El incidente entre el MQ-9 Reaper y el Sukhoi Su-27 es, ante todo, una ruina financiera para Estados Unidos y Rusia

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Un dron estadounidense se estrelló el martes de esta semana en el Mar Negro después de protagonizar un peligroso encuentro con un caza ruso. Este inesperado episodio, que deja muchas preguntas sobre la mesa y cuyas versiones de lo sucedido difieren según quién las cuente, se ha convertido en el más reciente desencuentro entre Washington y Moscú.

A medida que van pasando los días, más información va apareciendo en escena. Los nuevos datos pueden ayudarnos a intentar entender qué es lo que realmente ha pasado, aunque también cabe la posibilidad de que nunca lo sepamos. Sin embargo, algo ha quedado en claro en todo este asunto: los dos países perdieron dinero. La pregunta es saber cuánto.

Un incidente, diferentes versiones

Para calcular cuándo dinero público se ha esfumado por parte de Estados Unidos y Rusia debemos recurrir a sus versiones. Desde El Pentágono afirman que dos cazas rusos Su-27 arrojaron combustible sobre un dron MQ-9. Esta aeronave no tripulada, según explican, realizaba actividades de vigilancia de rutina sobre el Mar Negro en el espacio aéreo internacional.

El relato estadounidense señala los cazas rusos volaron cerca de su dron durante unos 30 o 40 minutos. Después, uno de los cazas “golpeó la hélice del MQ-9”, lo que obligó a las fuerzas armadas propietarias de la aeronave a derribarla en aguas internacionales. Para Washington la situación fue de tal peligro que ambos aviones se podrían haber estrellado.

Ahora veamos la versión rusa. El ministerio de Defensa del país asegura que dron MQ-9 entró en un área que se encontraba “fuera delos límites” y volaba con los transpondedores apagados. Por consecuencia, se enviaron cazas para interceptarlo. Sin embargo, no fueron estos los que provocaron que el aparato estadounidense acabara sumergido en aguas internacionales, sino una “maniobra brusca”.

“Como resultado de una maniobra brusca, el dron estadounidense entró en un vuelo incontrolable con pérdida de altitud y se estrelló en superficie del agua”, dijeron las autoridades de defensa del país dirigido por Vladimir Putin. Explican, además, que si bien los cazas rusos se acercaron para interceptar del dron, no usaron sus armas y no “entraron en contacto”.

Estados Unidos, de primeras, el que más ha perdido

Pese a que las versiones de los países involucrados no coinciden en muchas cosas, sí lo hacen en dos puntos elementales. Estados Unidos perdió un dron y Rusia consiguió aterrizar sus cazas. De primeras, el gran perdedor en esta historia, desde el punto de vista económico, es Washington, ya que su dron es una carísima arma de guerra.

Los MQ-9 Reaper poco tienen que ver con los drones comerciales, e incluso con los avanzados drones kamikaze que participan en la guerra que se esta librando en Ucrania. Se trata de aeronaves de vigilancia y ataque que funcionan gracias al trabajo coordinado de diferentes componentes. Las estaciones de control y los satélites se encargan de mantener la comunicación.

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Captura del vídeo desclasificado y publicado por el Mando Europeo de Estados Unidos

Según explica la Fuerza Aérea de Estados Unidos, todos estos datos son recibidos por un piloto que es el encargado de controlar la aeronave y por otro miembro de las fuerzas armadas que tiene bajo su control las armas y sensores. El coste de estos drones avanzados es de unos 32 millones de dólares cada uno, aunque a estos se le debe sumar el armamento.

Cada aparato puede transportar hasta cuatro misiles aire-tierra AGM-114 Hellfire (150.000 dólares cada uno) y dos bombas guiadas por láser GBU-12 Paveway II de 230 kg (21.000 dólares cada una). Se desconoce, eso sí, si el dron iba armado al momento de protagonizar el conflicto en el Mar Negro, pero podemos ver que el armamento no es nada barato.

En cuanto a los cazas rusos, estos han sido identificados como Sukhoi Su-27, un avión de combate de cuarta generación cuyas características lo ubican como competidor directo de los F-14 Tomcat y F-15 Eagle estadounidenses. Cada unidad tiene un precio estimado de 30 millones de dólares y también puede llevar armas cuyo precio no está del todo claro.

Ahora que tenemos los datos sobre la mesa podemos preguntarnos, ¿cuándo dinero perdió cada uno? Estados Unidos perdió varios millones de dólares por el MQ-9 Reaper perdido y, en caso de que hubiera estado armado, tendríamos que sumarle el coste de las unidades de ataque a bordo.

Un punto delicado que no debemos dejar fuera de los cálculos es la posibilidad de perder de vista tecnología delicada. Rusia ha dicho que intentará recuperar los restos de dron, aunque desde Washington han asegurado que creen que eso no será posible.

En el caso de Rusia, ha sido el propio Pentágono el que ha confirmado que los cazas rusos consiguieron aterrizar, aunque ha advertido que probablemente uno de ellos haya sido dañado durante el encuentro con el dron estadounidense. En este punto, no estaríamos ante una pérdida sustancial, pero sí de los gastos asociados a las reparaciones necesarias.

Imágenes: Fuerza Aérea de Estados Unidos | Captura del vídeo desclasificado y publicado por el Mando Europeo de Estados Unidos | Dmitriy Pichugin (Wikimedia Commons)

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