¿Ha estirado demasiado ‘Legión’ el viaje esquizofrénico de su protagonista?

¿Ha estirado demasiado ‘Legión’ el viaje esquizofrénico de su protagonista?

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¿Ha estirado demasiado ‘Legión’ el viaje esquizofrénico de su protagonista?

Planteo el titular como pregunta porque no es fácil dar con la respuesta. Las sensaciones que ha dejado `Legión´, que acabó esta semana en FOX España y la pasada en FX, son tan encontradas que favorecen la opinión veleta. Esta historia televisiva adaptada del material mutante de Marvel nacía con unas estupendas credenciales, principalmente por Noah Hawley, showrunner que recientemente ha mostrado su talento con ‘Fargo’.

La promoción y el aspecto inicial de la historia también vaticinaban que no estábamos ante la típica historia de superhéroes, muy alejada de la saga cinematográfica de X-Men. Incluso se anticipaba la diferencia con respecto a otras series derivadas del universo Marvel como ‘Agents of SHIELD’ o los superhéroes de Netflix, ‘Daredevil’, ‘Jessica Jones’, ‘Luke Cage’ y la recién estrenada ‘Iron Fist’.

Su primer episodio confirmó todo esto. Se creó un gran revuelo ante el arranque del viaje psicotrópico de David Haller, un mutante al que se le diagnosticó esquizofrenia cuando era joven y ha acabado en un hospital psiquiátrico. Este primer episodio exprime al máximo la cualidad de narrador no fiable de David, llevándonos por un camino en el que es difícil distinguir la realidad de la ficción.

La narración juega constantemente con la dualidad entre lo verdadero, lo imaginario y lo proyectado

Un estupendo Dan Stevens ('The Guest', 'Downton Abbey') es David Haller, el mutante protagonista. Le acompañan Aubrey Plaza (‘Parks and Recreation’), Jean Smart ('Fargo', '24'), Bill Irwin ('Ley y Orden'), Hamish Linklater ('La Gran Apuesta') y Jemaine Clement ('Flight of the Conchords'), entre otros. Hawley firma los guiones y se inspira en el personaje creado por Chris Claremont, que aparece en varias series comiqueras de X-Men.

La temporada está centrada en ese viaje mental de David para comprender lo que le ocurre y cuál es el orígen de ello. En su camino le ayudarán una serie de mutantes con habilidades en cierto modo relacionadas con la suya: la posibildad de introducirse en los pensamientos y recuerdos de alguien, la capacidad de intercambiar mentes y cuerpos, la posibilidad de albergar dos personas en una sola, etc.

Aviso spoilers: a partir de aquí se pueden encontrar detalles de la trama de la primera temporada de 'Legión'.

Dilatada paranoia

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Ese juego de lo real ha sido el núcleo absoluto de las decisiones narrativas de la temporada. Los ocho episodios están dedicados a hacernos partícipes del despertar de David; de su intento de comprender sus habilidades y el origen de éstas mientras el interés de otros –supuestos amigos y aparentes enemigos- estaba más pendiente de lograr o prevenir que las controlase.

Este viaje interno de David ha tenido constantes altibajos. La narración jugaba constantemente con la dualidad entre lo verdadero, lo imaginario y lo proyectado, haciendo sentir al espectador tan confuso como el propio David, quien constántemente se topa con muros psicológicos que no puede franquear.

Simetría, color, yuxtaposición, transiciones… Podríamos seguir enumerando todos los recursos visuales que transforman los capítulos en algo casi sensorial.

En esos muros ha estado la debilidad de ‘Legión’. Ya desde el principio es patente que hay algo en la mente de David que le impide avanzar, algo que ni siquiera él conoce ni puede explicar. Algo que frena también la ayuda del resto del equipo y está constantemente manipulando lo que viven todos, aprovechándose del poder de David para manejarlos.

La reiteración de la misma idea y la insistencia de los guiones de agrandar la telaraña mental acaba cayendo en más lugares comunes de los que cree y en algunos episodios uno no puede liberarse de la idea de estar dando vueltas a lo mismo una y otra vez, sin apenas progresión o elementos nuevos atrayentes como para sostener capítulos enteros de planteamientos, en el fondo, convencionales.

El capítulo 7, por ejemplo, gira en torno al manoseado tópico del grupo de personas que creen estar en un lugar pero están siendo manipuladas psíquicamente, en este caso por el parásito de David, también conocido como Lenny o Amahl Farouk (impresionante Aubrey Plaza, por cierto). Este planteamiento habría sido muy atractivo si ese tiempo compartido en el psiquiátrico astral hubiese aportado desarrollo de personajes.

Es algo que tenían a mano gracias a esas visitas a Lenny-psicóloga y sin embargo no es más que vueltas constantes a lo que ya sabemos: una obsesionada con su marido, otra con el contacto físico, los otros con no separarse, etc. Como concepto es atractivo ver cómo Farouk se aprovecha de los miedos, las obsesiones o las culpas de las personas para manipularles mentalmente, algo que podría extrapolarse a una reflexión interesante sobre las enfermedades mentales.

Aunque sobre el papel resulte atractivo -y pensemos en que las batallas psicológicas suelan ser complicadas y dilatadas en el tiempo- en la práctica del relato de ‘Legión’ ha tenido como resultado algunos capítulos que han aletargado la trama, reiterando y exprimiendo cada obstáculo mental de los personajes hasta la extenuación; rozando la posibilidad de que todo acabase siendo humo.

Espectáculo visual

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Si algo ha sostenido el paso de los capítulos y mantenido el magnetismo hacia la historia, ha sido el aspecto de narrativa visual de ‘Legión’. Además de esa estética de psicoldelia setentera tan apropiada para la atmósfera, los capítulos emiten un constante bombardeo de recursos visuales que funcionan tanto en lo alegórico como en lo plástico.

Dirección, montaje, dirección de arte, fotografía… Todos los aspectos técnico-artísticos de ‘Legión’ trabajan juntos para tenernos completamente hipnotizados y que el eterno viaje a la mente de David resulte magnético y apasionante. Las simetrías, los colores, las yuxtaposiciones, las transiciones… Podríamos seguir enumerando todos los recursos visuales que transforman los capítulos en algo casi sensorial.

Por eso es tan difícil responder a la pregunta con la que introducía esta reflexión sobre la primera temporada de ‘Legión’. Porque argumentalmente se queda corta en ocasiones pero casi siempre compensa por lo estético. Al final el ejercicio de estilo se convierte en un valor tan relevante en 'Legión' como el relato psicológico del personaje.

Más allá de la historia de origen

Esto de las historias de origen de superhéroe está más que trillado, pero estos primeros episodios de ‘Legión’ tienen una vuelta de tuerca del concepto. No sólo nos presentan a David y nos hacen partícipe del despertar de el control sobre sus poderes y la posibilidad que ofrecen, sino que también es una historia de origen de villano.

Con Clark se muestra cómo la villanía a veces es cuestión de punto de vista.

Me atrevería a afirmar incluso que esa es la parte argumentalmente más interesante de ‘Legión’, mucho más que todo el maremágnum mental de David (siendo conscientes de que Lenny es una parte esencial en ello). Pero este villano ha nacido del propio David, ha peleado dentro de él. Conoce sus miedos y sus debilidades; los ha usado contra él, y ahora ha escapado. Es una enemistad interesante sobre la que construir una segunda temporada.

Este detalle de desarrollar a los villanos ha existido de forma más reducida en el personaje de Clark (Hamish Linklater), al que vemos en el comienzo del último episodio intentando recuperarse de las quemaduras sufridas en el incidente de la piscina. Un montaje de paso de tiempo nos hace ser partícipes de su frustración por estar postrado en la cama mientras su marido y su hijo hacen vida a su alrededor. Es un detalle que muestra cómo la villanía a veces es cuestión de punto de vista y enriquece al personaje y su papel en lo que está por venir.

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Un plano de la secuencia en mitad de los créditos del último capítulo

Respecto a los diez episodios ya confirmados de la segunda entrega, Noah Hawley ha anticipado la aparición del Profesor X (cuidado con la siguiente línea, que algunos la considerarán spoiler) haciendo referencia a la revelación de que David es adoptado. "Cualquier persona a la que le dicen que es adoptado (y además en este caso tiene poderes) tiene el impulso de conocer de dónde viene, por lo que consideraremos el tema [si los derechos no suponen un problema]”.

Quizá algunos de los que lleguen hasta este párrafo quitaron el episodio 8 nada más aparecen los primeros créditos. Si es así, revisitadlo, ya que hay una escena entre medias de los créditos con la que Noah Hawley dice haber querido honrar la tradición de las adaptaciones de Marvel. Una secuencia que añade aún más urgencia al final de la temporada.

Sea como fuere, ‘Legion’ sin duda ha sido una de las producciones más interesantes, provocativas y anómalas de lo que llevamos del año seriéfilo. ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha convencido su planteamiento en todo momento o pensáis que se queda en el envoltorio bonito?

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