Pocos actores son conscientes de las dimensiones poliédricas de su fama como Nicolas Cage. Aunque tardó en aceptarlo y hacerlo explícito, Cage es consciente de que su percepción pública es única, y se mueve entre la posibilidad de hacer densas reflexiones meta con un punto hasta metafísico ('Dream Scenario'), el aprovechamiento de sus desmedidas capacidades para el mega-acting ('Mandy', 'Renfield') o el mero vehículo para generar memes ('Willy's Wonderland')
‘El insoportable peso de un talento descomunal', que acaba de aterrizar en Netflix, es una mezcla de todo eso: un homenaje al fenómeno Cage que quiere analizar los resquicios de este actor con una imagen incomparable, pero con la colaboración del propio Nicolas Cage. Desde luego, solo él se podría embarcar en un proyecto de estas características. Y aunque el resultado no es todo lo perfecto que merecería su punto de partida, también funciona como una de las comedias más singulares e inclasificables de los últimos tiempos.
Nicolas Cage es Nicolas Cage. Pero no el Nicolas Cage que todos imaginamos: la versión ficticia de Cage en ‘El insoportable peso de un talento descomunal' es un actor arruinado llamado Nick Cage, que se ve obligado a aceptar una oferta de un millón de dólares para asistir al cumpleaños de un fan millonario (Pedro Pascal). Pero Cage es reclutado por la CIA y tendrá que poner en marcha todos sus conocimientos como actor para cumplir una misión donde hay mucho en juego.
Rebosante de guiños a sus grandes éxitos (como ‘Cara a cara’, ‘Con Air’ o ‘La roca’), la película quizás no sea el bombazo que sus fans merecen, pero sí que es más inteligente y avispada de lo que cabría esperar gracias a alguna secuencia de acción potente y un espíritu sin el menor cinismo: no es una mera explotación de la marca Cage, sino una reflexión sincera y autoconsciente de cómo funciona la fama y sus muchos laberintos y contradicciones.
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