La otra cara de la moneda: los territorios que se quieren unir a otros estados

La otra cara de la moneda: los territorios que se quieren unir a otros estados
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Hace dos días hablábamos de los muchos y muy diversos secesionismos que se encuentran repartidos a lo largo del continente europeo. Es el tema estrella estos días: Cataluña, Escocia, Flandes, Cerdeña. Por aquí y por allá se reparten movimientos independentistas. ¿Pero qué hay de la otra cara de la moneda? Tanto Europa como otros continentes también están repletos de movimientos que, lejos de buscar la separación, buscan la unión. ¿Cuáles y por qué lo hacen?

Este es un pequeño repaso, al igual que el que realizamos sobre los independentismos, a algunos de los más destacados y/o factibles. Y sí: España también tiene su parte de protagonismo.

1. Rumanía y Moldavia

Moldavia Rumania

La historia de Rumanía y de Moldavia tiene lazos en común que se tejen y destejen a lo largo de los siglos. Ambos territorios comparten lengua (en Moldavia, el rumano es conocido como moldavo, un dialecto regional) y han pertenecido a las mismas entidades estatales en el pasado. El último precedente no es muy lejano: tras la Primera Guerra Mundial, Besarabia (a grandes rasgos la actual Moldavia) pertenecía al Imperio ruso. Su caída precipitó que la región solicitará su unión con Rumanía. Lo consiguió, pero fue desgajada del reino rumano tras la Segunda Guerra Mundial.

Cuando la URSS tocó a su fin, las voces políticas en favor de una unificación de ambos países (culturalmente muy próximos, comparten bandera, tradiciones y lengua) fueron cada vez más numerosas. El sueño político no ha sido verbalizado por ningún alto cargo rumano o moldavo, pero sobrevuela el discurso político de tanto en cuanto, de un modo más próximo que el iberismo.

2. Puerto Rico en España

Puerto Rico Espana

La última colonia española, descontando el Sáhara Occidental, aún mantiene ciertos vínculos con su metrópoli del pasado. Aunque algunos puertorriqueños aún se refieren a España como la "Madre Patria", es improbable que la unificación y la incorporación de la isla caribeña como una comunidad autónoma más se cumpla algún día. No en vano, Puerto Rico es un Estado Libre Asociado de Estados Unidos. El más pobre, delcarado recientemente en bancarrota y sin derechos electorales en las elecciones presidenciales del país. Por ello, algunos prefieren buscar otro acomodo.

Es el caso de un reducido grupo de ciudadanos de la isla. Crearon el movimiento Reunificación Puerto Rico con España y desde entonces han obtenido 16.000 "me gusta" en Facebook, además de relizar reuniones. Aquí hay declaraciones de su creador, José Nieves, relativas a dicha idea. ABC, periódico nacionalista español, ha cubierto con frecuencia artículos sobre la posible reunificación.

3. Tirol del Sur en Austria

Tirol Del Sur

El derrumbe del Imperio Austrohúngaro tras la Primera Guerra Mundial no sólo dibujó un complejo panorama nacional y étnico en el Este de Europa. Sus consecuencias se hicieron notar durante décadas, y aún hoy, en el norte de Italia. Es allí donde vive una minoría de población gemerna en la provincia autónoma de Tirol del Sur, un territorio gobernado durante varios siglos por los Habsburgo. Tras la Primera Guerra Mundial, sin embargo, pasó a Italia. Y allí permanece hoy, en contra de la voluntad del movimiento secesionista (e unionista) de Tirol del Sur.

A nivel histórico, Tirol del Sur-Trentino es la otra mitad de la región del Tirol, cuya sección norte está en Austria. La población es culturalmente austriaca y habla de forma mayoritaria alemán. Tiene representación en el parlamento regional por boca de varios grupos políticos, cuyas aspiraciones primero secesionistas y luego unionistas varían en distintos grados.

4. La Gran Albania

Greater Albania

Ya sea como ideario político expansionista promovido desde Albania o como el deseo de las bolsas de población albana de integrarse en el estado albanés, La Gran Albania es uno de los muchos sueños de reunificación étnica que aún perviven en Europa (y con especial tenacidad, en los Balcanes). Es una idea polémica que ha derivado en enfrentamientos político y a pie de calle entre albaneses y sus vecinos. Hace poco, un partido entre Serbia y Albania tuvo que ser suspendido cuando una bandera de la Gran Albania sobrevoló el estadio de Belgrado y se invadió el campo.

El éxodo albanés se manifiesta en minorías étnicas tanto en Macedonia, de las que ya dimos cuenta en este artículo, el norte de Grecia, el sur de Montenegro y Kosovo, donde la mayor parte de la población comparte etnia. La Gran Albania, de amplio recorrido dentro del nacionalismo albanés, se observa con inquietud y desagrado por todos los países afectados.

5. Iberia

Bandera Iberia

Si hay que buscar los orígenes del nacionalismo, debemos mirar fijamente a los ojos resplandecientes y brillantes del siglo XIX. Fue entonces cuando, junto a algunos movimientos de liberación nacional como el griego, se unificaron, en torno a pretextos nacionalistas, los estados de habla germana e italiana. En la península ibérica los procesos unificadores no cuajaron, pero hubo quien soñó con las mieles de Iberia: Portugal y España unidas en un sólo estado ibérico. Huelga decir que ambos países bastante tenían con tenerse en pie por aquel entonces, y que la idea nunca cuajó.

El referente histórico existe y se ubica en torno al siglo XVI, cuando ambos países formaron parte de la misma corona. Desde entonces, pocos movimientos políticos serios han promovido la idea. Intelectuales, sin embargo, muchos. Algunas encuestas recientes muestran que los portugueses no ven la idea con malos ojos. Pero no hay portavoces políticos, más allá de exotismos pintorescos.

6. La Gran Hungría

Greater Hungary

Pese a que la élite dominante de la doble monarquía siempre tuvo una clara raíz germánica, Hungría obtuvo autonomía y prerrogativas sobre sus propios asuntos a lo largo del siglo XIX. No sólo sobre los suyos, sino también sobre los de otros pueblos como el rumano, el eslovaco, el ruteno o minorías germánicas o serbias. Tras la Primera Guerra Mundial, el Reino de Hungría se redujo considerablemente, y muchos húngaros quedaron dentro de nuevos estados rumanos, checoeslovacos, o yugoslavos. La situación se había invertido: ahora ellos eran minorías.

Desde entonces y tras el breve paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, el sueño de la Gran Hungría sobrevuela el espectro político nacionalista (mayoritario durante estos días, para desgracia de los refugiados). Hay miles de húngaros al sur de Eslovaquia con representación política y aspiraciones propias, y lo mismo se puede decir de los húngaros de Transilvania. En plena UE, cualquier acto unificador es inviable, pero el halo de la Gran Hungría pervive.

7. Valonia en Francia

Valonia Francia

Bélgica pude presumir de alberga el mayor número de identidades y preferencias nacionales por metro cuadrado del continente. En un país tan pequeño tenemos manifestaciones en favor de la unidad belga, poderosos movimientos independentistas flamencos, minorías germanas que reclaman más autonomía, un minoritario sentimiento identitario valón y... valones que reclaman la reunificación con Francia. De escaso peso social y político, en cualquier caso. Nos referimos al partido Rassemblement Wallonie France, cuya aspiración es integrar Valonia en el país vecino.

Y también francófono. Sus apoyos son pocos, pero eso no le es óbice para haber dibujado mapas de la nueva unión franco-valona incluyendo incluso a Bruselas, capital histórica flamenca reivindicada, claro, por el independentismo flamenco. Bélgica puede ser un país divertidísimo.

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