Tras décadas luchando la enfermedad de Lyme, hemos decidido cambiar de enfoque e ir directamente a por las garrapatas

La pastilla, aún experimental, quiere nivelar el terreno de juego mientras conseguimos desarrollar la vacuna

Erik Karits Ktfi0m12wgc Unsplash
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A mediados de los años 70, en varios pueblos del sur de Connecticut, decenas de niños empezaron a caer enfermos. Todos los síntomas apuntaban a artritis remautoide juvenil con sus articulaciones hinchadas, rígidas y dolorosas; pero no podía ser. La ARJ es una enfermedad autoinmune, de herencia esquiva y que nunca había provocado un brote así.

Temiéndose lo peor, el Departamento de Salud del estado encargó a David R. Snydman y, desesperado, este recurrió a la vecina Universidad de Yale. Allí, Allen Steere cogió el caso y se entrevistó con 39 niños de la comarca de Lyme.

El resultado fue que el mayor experto en artritis remautoide infantil de la zona, fue incapaz de sacar nada en claro.

Una curiosidad en la piel. La única curiosidad es que aproximadamente una cuarta parte había notado un eritema extraño en la piel antes de experimentar otros síntomas. Y, comentándolo en los pasillo, un profesor europeo que estaba de paso por Yale recordó unas manchas parecidas comunes en el norte de Europa y que, según se decía, estaban asociadas con las garrapatas.

Aunque la idea tenía sentido por el lugar donde habían aparecido las manchas en la piel, la mayoría de pacientes no recordaba haber sido mordido por nada y los análisis de sangre (buscando anticuerpos para más de 38 enfermedades relacionadas con las garrapatas) dieron negativo.

Sin embargo, buscando información sobre la enfermedad europea, descubrió que respondía a la penicilina y decidió probar a tratarlos. Unos años más tarde, en 1982, se aisló la bacteria que estaba causando todo: una espiroqueta.

¿Qué estaba pasando en Lyme? Desde entonces, nuestra comprensión de la enfermedad ha mejorado muchísimo. Se trata de una infección bacteriana transmitida por ciertos tipos de garrapatas. Los primeros síntomas son ligeros y, por eso mismo, son ignorados con frecuencia.

Sin embargo, si no se trata a tiempo puede acabar desarrollando numerosas complicaciones cardíacas, dermatológicas, muscoesqueléticas y del sistema nervioso. Y, unos seis meses después, una artritis inhabilitante y, más tarde, trastornos neurológicos graves.

El tratamiento es sencillo, la prevención un infierno. Si se pilla a tiempo, basta un sencillo tratamiento con antibiótico para solucionar el problema, pero como digo los síntomas son tan leves al principio que puede pasarse por alto. Y, como no tenemos métodos preventivos, la única manera de encarar el problema es estando atentos. Algo que es mucho más fácil en países con sistemas públicos de salud, que en países donde no los hay.

Es verdad que Pfizer está trabajando en una vacuna, la VLA15 (actualmente en la fase 3). Pero poco más.

Otro enfoque un poco más... radical. Una farmacéutica californiana, Tarsus Pharmaceuticals, está trabajando en una píldora (similar a la que ya existe para los perros y gatos) que se centra en proteger al que la consume de la forma más radical posible: matando a la garrapata.

Como "en la mayoría de los casos, es necesario adherir  Probablemente no. Si Pfizer consigue sacar adelante la vacuna, los resultados serían mucho mejores. Pero para poblaciones de riesgo, una pastilla como esta puede suponer un antes y un después.  sanguínea acabara con ellas.

Tarsus ya ha hecho avances con compuestos así para tratar la blefaritis, una inflamación de párpados causada por ácaros. Así que decidieron probar con garrapatas y los resultados, aunque aún en fase II, no puede ser más prometedores: ningún efecto adverso grave, muerte rápida de la garrapata y un efecto de un mes.

¿Es esta la solución definitiva ala enfermedad de Lyme? Probablemente no. Si Pfizer consigue sacar adelante la vacuna, los resutlados serían mucho mejores. Pero para poblaciones de riesgo, una pastilla como esta puede suponer un antes y un después.

Lo interesante, más allá de la pastilla en sí, es ver cómo la investigación médica y farmacológica sigue pensando "fuera de la caja" constantemente buscando soluciones innovadoras a problemas que nos llevan persiguiendo durante siglos y siglos.

Imagen | Erik Karits

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