Es improbable que cuando Microsoft creara Excel hace treinta años estuviera pensando en imaginativos artistas pictóricos. La herramienta nació como una fórmula contable superior a todas las existentes por entonces, y se estandarizó en las oficinas de medio mundo. Se convirtió en un símbolo del gris, aburrido, poco imaginativo trabajo administrativo.
Sin embargo, en un tiempo en el que las herramientas tecnológicas aún eran precarias, Excel también se presentó como una forma de dar rienda suelta a creatividades particulares. Es el caso de Tatsuo Horiuchi, un artista japonés que hoy suma 77 años y cuyo grueso productivo se ha centrado en el dibujo de detalladísimos y coloridos cuadros con Excel. Como suena: Horiuchi imagina paisajes y no los traslada a un lienzo, no los lleva a Illustrator. Los plasma en Excel.
¿Cómo? Su técnica es su secreto, claro, pero hay algunos trucos que sí han salido a la luz gracias a su especial talento. El principal es la utilización de figuras, vectores y degradados (una opción que todos los niños de los noventa recordarán con agrado), herramienta que le permite dibujar hojas de colores otoñales y cisnes de aspecto señorial. La sencilla función de relleno y el carácter estable de las casillas de Excel, modificables y virtualmente infinitas, hicieron el resto.
Horiuchi inició su andadura como pintor de Excel hace trece años, cuando se jubiló y encontró pocos retos en su horizonte cercano. Por aquel entonces no existían tantos programas abiertos para el dibujo y la ilustración, así que Horiuchi optó por los que venían por defecto en su ordenador. Los de Office. Probó con Paint, según cuenta, pero era demasiado complejo (no le culpamos, pero hay otros que sí hicieron auténticas obras de arte con el mítico programa). Lo intentó con Word pero era demasiado caótico.
Así que se quedó con Excel. Desde entonces ha pintado centenares de cuadros, la mayor parte de ellos centrados en los paisajes de Japón y en sus costumbres y tradiciones. Lo extraordinario de su caso le ha elevado a un pequeño altar de la cultura freak digital, y le ha valido diversos reportajes, recopilatorios y vídeos en los que se explora su personalidad, lo raro de su empresa y lo singular de sus trabajos. Trabajos que, como es lógico, han mejorado mucho con el paso del tiempo.
Hoy, los cuadros de Horiuchi son auténticos ejercicios de virtuosismo pictórico (si pensamos que han sido realizados en Excel): el grado de detalle, las capas de colores, la viveza de las imágenes retratadas y la tranquilidad y el sosiego que transmiten son algunas de sus principales virtudes. Por supuesto, muchos de estos lienzos han sido impresos y expuestos, y él mismo los guarda en su casa. A Horiuchi le deseamos que siga dibujando cuadros tan bonitos en un lugar tan inesperado durante muchos años.
He aquí algunas de sus obras más destacadas.