A escasos 28 días de estrenarse, el serial de época Los Bridgerton ha sido visto en 82 millones de hogares destronando a The Witcher como la serie más popular. Según Netflix se trata de su nuevo mejor estreno de la plataforma y así lo han hecho saber a bombo y platillo decenas, cientos de medios sobre cine y TV de todo el mundo que han convertido en noticia la nota de prensa. En parte porque es un hecho importante para el sector, porque cualquier cosa que lleve Netflix o Disney+ en el titular genera una buena cantidad de clics y también, no hay que olvidarlo, por cierta inercia que tal vez habría que replantearse.
No dudo del hit que ha sido BRIDGERTON pero tengo muchos problemas con que los medios hablen así de ello: los datos los da Netflix, no hay medición de audiencias externa y en los 82mill. de visionados se incluye a todo el que haya visto 2 minutos o más de la serie. ¿Info o publi? pic.twitter.com/FdiEROCAT9
— Endika Rey (@Michi_Panero) January 27, 2021
Qué quieren decir 164 millones de minutos. Como muchos ya saben, lo que desde hace un tiempo Netflix considera como "visionado" es que alguien se haya conectado al menos dos minutos de cronómetro al producto seleccionado. Es decir, que para una serie que dura ocho horas, al emporio del streaming le basta con que hayas consumido mucho menos de un 1% de su contenido para convertirte en espectador en su conteo. Además, tendríamos que fiarnos de la buena fe de Netflix a la hora de filtrar estos datos, ya que la plataforma no permite a ningún observador externo chequear sus afirmaciones.
Y aun con esas. Netflix es la plataforma más transparente. Meses atrás hubo un debate en el mundo de la exhibición sobre qué había pasado con el estreno digital de Mulan. Por tema pandémico Disney+ decidió pasar un blockbuster de 200 millones de dólares a su app online a un coste de 22€ por cuenta. Un movimiento muy arriesgado. Después de su estreno virtual, y al no tener datos contrastables, los fondos de expertos aventuraron tanto que la jugada había sido un éxito como un fracaso como algo que se habría quedado entre medias.
Los mensajes de congratulación de la compañía tampoco dejaban adivinar qué tal les había ido.
Ha pasado más veces y, si nadie hace nada, seguirá pasando. En la junta con sus inversores para hablar de la marcha de la compañía, el CEO de Disney, Bob Chapek, sólo fue capaz de decir que Hamilton, el supuesto mayor éxito del año en la plataforma, había atraído a "millones de espectadores". Apple dijo que Greyhound, su peli propia de Tom Hanks, había sido "el mayor éxito de Apple TV Plus hasta la fecha" y que "su audiencia estaba a la par con la de un éxito de taquilla de verano". Hulu dijo que Palm Springs "batió récords obteniendo más horas de visualización en sus primeros tres días que cualquier otra película en el servicio durante ese período".
Decenas de números vacíos que existen en una burbuja sin referencias métricas comunes.
Pero si nadie dice sus cifras, ninguna importa, ¿no? No exactamente, porque hay un factor especulativo con consecuencias en el mundo real: la bolsa. Son cada vez más los agentes en juego en el entorno VOD, pero sin forma de comparar entre ellas es muy difícil saber quién se está tirando el pisto y quién no. Pongamos por caso Disney+, quien en su último y bombástico anuncio a final de año describió su agresivo "giro al streaming". ¿Estará esto justificado en los datos internos que manejan? ¿Significa eso que Mulan sí ha ido bien y el futuro es The Mandalorian? ¿O será algún tipo de estrategia de márketing que pase por inflar temporalmente lo muy bien que les marcha este departamento?
La compañía del ratón sobrepasó sus expectativas de suscripción a la app en la mitad del tiempo previsto. ATT anunció que tras el lanzamiento de Wonder Woman en HBOMax alcanzaron sus objetivos de suscripción dos años antes de lo pensado. Apple no ha querido filtrar datos, pero el discurso es el mismo en todos los casos: "Somos el número uno". Nadie para de crecer, y aún con todo Netflix, ahora mismo el indiscutible rey de todos ellos, no para de aumentar y aumentar su deuda, que ya supera los 15.000 millones de dólares.
La factura. Mientras tanto (y si descontamos el alcismo coyuntural derivado del troleo a Wall Street por parte de traders que está ahora mismo ayudando a AMC) a las empresas del entretenimiento audiovisual que sí auditan sus cifras desde hace décadas les está pasando factura. Ningún sistema métrico es perfecto, pero si todos se acogen a él, como pasa en la televisión, tenemos datos como que el año pasado un 12% menos de individuos de 18 a 49 años vieron la tele, o que a HBO (la cadena de tele), Showtime y Cinemax les ha ido bastante mal. También sabemos que, por el coronavirus, la venta de entradas en los cines está siendo calamitosa.
La cuestión es si el secretismo de cómo va realmente el ocio en las VOD podrá hacer que los inversores le den la espalda más de lo debido a cadenas de exhibición que, cuando todo vuelva a la normalidad, seguirían siendo un modelo muy beneficioso. Porque, pese a lo que a veces pueda parecer, un estreno en salas de un blockbuster es 10 veces más lucrativo que el modelo Netflix. Reducido a su mínima esencia, que hay una sospecha de que las guerras publicitarias del streaming puedan hacer que se cierren salas de cine que no tendrían que haber cerrado.
También hay otros damnificados. Son los creadores. Sin cifras en taquilla o índices de audiencia, alguien que haya dirigido o producido un producto será incapaz de negociar para su futura colaboración con el mínimo poder con los jefazos de la plataforma porque ellos le pueden decir lo mismo que su obra ha sido un éxito o un fracaso enseñándole en el iPad una serie de datos escogidos. Está en las tinieblas mercantiles, y quién sabe si el creador podría haber descubierto un tema o una narrativa que sea una mina de oro y sus contratistas se lo oculten para luego llevarse esa producción a otro lado.
Así que, para la próxima vez que los gigantes del streaming acaparen titulares sacando pecho de "cifras", tengamos en cuenta el estrecho marco en el que nos lo ofrecen.