A comienzos del siglo XX, dos amigos visionarios hicieron una apuesta sobre la tecnología de propulsión que regiría el futuro. Henry Ford apostó por los combustibles líquidos, y Thomas Edison por el coche eléctrico. Ha tenido que pasar un siglo, pero parece que Edison estaba en lo cierto.
El vehículo eléctrico, aunque presente incluso años antes que el de combustión, ha sido la inspiración de futurólogos, prospectores y ekísticos a partes iguales. Prácticamente no ha habido un escritor de ciencia ficción o científico que no se haya postulado a favor de esta tecnología en el futuro.
Aunque seguro que no esperaban una solución como la que han desarrollado los ingenieros de TEV Project, cuya confundadora, Caroline Jones, explica en el siguiente vídeo:
Tecnologías de último nivel como el vehículo eléctrico, la conducción autónoma y el aprovechamiento de la energía solar para la carga por contacto o platooning, entre otras, se dan la mano para crear un nuevo tipo de conducción en el que el coche se recarga con el propio desplazamiento por la vía. ¿Pero cómo hemos llegado a este tipo de movilidad y en respuesta a qué problemáticas?
La ekística de las ciudades sin límite, y el _problemilla_ de los asentamientos humanos
Aunque parece antiguo (quizá por venir de una palabra griega, _οἰκιστικός_) la ekística nació en 1942 de la mano de Constantinos A. Doxiadis. Este arquitecto se dio cuenta, tras observar los desplazamientos masivos de inmigrantes cruzando las ciudades griegas, de que los asentamientos humanos podían examinarse desde multitud de puntos de vista para solucionar sus problemas.
También de Doxiadis es la palabra _ecumenópolis_, que el cine fantástico estadounidense llamó _megaciudad, megapolis_ o _megalópolis_. Constantino pensaba que poco a poco el planeta se cubriría de ciudades que lo taparían por completo. No es de extrañar, ya que durante décadas le encargaron proyectar la fusión entre ciudades. Como la de Islamabad y Rawalpindi, en Pakistán.
Este concepto ha sido explotado en muchos libros, como _¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?_, de Philip K. Dick en 1968; o _La guerra interminable_, de Joe Haldeman en 1975. Pero también tenemos ejemplos en películas, como _El quinto elemento_ (1997) o _Star Wars: La Amenaza Fantasma (1999)_.
Planificar y construir una ciudad no es nada fácil, y no hay nada más que ver nuestras caóticas urbes. Pero hacerse cargo de una existente y mejorarla es aún más complicado porque no vale arrasar con lo que había: hay que jugar con las piezas que nos han ido dejando en el pasado.
El futuro de la movilidad será mixto
Para nuestra desgracia –qué divertido sería pilotar un coche, como ocurre en las dos películas anteriores– la civilización sigue anclada el suelo. Volar, energéticamente hablando, es muy caro, y alternativas como el Terrafugia o el AeroMobil todavía no han despegado.
Lo que nos lleva a las carreteras. ¿O deberíamos decir _vías_?
El coche eléctrico se perfila como el futuro. Pocos dudan sobre su legitimidad, pero sí existe el temor de quedar sin batería pasados los 300 km de conducción ininterrumpida. Algo que puede ocurrir en viajes, incluso cuando estos son cortos. Aunque los fabricantes consiguen mejoras de batería año tras año, se perfilan alternativas futuras.
Como propuso Robert Colangelo, fundador de Green Sense Farms, lo más probable es que el futuro sea mixto. Aunque hablaba sobre el futuro de la alimentación, ponía el símil en que «_hace años los vehículos funcionaban con gasoil. Ahora mira: tienes vehículos de hidrógeno, enchufables eléctricos, híbridos, diesel, high-mile-per-gallon gas..._». Todas las tecnologías parecen tener su nicho de mercado, aunque este sea pequeño.
Es en este mismo marco donde locuras maravillosas como el túnel Hyperloop One de Musk encajan. Lo que ahora son horas de viaje serán minutos para una tecnología que quizá nos haga olvidarnos del cielo. Incluso es posible que haya una sinergia interesante entre el H1 y el vehículo privado.
También viene pisando fuerte el vehículo autónomo, que será una realidad en las carreteras en un par de años. Ya tenemos por ahí algunos Tesla circulando desde hace tiempo, así como el Waymo de Google.
Este vehículo dependerá en buena medida de su conexión a Internet. Por lo que también habría que mencionar –aunque sea de pasada– el vehículo conectado y el _platooning_, o la cadena de vehículos para reducir el coeficiente de rozamiento aerodinámico.
También con camiones de por medio, y con una idea que se descartó hace décadas en las ciudades, surgen proyectos como este de Siemens, que pretende alimentar mediante un pantógrafo y catenaria las autopistas.
¿Y si lo metemos todo en una batidora?
Las _ideas locas_ son las que cambian el mundo. Pero todavía son más divertidas si colapsan todas en una única gran idea y aprovechan todas las sinergias de cada sistema en uno solo.
Es lo que debieron pensar los profesionales de la talla de Caroline Jones y que trabajan con TEV Project, una organización dedicada a las autopistas del futuro que, aglutina muchos de los elementos anteriores y añade: Scalextric. Esta compañía propone un carril rápido con un mix de tecnologías que hasta hace unos días eran vistas como ciencia ficción incluso para los más atrevidos. Así funciona y estas son sus ventajas:
- Los vehículos que recorrerán este carril serán vehículos eléctricos , con todas las ventajas de mantenimiento y consumo que ya tienen (y las que consigan en un futuro).
- Dirán adiós al miedo a la autonomía gracias a que recargarán durante la marcha usando un sistema eléctrico de tipo _Scalextric_. Así será posible conducir a lo largo de cientos de kilómetros sin preocuparse del _depósito_.
- Gran parte de la energía vendrá de placas solares colocadas sobre el carril. El que sea energía renovable de producción en continua (y consumo continuo) o que la generación y consumo estén tan cerca harán que su impacto, comparado con la conducción actual, sea muy bajo.
- Se integrarán con tecnología de conducción autónoma , por lo que el ocupante ganará tiempo a bordo del vehículo y no será necesario hacer paradas para descansar cada pocas horas.
- Gracias a técnicas de platooning se corregirá el consumo (que hemos visto que ya era bajo) a valores ínfimos.
A cuantas más tecnologías añadidas, más ventajas y menos carencias. Y este tipo de carretera tiene muchas tecnologías.
Sin duda el futuro tiene mucho que decir sobre este tipo de soluciones, en las que seguro que se irán integrando nuevas propuestas de manera gradual. Como que los paneles solares alimenten con el excedente a los pueblos de alrededor, o que la propia carretera sirva de conexión a Internet de alta velocidad.
Imágenes | iStock/100pk, European Truck Platooning Challenge, iStock/chombosan, Limulus (1) y (2)
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