Las ruinas de la nieve: el mapa de las estaciones de esquí que una vez poblaron España y que hoy están abandonadas

De La Mogorrita a Valcotos o Tarna: así eran algunos de los proyectos frustrados para amantes de la nieve

Nieve
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No corren buenos tiempos para el esquí. La escasez de nieve, que ha dejado el Pirineo, la Cordillera Cantábrica y el Sistema Central-Ibérico, con mucha menos superficie blanca que hace un año, no se lo ha puesto fácil a los aficionados a deslizarse con tablas de snow o esquís. El sector se ha visto obligado a suspender marchas, suprimir actividades, retrasar aperturas y adelantar cierres de temporada o resignarse a una merma sensible de ingresos. Hay negocios que directamente ya buscan reinventarse, variar su apuesta y convertirse en estaciones de montaña.

Otros han ido quedándose en el camino con los años, bien por falta de inversión, proyectos que no llegaron a concluirse o crisis de las que no lograron reponerse. Juntas conforman el otro mapa de las estaciones españolas, las abandonadas.

Un país para esquiar. Quizás la escasez de nieve se lo esté poniendo difícil al sector durante las últimas temporadas, pero nuestro país puede presumir de tener un mapa de estaciones de esquí bien nutrido. Turismo de España identifica 33 de "primer nivel" repartidas a lo largo y ancho de la península, del Pirineo aragonés a Andalucía. En la lista se incluyen algunas de las más populares, como Aramón Formigal-Panticosa, Baqueira Beret o Sierra Nevada.

En 2021-2022 el portal Statista contabilizaba algunas más, casi 40, la inmensa mayoría dedicadas a la práctica de esquí alpino. Por la geografía patria se reparten sin embargo unas cuantas "pistas fantasma", instalaciones que con el tiempo han pasado de ser destinos para los amantes de la nieve a estaciones abandonadas. El motivo: desde la escasez de nieve a la falta de inversión, el efecto de la crisis o incluso cambios en la apuesta de sus promotores que las hizo caer en el olvido.

Las tres décadas de La Mogorrita. En 2019 la marca Red Bull realizó un listado con una decena de estaciones de esquí españolas que habían quedado abandonadas. La primera era La Mogorrita, en la provincia de Cuenca, una antigua pista que tuvo su momento de gloria entre los 70 y 80 y que en sus buenos tiempos sumó incluso dos telesquíes. La instalación llegó a acoger a 500 aficionados.

Ni aquel recuerdo, ni las tres décadas de actividad, ni los esfuerzos del club que lo impulsaba pudieron despejar sin embargo su futuro. Las dificultades para atender la demanda y las elevadas inversiones que necesitaba para actualizarse acabaron marcando el destino de la pista en a principios de la década de 1990.

En 2022 la SER realizó una visita a la zona y comprobó que, si bien podía distinguirse su vieja pista, despejada, de 500  de largo por 50 de ancho con un desnivel de 120, no quedaban restos ya de los telesquíes, los cables ni los motores Land Rover que permitían accionarlos. Gracias a su ubicación y senderos, el pico de la Mogorrita, a 1.865 m de altitud, es aún un destino popular por sus vistas.

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El ejemplo de Valcotos. El de la estación de esquí Valcotos, en la Sierra de Guadarrama, fue un caso especial. La instalación funcionó también durante varias décadas, entre 1969 y 1999, y llegó a contar con media docena de pistas de esquí alpino que abarcaban una superficie de más de 24 hectáreas, además de 11 líneas de remonte y numerosos postes de tendido y construcciones; pero a finales de los 90 la zona sufrió un cambio radical: como recuerda El País, la Comunidad de Madrid decidió expropiarla e iniciar una ardua labor de regeneración.

Primero los técnicos desmantelaron, demolieron y retiraron la infraestructura de la estación y luego se emprendió un programa repartido en varias fases durante el que se controló la erosión, recuperó la red hídrica y regeneró la vegetación.

"A cualquiera que le digas que aquí había una estación de esquí no se lo cree", comentaba en 2021 a El País Pedro Rodríguez, quien en su día aprendió a esquiar en aquellas pistas y más tarde participó en las labores de recuperación ecológica. Gracias a esa labor se desmontaron 5.750 m de remontes y decenas de pilonas y edificios, aunque en la zona se mantenía también espacio para deportes, como el uso de trineos, snowboard o esquí. En la historia de la estación jugó un papel clave la creación del Parque Natural de Peñalara y la protección que daba a los terrenos.

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El fugaz Puerto de Tarna. En el Puerto de Tarna, en la Cordillera Cantábrica, la misma por la que se reparten San Isidro, Manzaneda o Valle Laciana-Leitariegos, llegó a funcionar durante cierto tiempo una estación de esquí. Nevasport recuerda que disponía de dos remontes que permitían disfrutar de cotas que rondaban entre los 1.500 y algo más de 1.700 metros. Todo rodeado por un paraje único.

El año pasado la web Digital de León le dedicó un reportaje en el que recordaba cómo a mediados de los 50 el negocio de la nieve atrajo el interés de los inversores y movilizó a las autoridades leonesas, que alcanzaron el acuerdo de impulsar dos estaciones, una en el puerto de San Isidro y otra en Tarna. La primera prosperó. La segunda no tuvo tanto éxito. Acabó en el olvido y, como recoge el diario leonés, dejó el recuerdo de "la otra estación de esquí" que pudo sumar la comunidad.

La huella de Golobar. Mejores tiempos vivieron también las pistas de La Collada de Golobar, en Palencia. Al igual que en los casos anteriores, disfurtaron de su esplendor durante la segunda mitad del siglo XX. "La zona de esquí discurría por el valle del río Camesa, con pistas frente a la sierra de Hijar, frente al pico Cuesta Labra, en una zona denominada 'Loma', con cotas entre 1.606 m y 1.425 m. Allí se instalaron dos telesquís y un telebaby movidos por un motor de gas-oil que han sido utilizados durante distintas épocas, la última en los 90", relata El Rincón de Golobar, que recuerda que finalmente no se llegó a construirse la estación y las instalaciones que había en la zona acabaron desmantelándose en 2009.

Hace un año El Norte de Castilla publicaba que la Diputación de Palencia estaba intentando rehabilitar el refugio de Golobar, en Brañosera, con el fin de convertirlo en un alojamiento de montaña para turistas. De hecho llegó a licitar el contrato con un presupuesto de 106.000 euros. En la zona había un edificio abandonado que, como recordaba el diario, permanecía como herencia de un proyecto del 77.

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La estrella fugaz de La Tuca. Situada en Lleida, la estación de La Tuca disfrutó de una existencia más o menos efímera, cerca de una década y media. Se inauguró en 1974 y cerró a finales de los 80. En 2005 la web Nevasport le dedicó una amplia crónica en dos entregas en la que explicaba que hay referencias a las pistas ya a comienzos de los 70, si bien no se inauguró como estación hasta tiempo después, en 1974, cuando arrancó con dos telesillas, tres telesquíes y un telebaby.

Aquella fue su primera temporada. La última fue la del 88-89, cuando echó el cierre por un cúmulo de factores entre los que se incluyeron las decisiones de la dirección, años escasos en nieve o errores en el trazado de los remontes y pistas. Desde entonces ha habido iniciativas para reactivarla y en julio de 2023 la misma web informaba de que la antigua estación de esquí Era Tuca volvía a activarse, aunque con un nuevo enfoque: reconvertida en un parque de saltos para bicis.

Imagen | Guillén Pérez (Flickr)

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