El ojo humano es un órgano muy complejo. En su complejidad radican parte de sus capacidades, pero es el origen de problemas, y es que estudiar los ojos no es tarea fácil. Esto implica por ejemplo que el ojo sea uno de los órganos que no podemos trasplantar. Eso puede cambiar algún día, y es que un grupo de científicos ha conseguido que células de la retina de una persona fallecida sean capaces de “ver” la luz. El nuevo estudio, publicado en la revista Nature, nos da nuevas pistas sobre la vida y la muerte en este órgano tan singular y fuera de él.
El origen: Cerebros de cerdos. El origen del estudio tuvo que ver con un experimento anterior en el que científicos lograron mantener con vida cerebros de cerdos tras su muerte. Los científicos que encabezaron este experimento explican que esto les inspiró a probar algo semejante en los ojos humanos.
La retina humana. Y es que las retinas humanas son tanto parte del ojo como parte del sistema nervioso central, por lo que lo aprendido en el primer experimento podría resultar de gran utilidad. El estudio ocular se realizó concretamente en las células fotorreceptoras de la mácula, la parte de la retina vinculada a la visión central y a la visión de colores y detalles. El experimento logró su objetivo de “despertar” estas células después de la muerte, según explica la biomédica de la Universidad de Utah, Fatima Abbas, autora del estudio.
¿Qué pasa (en los ojos) después de la muerte? Las primeras pruebas lograron hacer que estos fotorreceptores se reactivaran, pero el equipo quería ir más allá, querían hacer que estas células se comunicaran. Para ello tuvieron qué preguntarse qué es lo que pasa con las células después de la muerte que no las permite funcionar.
Encontraron que la hipoxia, o falta de oxígeno, era el fenómeno que afectaba al experimento. Por eso trabajaron en reducir al máximo el tiempo entre el fallecimiento de los donantes y el estudio. Con ello lograron registrar, por primera vez en el ojo de una persona fallecida, la señal emitida por estos fotorreceptores, llamada “Onda b”.
Entre la vida y la muerte. Los fotorreceptores brevemente resucitados son neuronas, lo cual da una nueva dimensión al estudio fuera del campo de la visión. Los autores nos solo señalan que el estudio puede tener aplicaciones en otras zonas del sistema nervioso central, sino que pone en cuestión la concepción presente de lo que es la muerte como un proceso desencadenado por la pérdida irreversible de actividad neuronal.
Te doy mis ojos. Hoy por hoy no es posible trasplantar ojos, pero esta investigación puede ayudar a mejorar los trasplantes de retina, un procedimiento muy limitado hoy por hoy. Sin embargo aún queda un largo camino hasta llegar a esto. Quizá estos avances logren paliar los curiosos obstáculos a los que se pueden llegar a enfrentar los pacientes con problemas de visión.
Mejorar el estudio de los ojos. Por ahora los autores del estudio señalan que éste permitirá avanzar en el estudio de los ojos y la vista. Un problema al que se enfrentan los investigadores de este campo surge por las diferencias entre el ojo humano y el ojo de animales que habitualmente se usan para el estudio médico. A esto se añade que la muerte cerebral afecta a las neuronas existentes en el ojo, dificultando el estudio de la retina en ojos humanos. Puede que incluso nos ayude a comprender un poco mejor qué es lo que hay en la frontera entre la vida y la muerte.
Imagen | Victor Freitas
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