico motor creativo fue Paul Rudnick, un activista LGTBI y anticonservador que trufó la película de veneno, reivindicando a los Addams como unos outsiders enemigos de las facciones más derechistas y rancias de la sociedad estadounidense. El título original del film 'Addams Family Values', de hecho, hace irónica referencia a unas lamentables declaraciones de Dan Quayle, vicepresidente de George Bush.
La versión de Netflix
Bien, pues esta es la versión de la familia de Charles Addams a la que más abiertamente remite la nueva serie de Netflix, una historia protagonizada en exclusiva por Miércoles (interpretada por Jenna Ortega), del mismo modo que 'La tradición continúa' se centraba, en gran parte, en cómo ella y Pugsley, su hermano, eran enviados a un campamento de verano. Está claro que Burton ha prestado mucha atención a aquella película, porque aquí la reivindicación de la diferencia es constante, aunque por desgracia, un poco al estilo jovial y sin filo de Tim Burton y no con el devastador rencor de clase de Rudnick.
Aún así, como decíamos, la serie tiene un enorme desafío ante sí, y sale moderadamente airosa. Miércoles, como el resto de los Addams, es unpersonaje de una pieza, inamovible, y es esa rotundidad lo que la hace graciosa. Hacerla evolucionar en cualquier dirección es una necesidad en una serie de ocho episodios, pero también un peligro: ¿qué idiota podría querer un 'Miércoles: Origins'? Ni que nos gustara el cine de superhéroes, como diría la propia Miércoles.
Sin embargo, la serie consigue capear la funesta tentación manteniendo a Miércoles como un personaje moderadamente enigmático: hay flashbacks a su pasado, sí, pero ninguno para explicar por qué estamos ante una criatura adolescente tan demoledoramente siniestra. Se sugiere que quizás estamos ante una freak que en el fondo está sufriendo, el peaje argumental que hay que pagar por culpa de Tim Burton, pero no se insiste en ello.
Es decir, 'Miércoles' en ningún momento juega a que el espectador sienta compasión por su antiheroína, y la serie esquiva con fortuna las tentaciones. Por ejemplo, hay una fiesta de graduación que sale grotescamente mal (no vamos a decir al estilo de qué película para no hacer spoilers): Miércoles se comporta exactamente como esperaríamos que se comportara una Addams, con una de las mejores frases de toda la serie, y que no habría desentonado en las películas.
Además, 'Miércoles' no pierde, en sus mejores momentos, el trotón espíritu Addmas de apuntar y disparar a las piezas más rancias de la cutura pop. Por ejemplo, el ambiente de "residencia para adolescentes especiales que se dividen en grupos enfrentados entre sí" recuerda inevitablemente a Harry Potter, pero la serie no se corta en lanzar unos cuantos dardos al componente inevitablemente rancio y clasista que conlleva un planteamiento de ese tipo.
El fan de la familia Addams se pasará así buena parte de la serie: aplaudiendo cuando Miércoles da una réplica a la altura de su legado (la relación inicial con su compañera de cuarto, por ejemplo, es hilarante), murmurando "lo sabía" cuando la serie tiene que ceder a lo inevitable (con el pasado criminal de Gómez, posiblemente la peor subtrama de la serie, y que se carga ese componente de una pieza de los Addams). El cómputo general no obstante, es bastante estimable gracias a los afilados diálogos de Alfred Gough y Miles Millar.
Y gracias también a la estupenda composición de Jenna Ortega, que es capaz de desembarazarse del inmenso legado de Christina Ricci sin perderlo de vista, y llevar al personaje en una dirección distinta. Ortega desborda el carisma necesario para que su Miércoles, esencialmente un surtidor de respuestas cortantes y macabras, tenga sentido como personaje más allá de eso, pero sin necesidad de reblandecerlo. Es una suerte que no detectemos un trauma o un misterio en su pasado cada vez que dice cosas como "Sartre dijo 'El infierno son los otros'. Fue mi primer crush"
Todo está envuelto en una trama de suspense que recuerda en sus mejores momentos y en sus giros más divertidos a Scooby-Doo, aunque la mayor parte del tiempo se queda más cerca de esa especie de whodunit con perturbaciones adolescentes que es 'Riverdale'. Lo que tampoco es del todo malo: al menos el misterio impide que haya drama teenager, que le habría sentado fatal al personaje. Todo es mejorable en esta vida, no estamos ante una adaptación irreprochable como 'Una serie de catastróficas desdichas' o la precuela de 'Cristal Oscuro', pero la sensación de pa'bernos matao es continua. Nada mal, Netflix, nada mal. Pero tampoco forcemos la máquina, ¿eh?
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