Generals Motors, empresa minera: cómo la industria del coche está virando cada vez más a extraer metales

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A los fabricantes de vehículos se les está poniendo cara de compañías mineras. La transición ya en marcha hacia un nuevo modelo de movilidad, más “verde”, alejado de las emisiones de CO2 y que se apoya básicamente en los automóviles eléctricos, ha enfrentado a los gigantes del sector a un reto clave: garantizarse el suministro de minerales. Más coches eléctricos (VE) equivale a más baterías. Y más baterías supone una mayor necesidad de litio, cobalto o níquel. Las grandes marcas lo saben y ya han movido ficha. General Motors (GM) deja un ejemplo reciente.

Además de en cadenas de montaje, nuevos modelos y tendencias de mercado, los directivos del gigante estadounidense piensan cada vez más en... minerales.

¿Qué ha hecho General Motors? Ganar peso en un negocio en principio tan alejado de su nicho como el de la minería. Hace días Bloomberg desvelaba que la compañía está compitiendo por una participación en la unidad de metales básicos de Vale, la antigua Companhia Vale do Rio Doce, corporación brasileña centrada en los metales y la minería. Quizás resulte chocante, pero tiene su lógica: un posible acuerdo facilitaría el acceso de GM a recursos como cobre y níquel.

En noviembre, GM reconocía que uno de sus objetivos era reducir el coste de las células de baterías y había sumado a Vale a su lista de proveedores de materiales. Según se detalló entonces, a partir de 2026 la firma brasileña le suministrará desde una planta de Quebec sulfato de níquel, clave en los cátodos de las baterías.

¿Es su primer movimiento? En absoluto. En enero GM ya compró una participación de 650 millones de dólares en Lithium Americas para impulsar el desarrollo de una mina en Nevada y en otoño había invertido cerca de 69 millones a Queensland Pacific Metals, de Australia, compañía dedicada al níquel y cobalto. La estrategia de GM —precisa Bloomberg— se diferencia así de otras compañías de la automoción interesadas como ella en garantizarse el acceso a materiales, pero que en vez de comprar participaciones optan por suscribir acuerdos.

“Seguiremos trabajando con muchas personas en la industria, especialmente en litio y otros minerales críticos”, explicaba hace poco, durante una entrevista, la CEO del fabricante de vehículos, Mary Barra. El objetivo de la compañía es claro: posicionarse para disfrutar de una “ventaja competitiva” frente a sus rivales.

¿Y el objetivo final? Lo ha dejado bastante claro el presidente de GM, Mark Reuss: la compañía quiere convertirse en uno de los protagonistas de la movilidad eléctrica. A principios de 2022 su objetivo pasaba por vender 400.000 eléctricos en dos años en América del Norte y si bien las previsiones acabaron desinflándose, la empresa ha apostado con fuerza por el mercado y trabajado en su ecosistema.

En 2021 Barra se marcaba  el objetivo de vender tantos coches eléctricos como Tesla en EEUU en 2025. Por lo pronto y según los datos de InsideEVs, la compañía entregó 39.096 vehículos totalmente eléctricos en Estados Unidos a lo largo de 2022, lejos de las cifras que maneja la compañía dirigida por Elon Musk.

¿Es GM un caso aislado? La respuesta vuelve a ser “en absoluto”. Aunque cada compañía puede tener su propia estrategia, a lo largo de los últimos meses y años se han registrado movimientos en el sector de la automoción precisamente para lo mismo que busca GM: garantizarse el suministro. A mediados del año pasado Ford llegaba un acuerdo para el abastecimiento de litio de una explotación australiana que —al menos en verano— esperaba empezar a producir ya a partir de 2024.

¿Hay más casos? Sí. El listado sigue: Volkswagen llegó a un pacto para formar una empresa conjunta de 3.000 millones con Umicore para materiales de cátodo, Stellantis ha invertido en Vulcan Energy, Tesla se hizo con una parcela en Nevada para extraer metales y hace años Toyota desembolsaba también una suma relevante para hacerse con una participación en una firma minera.

Otra estrategia consiste en convertirse en comprador prioritario. La meta está clara: un suministro tranquilo y no quedar al albur de los vaivenes de precios del mercado, los mismos que en su día ya llevaban a quejarse públicamente a Musk.

Imagen de portada: GMC

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