Las principales figuras de la Inteligencia Artificial en España llevan años reclamando un plan ambicioso al gobierno mientras nos vamos quedando atrás

Las principales figuras de la Inteligencia Artificial en España llevan años reclamando un plan ambicioso al gobierno mientras nos vamos quedando atrás

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Las principales figuras de la Inteligencia Artificial en España llevan años reclamando un plan ambicioso al gobierno mientras nos vamos quedando atrás

Como si del lanzamiento de un videojuego superventas se tratara, el Gobierno mantiene en secreto qué va a hacer con la inteligencia artificial. Sí conocemos cuáles son las líneas argumentales principales y quiénes estarán detrás del desarrollo, pero poco más. No hay fecha concreta de puesta en marcha y tampoco se conocen cuáles serán los requisitos (económicos) que van a ser necesarios para mover todo ese proyecto. La comunidad científica se está quedando sin uñas de tanto hype.

Lo que se sabe ahora mismo es que en otoño de 2017 el Gobierno llamó a un grupo de expertos para elaborar una estrategia sobre IA y big data. A partir de lo que se trató entonces se creó una estrategia que fue evolucionando durante meses hasta conformarse en algo serio, listo para su publicación. Pero la moción de censura a Rajoy en junio de 2018 hizo que cambiaran las carteras y hubo que dar unos cuantos pasos atrás en el desarrollo de la estrategia. Cuando parecía que el proyecto iba a quedar arrinconado (no tener aprobados los presupuestos generales del Estado ayudaba), la Comisión Europea levantó la voz y obligó a los países comunitarios a que definieran sus planes: antes del verano de 2019 todos los países deberían tener presentadas sus estrategias nacionales en I+D+I en IA. España hizo los deberes y entregó el documento en marzo.

¿Significaba esto que quedaban fijadas las líneas de cómo España iba a desarrollar la IA? No. Como sucede muchas veces cuando se entregan los deberes antes de tiempo, el contenido rara vez profundiza en los detalles. La ‘Estrategia Española en I+D+I en Inteligencia Artificial’, 48 páginas con prólogo de Pedro Duque, dibuja el marco –fundamentalmente teórico y con abundancia de verbos en futuro– de cómo debería de ser el desarrollo de la IA en nuestro país, pero deja abierto cómo se hará, cuándo y cuánto costará, capítulos que deberían aparecer en un nuevo documento llamado ‘Estrategia Nacional para la IA’ que debería salir pronto. A falta del documento nacional, algunas comunidades autónomas tienen ya el suyo: Cataluña y Valencia, por ejemplo.

El gran problema de la IA en España

Aunque es innegable que la IA empieza a cobrar importancia para el gobierno (como demuestra el nombramiento de Carme Artigas como secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial), lo cierto es que España arrastra problemas muy conocidos desde hace años. Los investigadores españoles denuncian que no hay una transferencia entre el conocimiento que se produce en las universidades y las empresas. “Estamos bien si miramos la producción científica, los artículos publicados e indexados en SCOPUS [una de las principales bases bibliográficas de artículos científicos] y el impacto de esos artículos”, explica Nuria Oliver, doctora en IA por MIT y participante en aquel grupo de expertos de 2017. "Es cierto que tenemos dos focos potentes de innovación, que son Madrid y Barcelona, pero fallamos en la adopción del uso de IA en el tejido empresarial ya existente”.

Ramon Lopez De Mantaras

El profesor e investigador Ramón López de Mántaras, fundador y exdirector del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC (IIA-CSIC), que también formó parte del grupo de expertos de 2017, reconoce asimismo esa dualidad. El profesor sitúa a España dentro del top10 europeo en lo que se refiere a investigación en IA. Países como Reino Unido –“el número uno con diferencia”–, Alemania, Francia, Suiza, Israel, Países Bajos, Finlandia o Italia están mejor posicionados. Si abrimos la clasificación al mundo entero y entran Estados Unidos, Canadá, China o Japón, “entonces puede que tengamos a unos 15 países por delante, pero no muchos más. En cuanto a investigación, España ocupa una posición tradicionalmente digna. Lo que no funciona es la transmisión de toda esa investigación al tejido industrial. Tenemos muchas start-ups que son potentes y lo hacen muy bien, pero no son referentes a nivel internacional”.

Francisco J Martin

¿Cómo se explica que si existe el conocimiento y éste muchas veces se transforma en spin-offs y en start-ups más que competentes, no se desarrolle un sólido tejido industrial especializado en IA en España? Francisco J. Martín, cofundador de BigML, compañía especializada en machine learning con sede en Oregon, Estados Unidos, y oficina en Valencia, señala tanto al sector público como al privado. Al sector público: “no hay un programa ágil de financiación con dinero público a pequeñas compañías como existe en EE. UU.”. Y al sector privado: “las grandes compañías españolas, que son las que deberían liderar la inversión en IA, no invierten en tecnología de forma local contratando a start-ups de dos o tres chavalines para que desarrollen su proyecto, sino que toda su inversión se va a comprar tecnología de las grandes norteamericanas como IBM, Google o Microsoft. No ayudan lo más mínimo a construir un entramado tecnológico local, y en vez de eso intentan ser innovadoras mandando a sus directivos a Silicon Valley, como si la innovación les fuera a llegar por osmosis”, concluye.

Las demandas principales

La demanda principal de la comunidad científica no admite sorpresas: hace falta más dinero (recordemos que todavía no se sabe cuánto dinero se va a destinar a la IA, cuando países como Francia, Reino Unido, Alemania o Finlandia ya han publicado sus cifras). “Pero no todo es dinero”, explica López de Mántaras. Desde el punto de vista de las universidades y los centros de investigación, hacen falta incentivos para que los expertos 1) no se marchen y 2) si lo hicieron, puedan volver. López de Mántaras, recuerda que en sus últimos ocho años al frente del IIA-CSIC ha visto marchar a más de 30 personas (y eso que son unos 60 investigadores). “Ahora están en Amazon, Google, Apple, la Universidad de Oxford… Ni uno ha podido volver y no es porque no quieran, es porque no tienen la oportunidad de hacerlo. Es muy triste y creo que en este sentido no podemos decir que hoy estemos mejor que hace una década. Hemos dejado marchar a mucho talento que no ha vuelto.”

Nuria Oliver

Para Nuria Oliver, el Gobierno debería mirar hacia el tejido empresarial y tratar de "inspirar y desarrollar un ecosistema de empresas de base tecnológica que no estén restringidas al territorio físico, sino que puedan operar fuera de nuestras fronteras, pero desde España”. En cuanto a las empresas ya existentes, “habría que ayudar a identificar qué elementos pueden ser digitalizados para volver a las empresas más competitivas gracias a la IA. Es verdad que tenemos muchas pymes, pero en otros países de Europa también y se están haciendo acuerdos de colaboración e inversión publico-privados para incentivar la transformación digital”, subraya.

El sector público también tiene el reto de modernizarse a sí mismo, apunta la experta. “La Administración no deja de ser una gran empresa, y hay una gran oportunidad para adoptar la IA tanto para optimizar procesos como para ofrecer servicios más personalizados a los ciudadanos. Tiene un doble papel: desarrollar la IA dentro de la propia institución y también aplicarla a la prestación de servicios que la administración ofrece a la ciudadanía”, concluye Oliver.

Una IA made in Europe

Margrethe Vestager Margrethe Vestager, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Competencia, tiene entre sus quehaceres coordinar todo lo relacionado con la IA en Europa. Comisión Europea

No es un secreto que todo este acelerón por la IA viene directamente de arriba y del temor a que la Unión Europea se aleje de la carrera por la IA que lideran Estados Unidos y China. Se estima que la UE se gastará entre 2021 y 2027 más de 100.000 millones de euros procedentes de fuentes públicas y privadas a través del programa Horizon Europe, cantidad que se sumará a los 20.000 millones que se inyectaron entre 2018 y 2020, a los 700 millones destinados a la investigación o a los más de 7.000 millones que vienen del Programa Digital Europeo, entre otros montantes igualmente notables. Y estamos hablando de inversión sólo para IA. Con todo, la diferencia entre lo que invierten Asia o Norteamérica con respecto a Europa está entre los 3.000 y los 15.000 millones de euros anuales, apunta Oliver.

La UE tiene previsto gastarse más de 100.000 millones de euros sólo en IA entre 2021 y 2027

A nivel académico y de investigación también hay iniciativas para sumar músculo a nivel comunitario. López de Mántaras forma parte de la Confederación de Laboratorios para la Investigación en Inteligencia Artificial en Europa (CLAIRE), un grupo de presión que apuesta por “desarrollar la IA para vivir y que rechaza cualquier uso militar o que no sea socialmente responsable y de impacto positivo”, explica López de Mántaras. Nuria Oliver, por su parte, es miembro del patronato del Laboratorio Europeo de Aprendizaje y Sistemas Inteligentes (ELLIS). “Con ELLIS no sólo buscamos potenciar una investigación excelente en machine learning, sino que tenga impacto económico y social positivos. También queremos que la próxima generación de talento se quede en Europa, porque sabemos que el gran talento no está en Europa y si lo está, no trabaja para instituciones europeas”, subraya Oliver, que recuerda que los flamantes ganadores del premio Turing 2018 (Yann LeCun, Yoshua Bengio y Geoffrey Hinton), dos franceses de origen y un británico, no trabajan en Europa, sino en Norteamérica.

“No creo que la carrera contra Estados Unidos y China esté servida"

Para Oliver, con todas estas iniciativas Europa está planteando cómo será el futuro a medio plazo de la IA en todo el continente, y lo está haciendo a su estilo. “En Europa tenemos un foco mucho mayor que en otras regiones sobre los aspectos éticos y regulatorios. Fuimos pioneros con el RGPD y ahora nos están siguiendo en otras partes del mundo. Creo que es una buena oportunidad para que los europeos definamos cómo queremos desarrollar la IA más allá del elemento tecnológico, y tengamos en cuenta cuatro dimensiones: la ética, la legal y regulatoria, la social y la económica y laboral.”

“No creo que la carrera contra Estados Unidos y China esté servida, y quiero creer que la visión europea nos va a permitir un desarrollo de la IA made in Europe que facilite tanto la innovación como la preservación de la calidad de vida en Europa”, concluye Oliver. Los planteamientos que hace España con respecto al desarrollo de esta tecnología también van en la misma dirección (no cabe otra posibilidad, la UE manda). Cómo lo conseguira exactamente, y si atenderá las demandas de científicos y empresarios, lo sabremos en los próximos meses.

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